Resumen del artículo. Hacia una política de bibliotecas públicas y patrimoniales en Colombia: un esfuerzo tardío pero indispensable

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Las sociedades tradicionales, europeas o americanas, pudieron desarrollar sus culturas sin que el texto fuera importante. Sin embargo, en la sociedad la preparación profesional y técnica definen en buena parte el lugar del individuo en la sociedad. El conocimiento y la ciencia se han convertido en el principal factor de crecimiento económico.

Durante el período escolar se va logrando capacidad de la lectura y poco a poco se consolida con su práctica frecuente, desarrollando habilidades. Colombia logró ofrecer a la mayoría de su población una educación básica que le permitía el dominio elemental de las capacidades de lectura durante la segunda mitad del siglo XX. La mayoría de los colombianos no desarrollaron los hábitos de lectura y con la aparición de medios de comunicación como el radio y la televisión disminuyeron su urgencia para hacerlo.

En varias partes del mundo en los sectores con menos recursos las bibliotecas sirven de acceso tanto libro como a la lectura. En nuestro país se fue generando una política de organización de las bibliotecas durante los siguientes períodos: La primera fue durante la república liberal: bajo la orientación del director de la Biblioteca Nacional, Daniel Samper Ortega. proyecto estuvo acompañado de un esfuerzo por conocer y valorar los elementos creativos de la cultura popular y sus formas regionales. El segundo esfuerzo por desarrollar una política amplia de bibliotecas es reciente, posterior a 2002. El gobierno nacional en ocasiones elaboró ambiciosos documentos sobre las políticas de bibliotecas. muchas veces la ambición de los documentos es un mecanismo para ocultar la pobreza del compromiso real y el carácter arbitrario y desordenado de sus esfuerzos.

La creación de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín por la Unesco, en 1954, estableció un modelo de biblioteca moderna, que deja que los usuarios tengan acceso a los libros y se los lleve a la casa. El Banco de la República, entidad estatal, creó la Biblioteca Luis Ángel Arango en Bogotá en 1958, y entre 1978 y 2002 estableció bibliotecas públicas de alta calidad en 18 ciudades colombianas.Entre 1998 y 2001 se creó una red de bibliotecas (BIBLORED) que respondió a una demanda represada de uso de la parte de la población.

La formulación del Plan Nacional de Lectura y Biblioteca en el 2002. Este plan fue recogido en el documento Conpes 3222 de 2003 y responde a un diagnóstico relativamente claro, con objetivos razonables y coherentes y un abanico bien pensado de acciones. la ampliación de la cobertura de bibliotecas aceptables a la totalidad del país.

Esta política de bibliotecas públicas se desarrolló en forma coherente y eficaz sin embargo los sistemas de información, seguimiento y evaluación siguen siendo muy débiles, no se ha logrado conectar a Internet sino una parte ínfima de las bibliotecas.

La formación de los bibliotecarios a dado en algunos momentos demasiado peso a la conceptualización teórica, cuando lo que se requiere es, en primera instancia, una preparación eficiente para la actividad diaria de la biblioteca. para el manejo del sistema electrónico de préstamo, para la incorporación provisional de materiales al catálogo.

La relación con el sector educativo también ha sido más débil de lo que era conveniente. donde el sector educativo usa la biblioteca es como resultado de iniciativas locales y del entusiasmo de maestros, estudiantes y bibliotecarios. El desarrollo de las bibliotecas escolares es responsabilidad de las autoridades educativas de cada municipio. Escuelas Rurales (Escuela Nueva), cuyas bibliotecas han sido bien dotadas directamente por el Ministerio.

El PNLB incluía otros elementos relacionados con el mundo del libro y de la lectura. Algunos objetivos se han cumplido, como la ejecución de la encuesta periódica sobre hábitos de lectura. lo que hizo realmente fue un plan de reorganización y creación de bibliotecas municipales mediante la entrega de dotación seleccionadas con mucho cuidado y la capacitación de bibliotecarios, perdida en mucha parte por su alta rotación. El primero es el de la conservación del patrimonio bibliográfico del país, en su sentido más amplio. Y el segundo es el de la perspectiva de plazo mediano de las bibliotecas en un contexto tecnológico y social como el actual.

El anterior es el contexto, trata de responder el documento de Políticas de Lectura y Bibliotecas que ha sido elaborado por el Ministerio de Cultura. PNLB incorpora como una de sus preocupaciones centrales el problema de la conservación del patrimonio no intenta formular una política para la promoción del libro.

Los documentos de política cultural dejan en general a las bibliotecas en plano muy secundario. Atribuir a la Biblioteca Nacional la coordinación de la Red Nacional de bibliotecas Públicas y la gestión del patrimonio documental. La ley general de cultura, en su artículo 24, dijo que se desarrollaría y consolidaría la Red Nacional de Bibliotecas Pública donde se reitera la función legal de la Biblioteca Nacional como núcleo de la conservación y orientadora de los procesos correspondientes. Reúna todo el patrimonio bibliográfico y coordine y oriente las políticas para su conservación en diseñar una estrategia para coordinar con otras bibliotecas e instituciones este proceso.

La relativa quietud de la BN y los cambios en el entorno tecnológico crean una situación nueva de gran complejidad. No parece que haya buscado y logrado recoger muchos materiales en formatos. buena parte de la producción regional, que no se registra por las dificultades para cumplir los trámites en ciudades pequeñas. mientras que la conservación del patrimonio fílmico por parte de la Fundación Patrimonio Fílmico ha sido exitosa. La mayoría de los archivos radiales se han perdido, con excepción de los de la Radio Nacional. Son conservados por las respectivas instituciones y el de Radio Sutatenza, entregados a la Biblioteca Luis Ángel Arango.

Desde hace varias décadas el eje de la recuperación patrimonial ha estado también por fuera de las instituciones del gobierno nacional. Las bibliotecas patrimoniales como: la Piloto, la Rafael Uribe Uribe y la Luis Angel Arango que ha recibido las bibliotecas y archivos culturales más grandes del país.

El documento plantea pues un gran desafío que esta tendencia cambie y busque la forma de que las colecciones particulares se conozcan. y finalmente se entreguen a las instituciones, bibliotecas o archivos apropiados. Promover la entrega de colecciones privadas a las instituciones públicas.

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