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La religión está presente en todas las facetas de la vida en la India –de modo semejante al judaísmo–. El hinduismo

Enviado por   •  13 de Enero de 2019  •  12.460 Palabras (50 Páginas)  •  435 Visitas

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– A la salida del sol realizan oraciones y llama la atención los millares de personas en el Ganges que efectúan abluciones por la mañana o las cremaciones en sus orillas por la tarde

– Llama la atención la cantidad de gente que entra y ora en los templos. Allí meditan, hacen yoga o presenta ofrendas.

– Llama la atención la indiferencia que se observa ante el sufrimiento ajeno y la enorme solidaridad que existe dentro de una casta, o la reverencial atención de los viejos en la propia familia.

En Occidente el interés por el hinduismo es reciente. Se busca una religión que te ayude a encontrarte contigo mismo y devuelva la serenidad perdida por el estrés. Los Beatles fueron a la India buscando la serenidad con los métodos de un gurú, aunque la historia no acabó muy bien.

Hoy en día el yoga se usa en los gimnasios, en los tiempo de ocio, etc..

En el hinduismo no hay una autoridad que represente a esta religión ni una doctrina vinculante para todos. Por eso nunca se sabe bien si se está ante un santón o un charlatán.

India, país para conocer.

2. Historia del hinduismo

El hinduismo es un nombre acuñado por los europeos. Los hindúes, como hemos dicho, lo denominan Sanatâna Dharma.

Todo se debe al nombre del gran río Indo, que nace en Pakistán. «India» viene del nombre griego de este río. En persa se denomina Shindú. El Indo o Shindú es un río sagrado.

En el 3.000 a.C. ya existían en la India numerosas ciudades y cultos a los dioses. Unos nobles de origen indoeuropeo autodenominados “arianos”, en sucesivas invasiones (1700 al 1200 a..C), penetraron y conquistaron estos pueblos agrícolas asentados en el valle del río Indo, desarrollando una cultura urbana muy rica y organizada de forma centralizada; su lengua era el sánscrito[1]. De nómadas se transformaron en sedentarios.

Los Vedas, uno de los libros sagrados del hinduismo, en sus niveles más antiguos y su tradición religiosa procede de estos indo-arianos.

Durante los siglos VI y IV a.C., en el norte de la India aparece la casta de los sacerdotes Brahmanes quienes dominan religiosamente el país, pero en el mismo período surgen líderes y movimientos reformadores dentro del Hinduismo, entre los que destacan las figuras de Siddartha Gautama (el Buda = despierto, sabio) y la de Maharavira (el Jima = ganador), dando paso al Budismo y al Jainismo. Ambos reformadores son nobles y se rebelan contra el monopolio religioso de los Brahmanes. Rechazan ambos la autoridad dogmática de los Vedas y asumen la doctrina de la reencarnación, desarrollada anteriormente por los Brahmanas y los Upanisads.

En el 517 a C. el rey persa Darío I invadió este valle y extendió su reino hasta el río Indo (Shindú). Estos persas designaron a los habitantes de este valle con el nombre de “hindúes”, o habitantes afincados en la cuenca del río Shindú.

En el 712 d.C. penetraron los musulmanes hasta el valle del Indo; estas invasiones de musulmanes de origen persa se prolongaron hasta el 1.200 d.C. A todos los que no se convirtieron al Islam, y no fueran budistas, los musulmanes los designaron con el nombre de "hindúes". Con este nombre denominaron a todos los seguidores de todas aquellas religiones existentes en la India que resultaban extrañas al Islam.

En el año 1469-1538 d.C., en la región del Pakistán y de la India nordoccidental denominada del Punjab, el gurú (=guía espiritual) Nnanak con un grupo de discípulos inicia un movimiento espiritual reformador denominado Sikh. Se caracteriza por el monoteísmo: “Dios es Uno. Él es el supremo y eterno Gurú, que ilumina y abre la mente del creyente quien, a su vez, debe buscar directamente su presencia desde una total disponibilidad”. Los Sikh son comunidades que tienen estas características: una fuerte experiencia mística y el cultivo de los valores militares (disciplina, férrea organización...), que les convierten en un potente grupo armado. En el año 1606 los musulmanes asesinaron al gurú Rajan y comenzó una lucha entre estas dos comunidades religiosas que duró hasta 1686, que hasta hoy coletea. En pleno s. XX, el asalto del ejército a su dorado templo del Punjab, ordenado por la primer ministro Indira Gandhi, le costó la vida. En este siglo, su expansión hacia otras regiones de la India ha sido y está siendo rapidísima.

En el s. XVI de nuestra era fueron los europeos (comerciantes y misioneros) los que separaron el término “indio”, aplicándolo al ámbito secular, del término “hindú” aplicado al ámbito religioso. Los europeos distinguieron pronto entre los millares de indios no musulmanes, además de los budistas, a otros importantes grupos religiosos como los Sikhs, los Jainistas, los Parsis, más los miembros de las religiones primitivas, sin contar a los Judíos y Cristianos nativos. De ahí la dificultad de meterlos a todos bajo la sola denominación de “Hinduismo".

Finalmente a mediados del s. XIX aparece un movimiento reformador conocido como Neohinduismo que intenta armonizar la valiosa experiencia espiritual del Hinduismo clásico con los valores que aportó la modernidad europea. Este movimiento ha dado personajes de la talla de Gandhi, Tagore...y otros.

El Hinduismo es, pues, un conjunto de religiones que tienen como vínculo la geografía, la historia y las relaciones culturales. Los hindúes no tienen una religión sino varias religiones diferentes. Es como un cajón de sastre donde casi todo cabe, o como una federación de cultos. El Hinduismo actual ofrece una multiplicidad de conductas, pensamientos, filosofías, ritos y fe religiosos. Sus credos van desde el politeísmo más puro hasta el monoteísmo teísta, pasando por el monismo, el dualismo y el panteísmo. No tiene un Credo común, ni una organización religiosa central, ni una autoridad que pueda imponer una autoridad indiscutible en cuestiones de religión. Por eso sus doctrinas no muestran homogeneidad ni a veces coherencia. No tiene fundadores, ni profetas, ni una estructura institucional o autoridades que velen por la ortodoxia, pero tiene santos y grandes místicos.

El dios supremo, Brahman, no considera rivales a los otros dioses, dado que son emanaciones o manifestaciones de su misma realidad; no tiene importancia que se adore a uno u otro dios, porque todos los caminos conducen, para el hindú, a la unidad. La verdad es eterna e inmutable, mientras que el mundo está en un permanente cambio, y nuestra capacidad de comprender

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