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Camino. ¿Me amas?”. Él le respondió: “Sí, Señor, sabes que te amo”

Enviado por   •  14 de Junio de 2018  •  2.021 Palabras (9 Páginas)  •  440 Visitas

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Yo estoy convencido que todos los que nos encontramos aquí amamos al Señor, estoy convencido de ello, amamos a Dios. Y aquí así como con Pedro surge una pregunta, ¿tú qué eres capaz de hacer por el Señor? Pedro dijo que él sería capaz de ir a la cárcel y de morir. ¿Tú qué eres capaz de hacer? Pero antes de contestarte, antes de decir algo, antes de expresar algo con tu boca, tú tienes que mirar a tu corazón, tú tienes que mirar a tus actitudes. Porque tal vez yo con el corazón amo profundamente a Dios. Con mi mente también y lo declaro y yo digo que amo al Señor profundamente.

Pero muchas de las ocasiones, insisto, como decía en un principio, nuestras actitudes son contrarias a lo que nosotros expresamos, a lo que nosotros decimos sentir, no es lo mismo. Nuestras actitudes demuestran que no amamos al Señor, entonces necesitamos mirar cuáles son nuestras actitudes para poder determinar en qué magnitud amamos al Señor Jesús, en qué magnitud amamos a Dios. Porque es fácil hablar y decir que amamos a Dios.

Si yo digo que doy mi vida por el Señor, como lo dijo Pedro, yo necesito empezar por demostrarle al Señor que verdaderamente lo amo. Nuestro Señor Jesucristo dijo: Si me amáis, guardad mis mandamientos. Antes de pensar en morir por el Señor, yo tengo que pensar en guardar los mandamientos. Pero fíjate que Jesús nuestro Señor estaba oyendo atentamente a Pedro, y lo oyó. Y el Señor que conoce el corazón, y además de ser Señor, de ser Salvador, de ser Maestro, Jesús es Profeta y tiene revelación directa de parte de Dios a través del Espíritu Santo. Y entonces hace una tremenda revelación a Pedro.

Lucas 22:34 Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.

¡Qué palabras tan impactantes de parte de Jesús! Mira Pedro, no te engañes, no te mientas a ti mismo, ¿Qué ganas con eso? Mira, tú no solamente no irías conmigo a la cárcel, y mucho menos morirías por mí, porque antes de que amanezca tú me habrás negado tres veces. Qué palabras tan fuertes de parte del Señor, y yo puedo mirar a un, e imaginarme a un Pedro en estas circunstancias, como que no entendió.

Después de decirle esto a Pedro el Señor, dice la Biblia, ora en Getsemaní, y cuando termina su oración los principales sacerdotes, los jefes de la guardia del templo y los ancianos, además de una multitud de personas lo detienen y lo llevan a la casa del sumo sacerdote. Ahí está, y en el patio de la casa hace la gente una fogata, y la gente se sienta alrededor, y dice la Biblia que entre esos que estaban ahí sentados se sentó Pedro.

Pedro que estaba ahí cerca para saber qué es lo que estaba ocurriendo con el Maestro, con el Señor. Él estaba como tratando de pasar desapercibido, cuando de repente una de las criadas del sumo sacerdote lo reconoce, lo ve y le dice: ¡También tú estabas con él! Y Pedro se sorprende y entonces lo niega. No, yo no, no lo conozco. Al poco rato le insistieron. ¡Tú estabas con ellos! Y Pedro vuelve a decir: ¡No, ni los conozco, no sé quiénes sean!

Pasó un lapso de tiempo y después le volvieron a decir: ¡Tú también estabas con ellos porque tú hablas como ellos! Y entonces dice la Biblia que Pedro volvió a decir: ni lo conozco, no los conozco, y empezó a maldecir y a jurar que no conocía a Jesús. Sale de ahí y entonces sucede algo: oye cantar al gallo, y se da cuenta que, efectivamente, las palabras de Jesús se cumplieron en su vida, y había negado al Señor tres veces.

No existe un solo cristiano que no diga que ama a Dios por sobre todo. No hay un solo cristiano que no diga que daría su vida por el Señor. No hay un solo cristiano que no diga que la razón de su vida es Jesucristo, no lo existe, que daría lo que fuera por el Señor. Pero nos pasa como a Pedro, son palabras, porque luego en nuestras actitudes demostramos lo contrario. Y ese fue el reclamo de nuestro Señor Jesucristo al pueblo de Israel.

Marcos 7:6-7 Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.

En primer lugar aquí me llama mucho la atención la forma de hablar de nuestro Señor Jesucristo, porque hay cantidad de cristianos que dicen que el Señor Jesús dice las cosas siempre con mucha suavidad, con mucho amor, que aun el Señor Jesús es muy prudente para expresar algo, que no dice nada fuerte. Y yo cuando leo aquí, imagínate: Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, yo no lo veo muy amoroso eh, yo no veo esta palabra así como muy suavecita.

Que alguien venga y te diga: ¡eres un hipócrita! Mira, te vas a prender del techo, te vas a enojar. A nadie nos va a parecer que venga alguien y nos diga hipócrita. Y nuestro Señor Jesucristo viene y le dice a su pueblo: ¡hipócritas! porque bien tenía razón el profeta Isaías cuando escribió, cuando profetizó que ustedes, es decir, nosotros pueblo amamos a Dios de labios. No honramos al Señor, en nuestro corazón verdaderamente no está Dios, no lo está.

PROMESAS.

Si nosotros AMAMOS a JESUS, vamos a hacer lo que El nos dice, pero porque El dijo si me amais guardad mis mandamientos, entonces si creemos en El y nos arrepentimos de nuestros pecados, nos iremos con El cuando El regrese por nosotros, El nos llevara donde queramos, osea a compartir su reino. Si lo seguimos.

REFLEXION.

Estamos amando a JESUS y apacentando sus ovejas !

So nosotros amamos a JESUS vamos a demostrarle nuestro amor, ayudando a los demas, trayendo la paz, el perdon, el amor entre nosotros, vamos a pedirle perdon a Dios, si no hemos perdonado, para que podamos aopacentar a otros.

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