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El artículo de Carolusa Gonzaléz Tirado (2010)

Enviado por   •  26 de Diciembre de 2018  •  1.512 Palabras (7 Páginas)  •  275 Visitas

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Para Carolusa González Tirado (2010) , “el restaurador debe leer el objeto y dialogar con la obra” (p.8). Es decir, no basta con poseer cualidades técnicas o el don de genialidad para poder ser un buen restaurador. Se necesita ver un poco mas allá, y esto requiere de un trabajo de interpretación bastante exhaustivo. González Tirado (2010) considera que el trabajo del restaurador se equipara a la labor de los artistas intérpretes, ya que ambos profesionales presentan al público las creaciones de

otros artistas (p.8-13). Sin embargo esta visión tiene sus debilidades, tomando como referencia la reflexión que hace al respecto Salvador Viñas (2010), “no podemos concebir la restauración como una actividad estética, porque esto significaría que se puede transformar el objeto en base a las apreciaciones o gusto individuales del restaurador ” (p.16).

Volviendo a la cuestión de la interpretación, al decodificar el objeto estamos asumiendo una responsabilidad, porque trabajamos con piezas originales irremplazables. Estas piezas son únicas, tienen valor plástico, religioso, histórico, científico, entre otras cualidades. Son el testimonio de la vida simbólica, espiritual, religiosa y artística del pasado (aunque sean obras de extrema importancia o objetos de la vida cotidiana). Se debe tomar conciencia de la naturaleza documental que posee el objeto, es decir, sino se entiende sus particularidades, significación y contexto, es imposible poder llevar a cabo acciones de restauración. Y en este punto también interviene la responsabilidad cultural que deben tener los profesionales del área.

El restaurador tiene que reflexionar que los fines de su ardua tarea no radica en la mera recuperación del original. Se restaura para las personas y comunidades que le dan identidad y significación al bien patrimonial.Salvador Muñoz Viñas (2010) considera que “el restaurador es un recreador, un adaptador e intérprete, cuyo trabajo se basa en los gestos de las personas para las que trabaja” (p.16). Esto quiere decir que existe una suerte de mediación entre el objeto, el restaurador y la comunidad. Todo patrimonio se construye dentro del contexto de una comunidad.Las personas son las que le aportan significado a los bienes culturales. Un ejemplo notable de esta cuestión sería el caso de la pintura Ecce Homo del santuario de la misecordia de Borja. El público aceptó la obra pese al daño irreversible que se produjo en ella, otorgándole un nuevo significado e integrándola como parte de la comunidad.

Otro elemento clave a la hora de definir los alcances profesionales del conservador y restaurador es el trabajo interdisciplinario. Al respecto, el científico Hannes Alfvén (1966) postula: “Los científicos tienden a resistirse a las investigaciones interdisciplinarias en su propio terreno.(...) Tal estrechez de miras se basa en el temor a que la intrusión de otras disciplinas ejerza una competencia desleal por unos recursos financieros limitados y por lo tanto disminuya la propia oportunidad para la investigación.”[2] (p.78).Se debe aprender a trabajar con otros especialistas de diferentes ramas del conocimiento. No se pueden tomar resoluciones unilaterales a la hora de analizar e intervenir sobre el patrimonio. Es una responsabilidad muy grande que no involucra a un sólo actor, y en este punto cabe mencionar la importancia del Estado como eje que articule, apoye y fomente las políticas de conservación y restauración.

Restaurar implica que se deben tomar decisiones complejas según Magar Meurs (2010), es decir, significa involucrarse con la tarea a realizar. La formación y capacitación del restaurador es permanente y conforme avancen las teorías y postulados científicos, la profesión se cuestionará sus propios métodos, límites e intervenciones.

El restaurador no puede ser un elemento aislado del entramado social en el que se desarrollan las obras, es imprescindible que trabaje como guía en la construcción del diálogo en el que intervienen: los objetos, la comunidad y la tarea de preservarlos. Para Cesare Brandi (2008) la restauración de una obra de arte no se limita a reestablecer su funcionalidad, también incorpora su dimensión estética e histórica (p.45).

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LISTA DE REFERENCIAS

- Alfvén, H. (1966). Mundos, Antimundos. Santiago de Chile: Editorial Universitaria.

- Brandi, C. (2008). Teoría de la restauración. Madrid: Alianza.

- Gonzalez Tirado,C.(2010).El restaurador como artista intérprete. Revista Intervención.Número 1.

- Gonzalez Tirado, C. (2010). Límites y rupturas de la interpretación. Revista Intervención.Número 1.

- Gombrich, E. (2009). La historia del Arte. México: Phaidon.

- Muñoz Viñas, S. (2010). Delicias y riesgos de lo artístico. Revista Intervención. Número 1.

- Magar Meurs, V. (2010). Responsabilidad en la acción y la formación en la conservación. Revista Intervención. Número 1.

- Quintero Balbás, D. (2016). La nobleza de la restauración. Una reflexión en torno a la cientificidad de la disciplina. Revista Conserva. Número 21.

- Morris, W. (1878). Ignorant destruction and pedantic reconstruction, Informe, First annual general meeting, Society for the Protection of Ancient Buildings, London.

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