Genero como campo del conocimiento
Enviado por Jerry • 16 de Diciembre de 2018 • 2.095 Palabras (9 Páginas) • 342 Visitas
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El término «género»: dificultades y posibilidades gramaticales
Con ello se abandona una perspectiva de género relacional que exige un análisis histórico de las relaciones culturalmente diversas de poder y de dominación constitutivas de las identidades y sistemas de género.[pic 2]
Stolcke considera que esta confusión en la teoría del género se debe a la enorme dificultad de superar el individualismo metodológico, tan profundamente arraigado en el pensamiento occidental y que impide pensar en términos político-relaciónales (Stolcke, 1996:341). sin embargo, «en las lenguas indoeuropeas, en las cuales se señalan desde muy pronto las diferencias de género gramatical, existe alguna conexión —aunque con muchos matices— entre el género de los sustantivos y el sexo de sus referentes y más específicamente entre género gramatical y propiedades estereotipadas de sus referentes [...] Estas diferencias entre las lenguas revelan que no hay una propiedad intrínseca de las lenguas humanas, pero implican también que las lenguas que posean esta correlación ofrecerán un campo interesante de contrastación para la hipótesis de que la discriminación sexual puede estar de alguna manera gramaticalizada» (Demonte, 1991:291).
Siguiendo con esta idea, Demonte plantea en el mismo trabajo que en las lenguas que tienen género gramatical la clasificación de ciertos sustantivos para designar al conjunto de individuos —tanto de sexo femenino como masculino— se marca con género masculino, y por tanto se pregunta hasta qué punto ésta adopción de términos denominados «genéricos» han estado o está sexistamente determinada. No obstante, considera que sigue siendo materia de controversia entre las/los especialistas si la adopción originaria del genérico masculino obedece a razones lingüísticas exclusivamente o existen otro tipo de motivaciones.
Para despejar la polémica sobre los orígenes la autora trae a colación el ejemplo de una gramática inglesa de 1898 en la que su autor recomienda que: «El principio general sea dar el género masculino a las palabras que sugieran ideas tales como fuerza, fiereza, terror, mientras que el género femenino se asociará a las ideas opuestas de amabilidad, delicadeza y belleza, junto con la fertilidad» (citado en op. Veamos lo que ha señalado Scott:
Uno de los beneficios de la herencia de los usos feministas del género a partir de la gramática es que en este campo el género es comprendido como una manera de clasificar fenómenos, como un sistema de distinciones, en vez de como una descripción objetiva de rasgos inherentes [...] Al mismo tiempo la conexión con la gramática está llena de posibilidades inexploradas porque en muchos lenguajes indoeuropeos existe una tercera categoría gramatical: asexuada o neutra (Scott, 1990:24 y 29;).
Los componentes del género
La adopción del género como categoría analítica se convitio en una herramienta de análisis la cual es capaz de identificar nuevos temas y problemas de investigación sobre la base de considerarlo un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias construidas entre los sexos y una forma primaria de relaciones de poder (Scott, 1990). La atención a esas variables en la diferenciación de tareas y roles desempeñados por los sujetos permite comparaciones más complejas y generalizaciones acerca de los patrones de actividad entre hombres y mujeres, pudiendo analizar las similitudes y diferencias en cuanto a conocimiento tecnológico, destrezas, relaciones sociales, uso del espacio y patrones de movilidad, temporalización de las actividades y del ciclo de vida y acceso a los recursos básicos (Spector yWhelan, 1989:76).[pic 3]
En la identidad de género entran en juego sentimientos, actitudes, modelos de identificación o de rechazo que se incorporan a través de todo el ciclo vital y que supone un proceso de afirmación frente a o de distinción en relación a los demás.
En este caso la identidad genérica funciona como un criterio de diferencia entre varones y mujeres y de pertenencia o adscripción a unos modos de sentimientos y comportamientos que en una sociedad concreta se han definido como femeninos o masculinos. Los dirigentes de las organizaciones de trabajadores y los socialistas replicaron insistiendo en la posición masculina de la clase trabajadora y autodefiniéndose como productores, fuertes y protectores de sus mujeres e hijos.
De este modo los términos de la polémica que, en principio, se referían a conflictos de clase social se expresaron a través de metáforas de género que posteriormente consolidaron definiciones normativas de género que se reforzaron en la cultura de la clase obrera francesa (Scott: 53). Analizar las reglas, las prácticas y las relaciones a través de las cuales operan las instituciones contribuye a sacar a la luz las divisiones y las jerarquías de género, así como las ideologías que rigen a las instituciones aparentemente distintas entre sí (Kabeer, 1998).
Al establecer estas distinciones conceptuales y analíticas se pone de manifiesto que el género es una categoría multidimensional que permite analizar procesos subjetivos y relaciones interpersonales dado que la construcción y mantenimiento de las diferencias construidas se manifiestan tanto en las identidades personales como en la interacción social. Por otra parte vale la pena señalar que entre el nivel micro y macro se sitúa un ámbito intermedio que corresponde a las relaciones sociales mediante las cuales los individuos se constituyen en actores sociales colectivos y que muestran la dialéctica entre el condicionamiento de los factores estructurales y a la vez la capacidad de la acción humana, de las prácticas sociales, para cambiar los procesos históricos.
Este campo social intermedio se organiza generalmente a través de redes sociales por cuya retícula circulan y se crean recursos materiales y simbólicos, además de generarse en ellas ayuda mutua y solidaridad en torno a un objetivo concreto. Sin duda el movimiento feminista a través del tiempo y en sus diversas concreciones en lugares específicos es la muestra explícita de la importancia y eficacia de esta acción colectiva, pero también es necesario detectar a través de la investigación otros ámbitos que permanecen más ocultos e invisibilizados y en donde se despliega igualmente toda la potencia amplificadora de las redes e interconexiones entre las mujeres en el cuestionamiento de los modelos tradicionalmente asignados (Maquieira, 1995).
Asimismo es importante señalar que dado que el género está arbitrado por relaciones de poder, éste se convierte en un
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