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Es hermoso que los padres lleguen a ser amigos de sus hijos, desvaneciéndoles todo temor, pero inspirándoles un gran respeto..

Enviado por   •  20 de Abril de 2018  •  2.269 Palabras (10 Páginas)  •  329 Visitas

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Las nuevas estructuras familiares predominan en los padres obedientes y para comprobarlo el INEGI realizo un consenso con el cual lograron deducir que las dos ciudades mexicanas que poseen el menor número de hijos por familia, es el Distrito Federal y Nuevo León, con 2.02% y 2.33% respectivamente. El cambio de estructura y la disminución de miembros en el núcleo familiar son factores determinantes para su dinámica interna así como para el desarrollo de sus hijos. Todos estos cambios en la dinámica interna ha provocado que los padres obedientes tengan un temor generalizado de dejar solos a sus hijos en lugares extraños o no controlados, el cual surge por las despersonalización de las relaciones sociales y la alta movilidad de la población; la responsabilidad paternal, quizá una de las más importantes, consiste en vigilar y validar la seguridad de los ambientes en donde nuestros hijos interactúan. Esto nos obliga a crear ambientes artificiales y que el niño crezca en una casa de cristal, tan protegido que no sea capaz de tener otro tipo de experiencias, limitando su sensibilidad y compasión sólo hacia sí mismo.[pic 3]

Los niños necesitan privaciones y carencias para que realmente valoren a las personas y a los objetos, y no las vean como simple satisfactores de sus necesidades; los padres necesitan fijar principios disciplinarios para normalizar y guiar la conducta de sus hijos. La disciplina no es sinónimo de crueldad, si no de humanidad, porque promueve la formación del carácter y genera una actitud de lucha y superación a pesar de los fracasos. Ya que para facilitar la formación de personas individualistas debes ejercer tres condiciones: concederles todo, concederles inmediatamente y concederles sin esfuerzo.

Algunas personas piensan, que la función de ser padre se adquiere automáticamente en el momento de concebir a un hijo, y que su dominio y saber lo adquieren de forma innata, observando a otros padres o recordando cómo fueron educados cuando eran pequeños. A pesar de que 93% de los adultos mexicanos (INEGI) son padres, no hay ninguna institución educativa y social que eduque e instruya para ser padres.

En esta nueva generación, los niños esperan ser guiados, pero no supervisados y mucho menos obligados a obedecer sin razón alguna; el trabajo lo perciben como un mal necesario y la vida, como algo que debe disfrutarse a cada momento, para ellos el futuro está en el presente y el pasado no influye decisivamente en el hoy.

Los padres que trabajan pueden sentir culpabilidad, creyendo que son negligentes por no ser “padres de tiempo completo” y, por tanto”, demostrar conductas de derroche con el fin de compensar su ausencia en el acompañamiento de sus hijos. Este tipo de conductas y actitudes paternas convierten a los niños en personas demandantes y rencorosas hacia sus padres, y utiliza esta situación como arma sutil para manipular y hacer sentir culpables a sus padres. En estos casos los niños siempre quedan como las víctimas y los padres como los villanos.[pic 4]

Las generaciones de padres obedientes o permisivos ejercían juegos como los congelados, la roña, las rondas infantiles, las canicas, el trompo el yoyo, etc., eran juegos participativos, los cuales siempre se disfrutaban en compañía de otros amigos. Era normal y natural que durante esto juegos se desarrollaran habilidades de cooperación, tolerancia a la derrota, orientación al logro de la tarea sin necesidad de algún premio a cambio. En los últimos años, está forma natural de convivir, se ha trasformado en una forma artificial y ficticia, tanto en su casa como en el exterior. La tecnología, la inseguridad social y el enfoque académico de la educación, entre otros, son algunos factores que han influido en este cambio. La tecnología, en especial los videojuegos y el internet, han logrado que los niños sean más individualistas; ahora el niño pasa horas frente a un monitor interactuando de manera artificial con amigos y realidades simuladas, o viendo la televisión. Algunos padres utilizan la televisión como un medio para cuidar a sus hijos, convirtiéndola en una “niñera” económica y práctica. La televisión no solo obstaculiza el desarrollo intelectual y escolar, sino que, además influye negativamente en el estado de ánimo del televidente, obteniendo como resultado a niños más alterados, más ansiosos, más demandantes y que en algunos casos demuestran conductas hiperactivas.

El niño que solo recibe atención inmediata y sin esfuerzo, no sólo se educa en el individualismo sino que, además, tenderá a ser demandante; y cuando no llega a ser complacido, mostrará conductas de berrinche, de enojo, y posteriormente de violencia.

Los padres se oponen a la idea de que sus hijos sean actores secundarios de las actividades donde intervienen. Buscan que sus hijos sobresalgan a cualquier costo y menosprecian los trabajos secundarios. En todo momento buscan que su “bebé” sea la estrella, pero obvio cuando este no implique empezar desde abajo y ganárselo con esfuerzo y sacrificio; y por consiguiente no valoran el esfuerzo que se requiere para lograr metas. Es una generación mediocre y cómoda que invierte el mínimo de esfuerzo y que espera las máximas recompensas.

Los niños que crecieron en una familia numerosa pueden tener un cierto resentimiento hacia esa situación familiar, porque es demasiado probable que sintieran que sus padres no les dedicaron suficiente tiempo en su niñez. Y esto puede originar una actitud sobreprotectora y de sobreatención en sus futuros hijos, creando niños dependientes hacia sus padres, limitando si iniciativa y libertad.

El instituto Scan en parís, realizó una investigación sobre las actitudes de las personas con respecto al éxito y establecieron que lo prioritario para ellos es gozar de una buena familia y lo secundario es obtener riqueza o convertirse en una persona famosa.

El doctor Enrique Rojas, psiquiatra español, en su libro “hombre light”, menciona que en la actualidad hay un vacío moral, el materialismo, el hedonismo, la permisividad, el relativismo y el consumismo son los valores que imperan en nuestra sociedad. Esta transformación de los valores humanos ha permitido darle un nuevo enfoque a la estructura y dinámica familiar. La reducción del número de miembros, la incorporación de la madre a la vida profesional, la participación más activa del padre en el acompañamiento y educación de sus hijos, por mencionar algunas, los valores que influyeron en el cambio de funciones, papeles e interacciones en la dinámica familiar.[pic 5]

Durante su niñez, algunas generaciones de padres vivieron la autoridad absoluta dentro de un ambiente regido por reglas, mandatos y límites, donde había

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