Dsanta clara de asis.

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De igual manera sobresalen en su vida muchos momentos en los que nuestro Señor le mostro su amor y misericordia. Como el día en que se hallaba gravemente enferma, hasta el punto de no poder ir a la iglesia para rezar el oficio con las demás monjas, en la solemnidad de la natividad de Cristo. Todas las demás fueron a rezar, quedando ella sola en la cama, afligida por no poder ir con ellas. Pero Jesucristo, su esposo, no quiso dejarla sin aquel consuelo y la hizo transportar milagrosamente a la iglesia de San Francisco y asistir a todo el oficio de los rezos y de la misa de media noche. Además pudo recibir la comunión, y después fue llevada de nuevo a su cama en su lecho de San Damián. Milagro que le permitiría el 17 de febrero de 1958 ser declarada Patrona de la televisión y de las telecomunicaciones, por el papa Pio XII.

Escribió cuatro cartas a Santa Inés de Praga; en estos escritos Santa Clara muestra la profundidad de su alma, su experiencia contemplativa y su visión de la vocación religiosa de clausura.

Luego describe la forma de vida de la Orden de las hermanas pobres, en un documento llamado la Regla, la cual tuvo dos aprobaciones sucesivas: el primer «marco» es la Bula del Cardenal Rainaldo, de 1252; el segundo, la bula del Papa Inocencio IV, donde se aceptan las peticiones hechas por Santa Clara para la forma de vida y el modo de santa unidad y de altísima pobreza que deberían seguir las Hermanas Pobres.

Santa Clara inserta en el capítulo central de su Regla, las palabras escritas por san Francisco de Asís para ellas: “Ya que, por inspiración divina, os habéis hecho hijas y esclavas del altísimo sumo Rey, el Padre Celestial, y os habéis desposado con el Espíritu Santo, eligiendo vivir conforme a la perfección del santo Evangelio, quiero y prometo tener siempre, por mí mismo y por medio de mis hermanos, diligente cuidado y especial solicitud de vosotras no menos que de ellos” (Regla de santa Clara, cap. VI, 3-4). Reconociendo en estas palabras, no sólo una de las enseñanzas recibidas del santo, sino también el núcleo fundamental de su carisma. Percibiendo su vocación como una llamada a vivir siguiendo el ejemplo de María, que ofreció su virginidad a la acción del Espíritu Santo para convertirse en Madre de Cristo y de su Cuerpo místico. Se sentía estrechamente asociada a la Madre del Señor. La figura de María acompañó el camino vocacional de la santa de Asís hasta el final de su vida.

Junto a la Regla elabora el Testamento, no como otra Regla, sino como «una recordación, amonestación y exhortación y su testamento» para las hermanas Clarisas. De igual manera deja la Bendición, un texto utilizado por Santa Clara al final de sus cartas y del Testamento.

Estuvo enferma 27 años en el convento de San Damián, soportando todos los sufrimientos de su enfermedad con paciencia heroica. En su lecho bordaba, hacía costuras y oraba sin cesar.

Las últimas palabras de una gran mística llena de alegría y de amor a Dios y a los hombres fueron: "Vete en paz ya que has seguido el buen camino; vete confiada, ya que tu creador te ha santificado, custodiado incesantemente y amado con la ternura de una madre con su hijo". "Oh Dios, bendito seas por haberme creado".

Murió en San Damián, a las afueras de Asís, el 11 de Agosto de 1253. A los 60 años de edad. Fue canonizada solo dos años después por Alejandro IV. Su Fiesta litúrgica es el 11 de Agosto.

BENDICION DE SANTA CLARA DE ASIS

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

El Señor las bendiga y las guarde;

les muestre su faz y tenga misericordia de ustedes;

les vuelva su rostro y les dé su paz, hermanas e hijas mías, a ustedes,

y a todas las que han de venir y permanecer en su comunidad y a todas las demás, tanto presentes como futuras, que han de perseverar hasta el fin en todos los otros monasterios de las Damas Pobres.

Yo Clara , servidora de Cristo y pequeña planta de nuestro padre San Francisco, hermana y madre suya y de las demás hermanas pobres, aunque indigna,

ruego a nuestro Señor Jesucristo que, por su misericordia y por la intercesión de su santísima Madre santa María, del bienaventurado san Miguel Arcángel y de todos los santos Ángeles, de nuestro bienaventurado padre san Francisco y de todos los Santos y Santas de Dios,

el mismo Padre celestial les dé y confirme esta su santísima bendición en el cielo y en la tierra;

en la tierra, multiplicándolas en gracia y en virtudes entre sus siervos y siervas en su iglesia militante;

en el cielo, ensalzándolas y glorificándolas entre sus Santos y Santas en su Iglesia triunfante.

Las bendigo en mi vida y después de mi muerte, en cuanto puedo y más aún de lo que puedo,

con todas las bendiciones con que el Padre de las misericordias bendijo a sus hijos y a sus hijas y los bendecirá en el cielo y en la tierra,

y con las que el padre y la madre espirituales bendijeron y bendecirán a sus hijos e hijas espirituales. Amén.

Sean siempre amantes de sus almas y de todas sus hermanas, para que observen siempre solícitamente lo que al Señor prometieron.