La actitud del Santo Oficio ante los indígenas.
Enviado por John0099 • 29 de Noviembre de 2017 • 1.318 Palabras (6 Páginas) • 479 Visitas
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más” (Carta del Comisario Fray Alonso de Benavides, Inquisición, pp. 291-293)
La geografía mexicana no era el único obstáculo para atravesar, también se presentaron problemas en cuanto a la exploración de estas tierras puesto que muchas veces se hallaban deshabitadas, era una distribución humana dispersa a excepción de las ciudades.
Otra de aquellos impedimentos es que, a pesar de la tolerancia que los peninsulares les ofrecieron a los nativos y bajo las apariencias conmovedoras de que una nueva fe para la región llegaba, pronto los sacerdotes se dieron cuenta de que “ el diablo permanecía aun atado a ellos”, puesto que todos sus esfuerzos en tratar de alienar a los indios a una nueva religión y vida, ellos seguían mezclados con sus antiguas costumbres. Dentro de las figuras católicas figuraban a sus ídolos o muchas veces cuando el culto público se hacía imposible, los mismos constructores de las iglesias escondían a sus dioses dentro de los altares, en el mismo lugar donde se hacia la transmutación de especies entre el cuerpo y sangre de Cristo. Los cánticos de los ritos sanguinarios así como las danzas agotadoras, estallaban y continuaban oyéndose de modo irremediable mezclándose a las ceremonias de la iglesia al menor pretexto. Algunas otras veces el “manto azul de la Virgen encubría a Tonantzin. Sabemos que diario se destruían numerosos ídolos pero los indios trataban de protegerlos lo más que podían, los llevaban a sus casas o a los montes, incluso se sabe que algunos de ellos viajaban con sus ídolos en una manta en grandes distancias. Esta entrega apasionada a sus dioses, ese frenesí de entrega hacia ellos hizo también un de los delirios y dificultades que poco a poco exacerbarían las crueles y desatadas persecuciones de los españoles por lograr su cometido.
A pesar de esto la relación entre los naturales y la Inquisición estuvo muy lejos de quedar suspendida lo que obligó a una estrecha colaboración entre el Santo Oficio y los tribunales eclesiásticos ordinarios. En torno a los indios, su justicia y la religión, la Corona tomó decisiones de la mayor trascendencia. Un asunto de legitimidad que se expresaba en una frase: las acciones en beneficio de los indios, en especial en asuntos religiosos, debían realizarse en “descargo de la real conciencia”.
La relación de la Inquisición con los indios involucró necesariamente a los tribunales ordinarios eclesiásticos bajo la mirada vigilante del rey y estuvo marcada por la distinción entre sus jurisdicciones, sus estructuras y funciones y por la colaboración.
Queda claro que definir competencias jurisdiccionales, colaborar los distintos foros de justicia de tipo religioso y garantizar un justo proceso a los indios está íntimamente entrelazado con la legitimidad del monarca y la monarquía. Como hemos podido observar, la legitimidad está vinculada a las ideas que le dan sustento, en el caso que estudiamos de tipo religioso con claras consecuencias políticas, y que nosotros encontramos sintetizadas en ese concepto de época que es “el descargo de la real conciencia”. Pero esto no agota ni cercanamente el problema de la legitimidad pues, si bien es cierto que se encuentra vinculada a estas ideas, no lo es menos que toma forma en acciones sociales que se orientan a partir de esos predicados fundamentales otorgándoles su razón de ser.
Como podemos percatarnos, que a pesar de que no existieron formalmente acusaciones de tipo religioso y maltrato hacia los indios, se mantenía una relación con ellos en la que se trataba de hacerlos llegar a la religión católica. Pensar en la forma de vida totalmente distinta entre ambas castas y pensar en una relación que fuera más allá de lo neutro, podría resultar lioso y un poco enredado pero fuese como fuese, ambos grupos lograron entenderse. Nos dimos cuenta de que los indígenas eran los únicos exentos de estas acusaciones y que esta forma de “inmunidad” era un claro acuerdo para lograr hacer un cambio más simple de entender para esta población de una manera pacífica para que la fe fuera real y no un simple hecho de temor
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