Año electoral, ¿Por quién votar?

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Las elecciones están a la vuelta de la esquina, un inminente cambio se acerca y la ciudadanía debe estar preparada para elegir a la mejor opción posible, y romper con esta mala línea de políticos electos. ¿Habrá alguien capaz de cambiar esta situación?

Quizá la interrogante que surge cada vez que se observa un proceso electoral en Guatemala es: ¿Por qué pareciera que en cada elección aparecen en las papeletas las mismas caras? ¿Qué acaso no existen guatemaltecos mucho más preparados intelectual y socialmente para ejercer un cargo tan importante?

Todo esto apunta a un fenómeno llamado falta de participación ciudadana, claramente existen personas ejemplares, capaces, con valores y principios dignos y honestos, pero que son víctimas del concepto popular que se tiene sobre alguien que se involucra en la política. Alguien que quiera involucrarse en un partido político se le señala de vender su alma al diablo, se dice “seguramente ya se volvió corrupto”, sin saber que parte de una verdadera revolución significa tomar este tipo de acciones, el ámbito político necesita desintoxicarse de ex diputados, ex ministros, ex primeras damas y ex funcionarios que generalmente tienen una no tan buena reputación por sus acciones, y que comiencen a figurar guatemaltecos de nuestro entorno quizá más cercano, que estén conscientes de la realidad que se vive pero que a la vez sea capaz de crear con nuevas soluciones un nuevo sistema que rija el país, que defienda sus argumentos en un debate con fundamentos reales, y que hagan sentir identificada a la población con su actuar, su forma de hablar y sus ideales.

Ya casi terminando con este recuento de dolores con tintes de autopsia, parece ser que responder la pregunta ¿Por quien votar? Se responde con el pensamiento “por el menos peor”. Más sin embargo, existe una fuerza emergente dentro de la población llamada juventud, la cual cubre según el TSE el 14% de ciudadanos empadronados. Esa nueva generación de mentes que con una ideología enfocada en no hacer las cosas de siempre, sino innovar, puede responder la interrogante de otra manera, y no solo responderla sino tomar acciones que lleven a responder nuevas cuestiones, y nuevos retos. Guatemala tiene la esperanza de que sus nuevos hijos, sean recordados como la generación que marcó un cambio tangible.

Entonces si la juventud de nuestro país posee todas estas capacidades, simbolizan una esperanza a que de verdad surja un cambio verdadero, para la juventud representa la responsabilidad de aportar algo nuevo a la sociedad, en no seguir la misma línea que condujo a que el país esté en una crisis tan aguda, los jóvenes tienen la obligación de ayudar con sus conocimientos nuevos y mente fresca a mitigar la ignorancia que impera en las masas y que provoca tanto daño al entorno en que se vive.

El cambio de una sociedad, de un país, no se logra por que sí, ningún súper héroe o mago vendrá a hacer un cambio y un milagro si todos los ciudadanos se quedan de brazos cruzados esperando a que alguien más resuelva los problemas de los que todos son víctimas. Para afrontar los retos que depara el futuro se necesita una ideología y una formación participativa, activa, inteligente y con esfuerzo colectivo.

En conclusión, en estas elecciones, no hay margen de darse el lujo de sentar en el poder a un vende patria, a un alma corrupta, a un títere de sus financistas y a un farsante nuevamente, durante 4 años la responsabilidad de manejar al país la tienen los gobernantes, el 6 de septiembre la tiene el pueblo, y con el arma más potente que poseen los ciudadanos para elegir el futuro de un país debe predominar la inteligencia para apuntarle a quien realmente sea digno de decirse presidente de este hermoso país llamado Guatemala.