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EL HOMBRE Y LA SOCIEDAD POLÍTICA

Enviado por   •  15 de Febrero de 2018  •  6.170 Palabras (25 Páginas)  •  516 Visitas

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Como podemos ver Domingo (2009) persona y dignidad son dos realidades inseparables que están de la mano, ella deviene en el origen, sujeto y fin de toda organización política o social. "Las pasiones que inclinan a los hombres hacia la paz son el temor a la muerte; el deseo de aquellas cosas que son necesarias para una vida confortable; y la esperanza de obtenerlas por su industria."

Como dejó dicho Hobees (1651) "Y es por consiguiente un precepto, por regla general de la razón, que todo hombre debiera esforzarse por la paz, en la medida en que espere obtenerla, y que cuando no pueda obtenerla, pueda entonces buscar y usar toda la ayuda y las ventajas de la guerra, de cuya regla la primera rama contiene la primera y fundamental ley de naturaleza, que es buscar la paz, y seguirla, la segunda, la suma del derecho natural, que es defendernos por todos los medios que podamos". "De esta ley fundamental de naturaleza, por la que se ordena a los hombres que se esfuerce por la paz, se deriva esta segunda ley: que un hombre esté dispuesto, cuando otros también lo están tanto como él, a renunciar a su derecho a toda cosa en pro de la paz y defensa propia que considere necesaria, y se contente con tanta libertad contra otros hombres como consentiría a otros hombres contra el mismo".

Oehling (2007) se expresó dejando algunas palabras ‘’Algunas reflexiones sobre la siguiente constitucional de la noción de dignidad humana’’. Asigna que la dignidad sobrelleva al respecto de los derechos derivados de la propia calidad de persona, así como los desenvolvimientos de todas las potencias físicas, intelectuales y espirituales.

Es cierto, que el hombre es un ser con una característica naturaleza, que se desemejanza de los demás seres; por su goce y uso de la razón, por su espíritu, por su gran voluntad libre. Ocupa así la más alta jerarquía de los demás seres vivos.

La razón es aquella facultad por medio de la cual el ser humano puede deducir y sentenciar. Esto se trata de una capacidad infaltable al ser humano, que permite ajustar conscientemente su pensamiento a las obligaciones diarias de la existencia y convivencia social. A través de su ejercicio cotidiano llega a saber lo que realmente él es. El hombre, al reconocerse y conocerse, hace que su existencia sea específico distinto a las otras especies que existen.

La racionalidad que tiene el hombre le favorece para poder tener la capacidad de obtener la formación de conceptos y juicios.

Asimismo, le permite percibir valores como la justicia, y alcanzar la plenitud de la conciencia moral para aforar la bondad o perversidad de las acciones que existen del hombre.

El ser humano tiene un espíritu que hace que se encuentre con la conciencia en sí mismo que apunta a su renovación. Esta le otorga el aliento finalista y le abre la facultad del sentimiento; lo que le permite participar sensitivamente en todas las actividades de la vida existencial y coexistencia.

La voluntad libre es entendida como el pleno de escoger y la posibilidad de proceder según la propia determinación: consiste en disponer de sí mismo. Como refuerza Sartre [Citado por Víctor Quintilla Young y Vilma Cuba de Quintilla, 1989], ‘’ el hombre es libertad’’.

La libertad es constitutiva, porque define una cosa y la distingue de otra. Por siguiente, Sánchez [Citado por Víctor Quintilla Young y Vilma Cuba de Quintilla.ob.cit.] señalaba que ‘’ella nace desde el momento en que uno se pertenece a sí mismo; por ello, para ser dueño de sí o ser libre es indispensable obedecer las leyes’’. (P.27)

Debe advertirse que la libertad del hombre se expresa incluso en las situaciones más adversas; es decir, que el hombre siempre con su raciocinio tendrá la potestad de elegir de qué manera reacciona ante una de sus situaciones.

A diferencia del instinto animal, siempre será un acto de voluntad propio. Como bien nos dice y afirma Fernández (1992), ‘’el hombre es libre para ‘’ser’’, para crear, para vivir; es decir, es el artífice y maestro de su propio proyecto de vida, aun cuando no llegue tener plena conciencia de ese atributo innato’’.

2.2. LOS FUNDAMENTOS DE LA VIDA HUMANA

La vida debería de ofrecernos suficientes razones para seguir existiendo sin necesidad de optar una solución auto aniquilación. Por eso el hombre debe de proyectarse para que pueda tener su proyecto de vida y trazarse metas a las cuales se sientan llamados y que le darán sentido a su existencia; porque toda persona tiene su propia meta que cumplir.

El hombre necesita crear su propia vida, y para esta tarea tiene facultades y posibilidades que no aparecen en los animales. Los alcances de la existencia humana no están ni pueden ser predeterminadas; esto quiere decir que el hombre elige, decide y actúa sobre su propia vida. El ejercicio de su razón, libertad, y sociabilidad le permite construís, reformar o destruir su propio mundo, algo imposible para los animales, por as especializados y perfectos que sean sus instintos.

El hombre cumple libremente y de modo y elige su quehacer en la vida. Funda, elige su ámbito espiritual y se dirige hacia los valores que prefiere; toma sus decisiones y es el responsable de su existencia ética. Por eso es que orienta a su acción hacia nuevos rumbos o rectifica su conducta; regresa sobre sus propios y verdaderos actos; ya que asume sus responsabilidades.

El ser humano tiene la capacidad de superarse y perfeccionarse. Como afirma Ortega y Gasset [Citado por Aftalión, García Olano, Vilanova. (1960)], ‘’es una realidad de libertas y, a la fuerza, libre’’. (P.6).

El hombre virtuoso es el sabio, ya que conoce mejor que nadie los medios para alcanzar el bien. Para conseguir la libertad es necesario conocerse a sí mismo con el fin de liberarse de las trabas interiores. Posteriormente, en el mundo griego, la libertad se sitúa en un ámbito político y social, directamente relacionado con su dimensión moral. El sentimiento de libertad se percibe primariamente como el poder de participar y administrar la vida y organización de la Polis. Esta libertad, entendida como autonomía e independencia, capacita al hombre para regir su propio destino y enfrentarse con un orden cósmico predeterminado. Por su parte, Platón entiende la libertad del hombre como directamente relacionada con la ética y con el dominio sobre nosotros mismos. Aparece también en Platón la idea de que el hombre, en cuanto libre, es creador de su propio destino, y la libertad se funda en una voluntad libre: «Gracias a su dominio de sí mismo y su moderación,

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