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Estado, mercado, globalización..

Enviado por   •  14 de Abril de 2018  •  1.997 Palabras (8 Páginas)  •  309 Visitas

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Negar esta inherente tensión –es decir, atribuir primacía absoluta al mercado o al estado– conduce a simplificaciones ideológicas que, aunque aparentemente opuestas, coinciden en ser socialmente despiadadas.

SEGUNDA PARTE

A partir del texto de Eric Hobsbawm “Las perspectivas de la democracia”, responder:

1. ¿Cuáles son los componentes del “conglomerado” que compone la democracia en su forma “liberal”?

Los componentes del conglomerado que componen la democracia en su forma liberal son estos: debe constar de un estado constitucional que ofrezca la garantía del imperio de la ley, así como diversos derechos y libertades civiles y políticos, y al que gobiernan sus autoridades, entre las que deben figurar necesariamente asambleas representativas, elegidas por sufragio universal y por la mayoría numérica del conjunto de sus ciudadanos, en elecciones celebradas a intervalos regulares en las que se enfrenten distintos candidatos y organizaciones rivales.

El pueblo es el fundamento y el punto de referencia común a todos los gobiernos estatales, excepto el teocrático. Esto no es sólo inevitable, sino justo, pues si el gobierno tiene algún propósito, ha de ser el de hablar en nombre de todos los ciudadanos, y con vistas a la procura de su bienestar. El hecho de optar por no votar es reflejo de que la población realiza una elección democrática. Los ciudadanos desean la soberanía del consumidor

Hay tres observaciones críticas relevantes que hace Eric Hobsabwm:

1 La democracia liberal, al igual que cualquier otra forma de régimen político, precisa de una unidad política que enmarque su ejercicio: por lo común el tipo de estado que habitualmente conocemos como «estado-nación».

2 La gobernanza liberal democrática es siempre y en el acto superior, o al menos preferible, a la no democrática. Aunque de hecho el bienestar de los países no depende de la presencia o ausencia de un único tipo de orden institucional, por muy recomendable que sea desde el punto de vista moral.

3 La tercera observación quedó expresada en la clásica máxima de Winston Churchill: “La democracia es la peor de todas las formas de gobierno, a excepción de todas las demás”. Pese a que esto se toma habitualmente como un argumento en favor de la democracia liberal representativa, es de hecho una expresión de profundo escepticismo. Sea cual sea la retórica que se emplee en campaña, los analistas políticos y los profesionales siguen mostrándose extremadamente escépticos respecto a que la democracia representativa de masas sea de hecho una forma efectiva de administrar los gobiernos -o cualquier otra cosa-. Los argumentos en pro de la democracia son básicamente negativos. Incluso como alternativa a otros sistemas, su defensa va indefectiblemente acompañada de suspiros de resignación.

2. Problematice de acuerdo a su opinión, la afirmación del autor “la idea de soberanía del mercado no es un complemento de la democracia liberal” (pag. 111).

¿Sigue siendo un sistema democrático liberal cuando el mercado tiene soberanía?

¿Los individuos dedicados a procurar sus preferencias privadas intentan minimizar las decisiones políticas que propugnan los intereses comunes?

¿Los intereses del mercado son compatibles con los intereses de la democracia liberal?

¿Es realmente más eficaz la averiguación que proporciona el mercado junto con los estudios de mercado para averiguar lo que la gente quiere en vez de lo que se obtenga en los resultados electorales?

¿La participación en el mercado sustituye a la participación en la política?

¿Pude el consumidor ocupar el lugar del ciudadano?

¿Está declinando el imperio del estado territorial soberano sobre la obediencia pasiva y el servicio activo de sus súbditos o ciudadanos? ¿Esto refleja que la población realiza una elección democrática?

A raíz de todos estos cuestionamientos en una aproximación a estas problemáticas entiendo que el mercado tiende a establecer su dominio imponiendo sus intereses que conllevan a un achicamiento del estado, con la consecuencia de dificultar una distribución equitativa de las riquezas. El mercado si se lo deja actuar sin control “laissez faire” en el cual el papel del estado debe ser reducido a toda costa porque algunos políticos e ideólogos pro mercado argumentan que todo servicio que puedan proporcionar las autoridades públicas es, bien indeseable, bien redundante, pues consideran que el mercado puede prestarlo mejor; con mayor eficacia y a menor coste. El mercado niega las decisiones políticas privatizando las instituciones estatales y haciéndolas organismos lucrativos vendidas a empresas trasnacionales con la consecuente fuga de capitales.

Comprendiendo las maniobras que se articulan para el beneficio de unos pocos con el agravio de mermar la estabilidad de las pymes y las industrias nacionales favoreciendo la entrada de productos importados, perpetúan la pobreza ya que no todos los ciudadanos parten de las mismas condiciones que le permitan un trabajo en el sector privado. En consecuencia los mercados en la manera de que no sea controlada por el estado tienden a perjudicar la soberanía de una democracia liberal.

Estas consideraciones me llevan a concluir que la soberanía del mercado con los perjuicios que esto implica no puede ser considerada una opción que los ciudadanos puedan eligen democráticamente ya que no obedece a la lógica del mercado. En este caso, cuando el mercado se apodera de las actividades que les corresponderían al estado nacional ya no puede ser considerada

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