PLANIFICACION ESCUELA DOMINICAL.

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HISTORIA - Luego los libros que siguen desde Josué hasta Ester, son llamados históricos ya que narran distintas etapas de la historia del pueblo de Dios. Continúan la narrativa del Pentateuco, que relata el nacimiento y surgimiento de Israel como nación. Deuteronomio concluye con el nombramiento de Josué como sucesor de Moisés y quien lleva a Israel a su tierra. Desde Josué hasta 2 Reyes se relata la ocupación de la tierra de Canaán y el surgimiento de la monarquía hebrea, pero como Israel persistiera en desobedecer a Dios y apartarse de Él, esta sección concluye con la destrucción y exilio de la nación por parte del imperio babilónico.

POESIA – Tradicionalmente, hablamos de Salmos y Cantares como los libros de poesía bíblica, y Job, Proverbios y Eclesiastés como los libros de sabiduría bíblica; ellos constituyen recopilaciones de preciosas enseñanzas para todas las edades, y que forjan la personalidad recta y laboriosa de quien es instruido, tales como Proverbios y Eclesiastés.

Expresan todas las emociones de la vida de fe y trata sobre muchas áreas de la vida. Expresan cada emoción que el creyente siente en la vida, sea alabanza y amor a Dios, enojo contra quienes practican violencia y engaño, dolor personal y confusión, o aprecio y gratitud por la verdad de Dios. Tratan temas morales y cuestiones diarias de la vida, como las deudas y los hábitos laborales. En resumen, todos estos libros tratan con aspectos de la vida real.

PROFECIA – Tradicionalmente, los libros proféticos se dividen en profetas mayores y profetas menores, según la extensión que tengan. Los cinco primeros (Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Ezequiel y Daniel) son los mayores, contienen mensajes de parte de Dios, anunciando un futuro o trasmitiendo un mensaje de interés presente. El resto (Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías) los menores. En conjunto los profetas menores presentan un solo mensaje reafirmando el amor de Dios y sus planes para Israel, más allá del juicio divino por el pecado del pueblo.

LOS PROFETAS. Los profetas del Antiguo Testamento fueron personas llamadas exclusivamente por Dios y a quienes Dios les entregó en forma sobrenatural sus mensajes para que nos los entregaran. Dios habló su palabra por medio de los labios y los escritos de los profetas.

La profecía implicaba tanto la predicción sobre el futuro como la exhortación y la proclamación presente de la palabra de Dios. Los profetas fueron dotados por el Espíritu Santo para que sus palabras fueran las palabras de Dios. Por eso es que los mensajes proféticos solían estar precedidos por la expresión: "Así dice el Señor".

También estaban profundamente preocupados por la justicia y la equidad social. Eran la conciencia de Israel, llamando al pueblo al arrepentimiento. También actuaron como los defensores del pacto de Dios.

Los profetas hablaron con una autoridad divina porque Dios los había llamado específicamente para ser sus voceros. El profeta no era un cargo hereditario, ni tampoco eran elegidos para ocupar dicha función. Las credenciales de los profetas la constituían el llamado directo e inmediato de Dios unido al poder del Espíritu Santo.

Los falsos profetas fueron constantemente un problema en Israel. En lugar de transmitir los oráculos de Dios, relataban sus propios sueños y opiniones - diciéndoles a las personas únicamente lo que ellas deseaban escuchar. Los verdaderos profetas fueron muchas veces perseguidos y rechazados por sus contemporáneos por rehusarse a comprometer la proclamación del consejo de Dios.Las palabras registradas de los profetas de Dios son palabras de seguridad que nos afirman y hoy Dios las continúa usando en nuestra vida, son palabras de esperanza y de juicio.

El Evangelio de Lucas afirma que Jesús, por ser DIOS, fue un poderoso profeta cuando estuvo en este mundo Él convenció a la gente de palabra y de hecho (Lc. 24:19). En Jesús se cumplieron las palabras de los profetas del AT. Sus palabras proféticas concuerdan con las pronunciadas por los profetas del AT y van dirigidas a quienes siguen a Dios. Gracias a la Biblia, la Palabra viva de Dios, podemos oír una palabra profética en medio de una generación que anda en oscuridad porque rechaza a DIOS

Una y otra vez Jesús citaba las Escrituras (A.T.). Él las amaba, y consideraba que tenían autoridad y dirigía a los hombres a ellas para que fuera la guía espiritual en la vida (Jn. 5:39; Mt. 5:17-18; Lc. 24:27)

NUEVO TESTAMENTO: El Nuevo Testamento es la segunda gran división de la Biblia, con 27 obras separadas (llamadas “libros”)

EVANGELIOS - Los Evangelios son similares a las biografías, pero difieren en algunos aspectos. Se refieren a la vida, enseñanzas y ministerio del Señor Jesucristo, su muerte y resurrección (no incluyen su niñez y crecimiento hacia la madurez, ni un relato completo de su ministerio)

HISTORIA – El libros de los Hechos de los Apóstoles, relata los últimos mandatos, ascensión del Señor Jesús y la marcha de la Iglesia en los primeros años, bajo el ministerio de los apóstoles.

CARTAS /EPISTOLAS - El Nuevo testamento contiene veintiuna cartas o epístolas. El apóstol Pablo escribió las primeras trece, que están colocadas por orden, desde la más larga (Romanos) hasta la más corta (Filemón). Los apóstoles Juan (tres cartas), Pedro (dos), Santiago y Judas (una cada uno), también escribieron; no se sabe exactamente quien escribió la carta a los Hebreos. Todas las cartas se escribieron durante las primeras décadas de la historia de la Iglesia.

Cada carta, por lo general, fue escrita en respuesta a una ocasión específica o a una necesidad de la Iglesia que la recibió.

PROFECIA - Finalmente cierra el sagrado volumen el Apocalipsis, una revelación dada por el Espíritu Santo al Apóstol San Juan acerca de los últimos acontecimientos en el seno de la humanidad y de la Iglesia y la final redención de ésta.

De esta forma, la Santa Biblia nos revela lo necesario de un principio (que no tuvo principio) y del fin (que no tiene fin) dentro de la eternidad de Dios.

EL PLAN DE DIOS EN LA BIBLIA

El plan de Dios para la humanidad lo vemos trazado a lo largo de la Biblia, comenzando con Abraham y la nación de Israel, conduciéndonos al final a Jesucristo, nuestro Salvador.

Dios fundó y crió la nación para traer al hombre al mundo. En Jesús, Dios mismo se hizo hombre para proveer el medio para la redención del género humano. Jesús era Dios encarnado, Dios en forma humana.

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