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EL CAMINO A SANTA ROSA

Enviado por   •  12 de Abril de 2018  •  10.343 Palabras (42 Páginas)  •  371 Visitas

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Los Ángeles y de Chicago. Ya no volveré a cantar con mariachi, solo con banda. Me la piden en los palenques y en la plaza de toros donde presento mi espectáculo. Usted es de pueblo y debe de saber cómo siente la gente del campo, como quiere de verdad y como es capaz de morir por un amor. Quiero una película como aquellas que hacia el Indio Fernández, con hembras de a deberás y con hombres a caballo, quiero que meta canciones, le voy a mandar un casete. Hay usted las acomoda al argumento Y quiero que en la última escena, Helena y yo nos huyamos sobre mi caballo blanco, en medio de la noche, bajo un cielo enorme, lleno de nubes.

Eso me dijo en su casa por eso estoy aquí, desde ayer, intentando escribir. Los muertos del aeropuerto y la masacre de Yapachi no pueden ser una película de canciones, pero de Santa Rosa surgirá la historia. La luna estaba alumbrando y en este pueblo minero fantasma, parecía que no había un alma. Sus siete calles vacías. Sus nueves callejones oscuros me dijo mi madre date una vuelta por el pueblo, antes de encerrarte en la huerta a escribir, vi a Damián Carabeo que entraba a la Presidencia Municipal a buscar al

Presidente con toda seguridad. Veía gente desconocida entre a una tienda pedí una soda de toronja la mujer me la dio mirándome de lado, como con pena. Se veía intranquila me pregunto ¿No es usted investigador? .Le conteste que no es que me contaron que había llegado un forastero preguntando cosas. Usted estuvo en la fiesta, ¿verdad? Las fiestas de tercer centenario del pueblo, hace seis años, dijo, esperando que yo le contestara afirmativamente. Si por acá anduve, reconocí. Ella sonrió. ¿Ya no se acuerda de mí? La mire con detenimiento. Usted estuvo en mi coronación. Yo soy Jacinta, Jacinta Primera.

Pero esta reina de hora no es la misma de entonces. Antes era la reina. Ahora solo me dicen para burlarse. Esta que ve usted aquí en persona es y no es la misma. No soy la que usted conoció como Jacinta.

JACINTA PRIMERA

Apenas han pasado seis años, pero así es el tiempo, va cambiando a las gentes. Quien iba a imaginar que este pueblo cambiaria tanto, las tiendas abiertas, llenas de gente de los ranchos. Dese una vuelta, las tiendas cerradas, la gente escondida, las trocas abandonadas en los caminos. En donde están los hombres. Puras mujeres enlutadas usted conoció mi sonrisa niños huérfanos. Donde quedo mi belleza, no le miento. A usted le consta como yo era antes, como vestía, como calzaba. José Dolores se quedó los ocho días que duraron las fiestas. Se la paso tomando y haciendo bailes para mí. La gente hablaba. Decían que me daba mal lugar y que estaba dejando en descrito al pueblo, pues yo era su representante, como los presidentes, pero una es tan tonta que no se fija en esas cosas.

Un día José Dolores me salió con que se iba para Mexicali porque él era de allá, bueno eso decía, pero no tenía familiares ni nada, solo amigos. Dijo que iba a trabajar un tiempo exportando ganado y que después regresaría para pedirme a mis papas y casarnos. Y cumplió lo que dijo a los tres meses ya estaba de vuelta con mucho dinero, dólares principalmente. Nos casamos en la presidencia José Dolores se portó muy bien con mi familia. Compro aquella casa de alto que esta frente a la plaza, y se la regalo a mi mama, para que él y yo tuviéramos un lugar adonde llegar cuando viniéramos de visita. Me abrió una cuenta en Hermosillo y una cuenta de inversiones. A veces yo pasaba sola con mis dos niñas, porque él se iba a sus asuntos a Culiacán o a Mexicali. Entonces mandaba una avioneta especial de Navojoa hasta el pueblo para que mis hermanos y mi mama fueran a verme. Mi papa nunca quiso visitarme. Todo lo veía mal ideas de viejo, por su edad, después visite el pueblo me empezaron a contar de la mafia y de todo pero yo no creía nada. Si notaba el pueblo ya no era el de antes de antes, se veía más movimiento, más dinero, más progreso, mucha gente desconocida. Una vez, José Dolores andaba muy serio, como preocupado, como si estuviera enojado, pero no con migo, apenas si me hablaba se le ocurrió que fuéramos unos días a descansar. Viajamos con solo dos de sus ayudantes

No pudieron ir a otra parte a esconderse, me dijo mi papa, seria las diez de la mañana y todavía no nos levantábamos de la cama mi mama nos tocó la puerta. Yo abrí afuera estaba una mujer armada viene buscando a José Dolores se levantó. Fui tras él. En la calle estaba mi papa con una mujer como de cuarenta años. Mire señora, le decía mi papa, si las cosas son como usted dice, yo no la pongo en duda, pero si quiero que sepa que este hombre se presentó aquí como soltero. De esas actividades que usted dice tampoco sabemos nada, pero pase a buscarlo. José Dolores estaba pálido y temblaba, no sé si de coraje o de miedo. Déjame arreglar esto me dijo. Vete al cuarto de tu mama y enciérrate con las niñas. Desde la casa se escuchaban lo que decían. En un momento ella saco la pistola y se apuntó en la frente, como para matarse, pero él se lo impidió le pego unos puñetazos en la cara hasta que la desarmo. Fue la última vez que vi a José Dolores. Que lo vi en persona Dicen que lo vieron cuando lo aprendió la Judicial Federal y le confisco la troca. Lo he andado buscando en los ceresos de Ciudad Juárez, me fui a Hermosillo a darle una vuelta a mi casa. No pude ni llegar estaba rodeada de judiciales. Fui al banco y las cuentas estaban recogidas por el gobierno. Volví me encontré con que acá habían pegado los judiciales habían maltratado a mi familia.

LA DESAPARICION DE JULIAN

Es mi tercer día aquí tres gambusinos de mi padre, quienes andan denunciando lotes y minas caducadas, porque va venir una compañía canadiense y que el fomento minero va poner un molino. Están invirtiendo más de lo que sacan y eso no es negocio en eso entro Marcela le dijo mi mama ¿Qué paso? Marcela hablaba entre llanto. Me acaban de avisar que encontraron la troca de Julián en Memelichic, abandonada a un lado del camino. Había manchas de sangre en el piso y en el asiento. Se los llevaron los narcos o judiciales, completo mi madre. Pero porque gritaba Marcela si él no ha hecho nada. Por eso contesto mi madre. Si fuera mafioso lo protegerían los narcos y lo judiciales, pero como no quiere entrarle a la yerba ni a la goma, quieren vengarse.

Se dirigió a mí. Mi madre después de que hables por el radio si la cosa se pone mal, mañana mismo te regresas a México. No quiero que me maten a un hijo. Y a mí porque, yo que tengo que ver, le pregunte. Porque los narcos y judiciales no distinguen. Yo misma te llevare a Chihuahua. Yo lo traje y yo lo llevo, le dijo mi madre no, los caminos ahora son

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