El principio como un derecho

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Discriminación, racismo, desigualdad, entre otros son temas de actualidad en los que se evidencia la no garantía de los derechos culturales, sociales, laborales, etcétera, para las personas que en algún rol no cuentan con las mismas características y/o habilidades que los demás participes del entorno especifico, es por eso que en la actualidad se han impartido principios en los cuales se garantiza la participación de dichas personas que son discriminadas, en los roles de desempeño y participación como cualquier otro miembro del contexto.

Ejemplo claro para evidenciar la violación a los principios y derechos de la sociedad y las personas, se encuentra la desigualdad de géneros, siendo este un motivo de selección a la hora de desempeñar un rol en diferentes contextos de desarrollo personal y laboral. Por el hecho de ser mujer, muchas veces se considera débil frente a los diferentes retos propuestos, sin considerar las capacidades que pueden desarrollar tanto hombres como mujeres en pro y beneficio de la sociedad y/o entorno laboral, familiar, etcétera.

Al igual que la influencia del genero en la selección y desempeño de roles, se presenta la variable tiempo como un indicador de discriminación en los contextos de desarrollo de la sociedad. Es la edad la que pone en vulnerabilidad a un trabajado, cuando por vejez ya no se pueden desempeñar las actividades laborales cotidianas. Como buenos seres humanos, siempre estamos pensados en lo que sucederá el día de mañana así que para contrarrestar la incapacidad por vejes, se abonan ahorros en el transcurso de la referencia laboral, tratando de garantizar un mínimo vital de ingresos cuando la condición de incapacidad por vejes nos golpee.

Ahora bien, se intensifica la importancia del respeto y defensa a los principios como derechos, cuando es una causal de invalides los accidentes laborales y no laborales, embarazos, entre otros. Las organizaciones en la actualidad se encuentra obligadas a justificar el despido de los trabajadores o la terminación de los vínculos entre empleado y empleador, limitados a su vez por los principios laborales de los que son cobijados los empleados. Razones de despido no pueden ser condiciones de vulnerabilidad, discriminación o discapacidad. (Sentencia T-990, 2010). Pero así como se encuentran casos en los que las empresas son partidarias de las garantías de principios y derechos al interior de su organización, también hay muchos, muchos casos en los que son los empleados los que deben impartir demandas para reclamar lo que por derechos es de ellos.

Vivimos en una sociedad en la que el beneficio propio se apodera de la conciencia de los miembros de la misma, dejando de lado la responsabilidad de cada quien en el cumplimiento de los derechos de los demás al igual que de los propios. En la actualidad somos esclavos de nuestros propios actos, esclavos de una sociedad en la que no se valoran los esfuerzos de la minoría en condiciones de vulnerabilidad y la mayoría en condiciones de ceguera permanente y voluntaria frente a lo que sucede a diario al interior de las empresas.

No sé cuantas personas diariamente son despedidas de su trabajo por razones injustas moral y éticamente, de lo que si soy partidaria y conocedora es que cada vez hay más limitaciones para la defensa de los derechos humanos fundamentales y derechos laborales de los que debe ser beneficiado todos los integrantes de la sociedad, independientemente del rol que desempeñe en la misma.