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CARTA ENCÍCLICA LABOREM EXERCENS DEL SUMO PONTÍFICE JUAN PABLO II

Enviado por   •  27 de Septiembre de 2018  •  5.427 Palabras (22 Páginas)  •  415 Visitas

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El principio de la prioridad del trabajo frente al capital se refiere directamente al proceso mismo de producción, al cual el trabajo es siempre una causa primaria, mientras que el capital siendo un conjunto de los medios de producción es sólo un instrumento.

El trabajo es más importante que el capital y la técnica, ya que de este nacen estas dos. Capacidad de trabajo requiere de una preparación e instrucción adecuada.

De ningún modo se puede contraponer el trabajo al capital, ni el capital al trabajo. La ruptura de este pensamiento ha tenido lugar en la mente humana después de un largo periodo de incubación en la vida práctica. El error del economismo es considerar que el trabajo humano es simplemente mercancía. Se puede, y se debe, llamar este error fundamental del pensamiento un error del materialismo en cuanto que el economismo.

Este error práctico ha perjudicado al trabajo humano. Este se supera, cambiando la práctica y la teoría, en cuanto la primacía de las personas sobre las cosas. Históricamente siempre ha existido el problema de la propiedad en la producción económica. En este tema la Iglesia se aparta radicalmente del programa del colectivismo, proclamado por el marxismo y realizado en diversos países del mundo.

La tradición cristiana no ha sostenido nunca como absoluto e intocable el programa del capitalismo, practicado por el liberalismo. Al contrario, siempre lo ha entendido en el contexto más amplio del derecho común de todos a usar los bienes de la entera creación: el derecho a la propiedad privada como subordinado al derecho al uso común, al destino universal de los bienes.

La propiedad no puede ser poseída contra el trabajo, no puede ser ni siquiera poseída para poseer, porque el único título legítimo para su posesión es que sirvan al trabajo.

El hombre no solo trabaja por la remuneración. Tiene que ser consciente de que está trabajando en algo propio. Si esto no ocurre, surgen daños no solo económicos, sino daños para el hombre. El trabajador no puede sentirse un simple instrumento de la producción.

- Político

Sitúa los derechos de los trabajadores en el contexto de los derechos humanos, de los derechos fundamentales de la persona.

Aparece como original aportación de la encíclica el concepto de empresario indirecto, que se puede aplicar a todas las personas, instituciones, contratos colectivos y los principios de actuación que determinan todo el sistema socioeconómico o que se derivan de él, en definitiva la sociedad y el Estado, que debe realizar una política laboral justa.

Es tarea del Estado, del empresario indirecto, propiciar el marco legal adecuado para crear puestos de trabajo y las ayudas a los desempleados y además ese marco es el mejor criterio para juzgar cualquier sistema económico. Una vez creado el marco legal y las condiciones por el empresario indirecto, la encíclica se refiere al empresario directo, el que emplea. Al marco de relaciones trabajador-empresario directo corresponde la remuneración del trabajo, el salario familiar, las ayudas sociales y la conciliación de la vida familiar.

La justa remuneración del trabajo es la vía concreta para acceder a los bienes que están destinados a un uso común, por lo que se convierte en indicador último de la justicia de todo el sistema socioeconómico. En el marco de los derechos del hombre del trabajo brota el derecho de asociación, de sindicarse. Son elemento indispensable de la vida social e instrumento para asegurar los justos derechos de los hombres del trabajo. Deben asumir tareas de instrucción, educación y promoción cultural y tienen derecho al uso de la huelga como último recurso ante los empresarios, sin caer en el juego de los intereses partidistas y sin miedo a la penalización.

El hombre tiene derecho a emigrar a otro país distinto del suyo en busca de mejores condiciones de vida y esta situación no puede convertirse de ninguna manera en ocasión de explotación económica o social.

- Enseñanza de la carta encíclica

El hombre se hace mediante el trabajo y en esta encíclica enseña al mundo que el trabajo es parte de la realización del hombre. Un trabajador debe exigir a nivel mundial sus derechos sociales.

Hoy debemos buscar las condiciones suficientes para crear: salarios suficientes para el sostenimiento de una familia, subsidio a las madres que tienen a su cargo a una familia, valorar teórica y prácticamente el papel de la madre en la sociedad, crear oportunidades equitativas para las mujeres, defender el derecho de las personas de a abandonar sus países de origen, para ir a otro en busca de mejores condiciones.

- Problemática que trabaja

La encíclica trata la concepción del hombre y del trabajo. El enfoque general llega al corazón del concepto mismo del trabajo humano. En lugar de trazar un modelo ideal, Juan Pablo II ayuda a comprender lo que ha acontecido y sigue aconteciendo en la historia, de qué modo puede el hombre transformarse con su trabajo, hacerse más hombre. Además Laborem Exercens muestra cómo los socialismos tratan a los seres humanos como instrumentos de producción y no como personas-sujetos de trabajo. Por otra parte, en los liberalismos se les trata como mercancía sujeta al mercado de la oferta y la demanda. Con la proletarización de los intelectuales y su desempleo, se incrementa el problema social.

Enfatiza los elementos de una espiritualidad del trabajo: los seres humanos comparten sus actividades con la acción de Dios; el trabajo imita la acción de Dios y otorga dignidad al trabajador. Nuestro Señor Jesucristo fue un hombre de trabajo. Hay en la Sagrada Escritura muchas referencias al trabajo; el Concilio Vaticano II dice que: el trabajo es necesario para el progreso terreno y para el desarrollo del Reino.

- Principios y Valores de la Doctrina Social de la Iglesia

- Dignidad Humana: El trabajo es un valor personal tiene una dimensión personal en la que radica su valor fundamental. El trabajo procede de la persona, es siempre actividad de una persona y por eso siempre posee un gran valor y dignidad que debe ser reconocido y promovido en la organización del trabajo: lo que se hace con el trabajo ya sea en sentido positivo o negativo- se hace con la persona que trabaja. Pero, además, el trabajo es camino de realización de la persona. Las personas necesitamos del trabajo para realizar nuestra humanidad, porque solo podemos responder a nuestras necesidades mediante el trabajo, mediante la actividad

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