Etica cristiana.
Enviado por Jerry • 20 de Abril de 2018 • 1.804 Palabras (8 Páginas) • 298 Visitas
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Siglos después, cuando Jesús apareció en la escena para marcar el comienzo de la fase culminante de la historia de la redención, también comenzó la emisión de un manifiesto ético, que proporcionaría orientación para la realización de sus discípulos (Mt 5-7). El corazón de la ética de Jesús es el llamado a amar a Dios y a los demás (Mc 12: 28-31), un llamado que resuena a través del resto del Nuevo Testamento (1 Cor 13:1-3; Stgo 2:8; 1 Pe4: 7-8; 1 Jn 4: 8).
Porque el amor en el reino no es recíproco, es mejor dar más bendición al prójimo que recibirlo, es mejor servir a lo demás lo merezcan o no, morir a nosotros mismos y servir a los demás, la conexión que experimenten con nosotros debe terminar en enseñarles.
En esta breve descripción de la ética en la historia bíblica, revela que la importancia de la ética se ve resaltada por el alto valor que Dios pone sobre la vida ética, la autenticidad que se imparte al adorar. Para los profetas del Antiguo Testamento, por ejemplo, cualquier acto de culto que no vaya acompañado de un comportamiento ético aceptable es inútil y ofensivo para Dios (Is. 1:1-9; Amos 5: 21-26). Por otra parte, la Biblia condena a los que trastornan la ética llamando bien al mal y el mal (Isa 5:20.) Diciendo: que la creencia correcta debe expresarse en la acción correcta, la ética primeramente se aplica en casa (Stgo 2:14-26).
- Propósito de la ética cristiana
La Escritura pone de relieve la utilidad práctica de la ética en tres puntos de vista:
- La validación de la identidad cristiana. De acuerdo con Jesús, cuando nuestras vidas exhiben la ética del amor, demostramos al mundo que pertenecemos a Él (Jn 13: 34-35) y reforzamos la afirmación de que somos hijos e hijas de Dios (Mt 5:44-45).
- La afirmación de Jesús que la vida ética glorifica a Dios. Jesús enseña que cuando nuestra luz brille delante de la gente, van a ver nuestras buenas obras y glorifiquen a nuestro Padre en el cielo (Mt 5:16). La integridad moral honra a Dios.
- Una forma de testimonio y misión cristiana. Dios escogió a Abraham para ser una bendición a las naciones, pero más tarde Dios dijo que el cumplimiento de esa promesa estaba vinculada con la disposición de la familia de Abraham "para guardar el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio" (Gen 18:19). Pedro y Pablo se hacen eco del mismo tema cuando afirman que la influencia cristianos positivos puede tener en la sociedad depende de la clase de vida ética viven (Fil. 2: 14-16; 1 Pe 2: 11-12.).
Para los cristianos, un incentivo aún mayor para explorar la ética cristiana es el hecho de que la ética encuentra su fundamento en Dios mismo. Dios, como creador de un universo moralmente ordenado, y como un ser absolutamente perfecto, que es el autor de la moral (Gen 2:17). Dios quien dotó a la creación de las normas y estándares, mantiene a sus habitantes responsables ante Él; la ética entonces, no es una invención humana, se fundamenta en Dios mismo.
- Conclusión
La ética cristiana es de un pacto que existe para el pueblo de Dios. Es el ritmo constante de la Biblia, lo que Dios ha hecho por nosotros, sumamente manifestado en Cristo, es la base de lo que a continuación hacemos para Dios; la aceptación de Dios en nosotros como sus hijos.
La vida ética se describe en la Biblia, como el estar energizado por algo más profundo que la mera conformidad del comportamiento. Se deriva de la vida interior, lo que la Biblia llama el corazón; generada por una ley escrita en el corazón.
La ética cristiana, es en verdad una ética en construcción constante, dinámica, que se nutre y profundiza en la vida de santidad del creyente, una ética “en el camino” de la gracia de Dios, y por eso mismo la podemos llamar “la ética de la gracia” o “la ética del Espíritu”. Justamente, el fundamento de nuestra fe es la gracia de Dios, y no el cumplimiento de la Ley, que también es de Dios.
Por eso mismo, la ética cristiana, no es ética normativa; es la ética del discernimiento de la voluntad de Dios que es buena, agradable y perfecta, y se demuestra en vidas que manifiestan el fluir del fruto del Espíritu Santo, que se resume en el amor al prójimo, lo cual demuestra el amor a Dios.
“Pero ahora, al morir a lo que nos tenía subyugados, hemos quedado libres de la ley, a fin de servir a Dios con el nuevo poder que nos da el Espíritu, y no por medio del antiguo mandamiento escrito” (Rom. 7:6).
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