Conseptos sociales
Enviado por Christopher • 7 de Enero de 2019 • 3.310 Palabras (14 Páginas) • 338 Visitas
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6. el significado del trabajo: presentación de la ética del trabajo
¿Qué es la ética del trabajo?
Es una norma de vida con dos premisas explicitas y dos presunciones tacitas. La primera de estas dice que el trabajo te puede hacer feliz pero debes hacer algo valioso que sea digno de un pago y en la vida se da primero y se recibe después por que nada es gratis. La segunda dice que una persona no debe de quedarse con lo que se tiene y ha logrado sino que se tiene ni conformarse sino seguir buscando más y no se debe de parar solo para reunir fuerzas y seguir trabajando.
La primera presunción sostiene que todas las personas tienen la capacidad de realizar algún trabajo y por medio de este se obtiene lo que merece y todo lo que poseemos es recompensa de nuestro trabajo. La segunda presunción sostiene que solo aquellos trabajos que son reconocidos por los demás es decir aquellos por los que se recibe un salario tiene el valor moral consagrado por la ética del trabajo .
Muchas veces las personas no estás de acuerdo con comportamientos de los otros con respecto a la ética. La ética del trabajo les dio a los políticos, filósofos y predicadores para intentar construir su nuevo mundo el cual consistía en evitar los supuestos beneficios que ofrecen los trabajos en fábricas y a un ritmo de vida que les fijaba el capataz, un reloj o una máquina.
El concepto de la ética del trabajo tuvo un debate en el público, ya que la costumbre era que la ética del trabajo debía combatir, destruir y erradicarse apoyada en la tendencia a considerar ya dadas las necesidades propias, y a limitarse a satisfacerlas. Ya cubiertas estas necesidades los obreros no le encontraban una lógica a ganar más dinero y seguir trabajando.
Era posible vivir con copo y decentemente. Esto solo se convirtió en una crónica librada por los pioneros de la razón contra la resistencia al progreso. El objeto era enseñarles a todos a aspirar a una mejor vida aunque en el proceso resultara todo lo contrario y la historia descubrió que lo que se pretendía en un intento para introducir la ética del trabajo se convirtió en actividades con las características del periodo industrial.La cruzada moral tenía el propósito de crear bajo las disciplinas de los patrones un propósito pleno con el trabajo artesanal es decir que el artesano también tomara una aptitud de hacer mejor su trabajo pero espontáneamente
7. como se logró que la gente trabajara
La solución al problema fue la puesta en marcha de una instrucción mecánica dirigida a habituar a los obreros a obedecer sin pensar, al tiempo que se les privaba del orgullo del trabajo bien hecho cuyo sentido se les escapaba como comenta Weber Sombart el nuevo régimen solo necesitaba partes de seres humanos integrados a un mecanismo más completo y capaz de desarrollarlo para cumplir las metas establecidas.
8. trabaje o muera.
Se pensaba que la ética del trabajo mataría dos pájaros de un tiro. Resolvería la demanda laboral de la industria naciente y se desprendería de una de las irritantes molestias con que iba a toparse la sociedad postradicional: atender las necesidades de quienes, por una razón u otra, no se adaptaban a los cambios y resultaban incapaces de ganarse la vida en las nuevas condiciones. Porque no todos podían ser empujados a la rutina del trabajo en la fábrica; había inválidos, débiles, enfermos y ancianos que en modo alguno resistirían las severas exigencias de un empleo industrial. Brian Inglis describió así el estado de ánimo de la época Fue ganando posiciones la idea de que se podía prescindir de los indigentes, fueran o no culpables de su situación. De haber existido algún modo sencillo de sacárselos de encima sin que ello implicara riesgo alguno para la sociedad, es indudable que Ricardo y Malthus lo habrían recomendado, y es igualmente seguro que los gobiernos habrían favorecido la idea, con tal de que no implicara un aumento en los impuestos. (Nota 11)
Pero no se encontró “modo sencillo de sacárselos de encima” y, a falta de ello, debió buscarse una solución menos perfecta. El precepto de trabajar (en cualquier trabajo, bajo cualquier condición), única forma decente y moralmente aceptable de ganarse el derecho a la vida, contribuyó en gran parte a encontrar la solución
El aporte de la ética del trabajo a los esfuerzos por reducir el número de mendigos fue sin duda invalorable. Después de todo, la ética afirmaba la superioridad moral de cualquier tipo de vida (no importaba lo miserable que fuera), con tal de que se sustentara en el salario del propio trabajo. Armados con esta regla ética, los reformistas bien intencionados podían aplicar el principio de “menor derecho” a cualquier asistencia “no ganada mediante el trabajo” que la sociedad ofreciera a sus pobres, y considerar tal principio como un paso de profunda fuerza moral hacia una sociedad más humanitaria. “Menor derecho
Estas consideraciones, y otras similares, deben de haber sido importantes, en las décadas de 1820 y 1830, para los reformistas de la “Ley de Pobres”, que tras un debate largo y enconado llegaron a una decisión prácticamente unánime: había que limitar la asistencia a los sectores indigentes de la sociedad
La decisión presentaba una serie de ventajas que favorecían la causa de la ética del trabajo.
En primer lugar, separaba a los “auténticos mendigos” de quienes -se sospechaba- sólo se hacían pasar por tales para evitarse las molestias de un trabajo estable. Sólo un “mendigo auténtico” elegiría vivir recluido en un asilo si se lograba que las condiciones en su interior fueran lo bastante horrendas.
En segundo lugar, la abolición de la ayuda externa obligaba a los pobres a pensar dos veces antes de decidir que las exigencias de la ética del trabajo “no eran para ellos”, que no podían hacer frente a la carga de una tarea regular, o que las demandas del trabajo en las fábricas, duras y en cierto modo aborrecibles, resultaban una elección peor que su alternativa
Los principios de la nueva Ley de Pobres trazaban, además, una línea divisoria, clara y “objetiva”, entre los que podían reformarse y convertirse para acatar los principios de la ética del trabajo y quienes estaban completa y definitivamente más allá de toda redención, de quienes no se podía obtener utilidad alguna para la sociedad, por ingeniosas o inescrupulosas que fueran las medidas tomadas.
la Ley protegía a los pobres que trabajaban (o que pudieran llegar a hacerlo)
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