Felicidad. Eso que a veces comparan con sonreír todo el tiempo

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No solo en una lectura encuentras plenitud o felicidades, también iremos al plano fisiológico, adentrándonos en ese tema que a todos nos atañe: comida. Posiblemente lo mejor de la vida, su sabor nos atrae, nos llena de vida y recuerdos, rememora a esa persona que siempre estuvo ahí o a tu pueblo de origen. Es una especie de plenitud otorgada por tu platillo favorito, que nos hace sentir como el crítico más exigente del mundo cuando de ese alimento hablamos. Ese contraste de colores y olores lo hacen aún más disfrutable, o por simple tradición, pero nos trae gotas de felicidad en un platillo hecho por las personas que confías o amas.

Hablando de alimentos, quizá uno de los mayores a nivel personal es la poesía. Estando triste, enamorado o enojado, los mejores versos salen a la luz. Es una forma de expresión más grande o más efectiva que una discusión o hasta una conversación íntima. Habla todo de manera implícita y a la vez explícita, sobre todo si existe el talento que hace fluir las palabras como un río, que poco a poco te inundarán de felicidad.

Si lo tuyo no es precisamente escribir como Bécquer o Neruda, hay otra cotidianeidad que nos deja con un buen sabor, si tienes el gusto, claro. Considerado como un medio de control masivo y una distracción, la televisión tiene cierto encanto (que no es necesariamente un buen motivo para verla 24 horas) que hace al espectador mantenerse pegado a ella. Esto podría significar un distractor bastante certero en la población mexicana y una manera de enajenación. Sin embargo, habrá que a veces existen grandes riquezas entre la misma basura: Programas culturales, educativos o historias más allá de dramas baratos o programas de opinión, que priorizan el rating antes que un verdadero debate, nos permite degustar una pequeña dosis de felicidad, reconfortante, pero peligrosa si se toma en exceso. En resumen, la televisión puede darte un escape, pero hay que controlarla antes que ella a ti.

No intentaré aburrirlos más por ahora, pero para dármelas de motivador, existe algo que es un ejemplo de cómo es la felicidad: deportes. Ésta es quizá de las más puras, puesto que las emociones que se generan suelen ser más auténticas que en otros ámbitos de la vida: se encuentra en un gol, una anotación, un home-run o un gol de campo que define todo. Puede ser la diferencia entre una vida vacía, loca o intensa. Ahora más que nunca es prudente saber cómo un deporte existe en tu vida, te da cierta felicidad o encuentras identidad en ella, tanto que en tu cotidianeidad te hace mucho más feliz. Es uno de los escapes que más te dan pasión y una euforia que pocas veces encuentras en este viaje tan bello como la vida

Sonríe que la vida es corta, lo mejor de la vida se encuentra entre un simple hola y adiós. Un beso, un abrazo o una sonrisa de la persona especial de su vida también ayudan. Ese “te amo” que nos hace el día o el mensaje que nos mueve a continuar con el trabajo. Somos parte de una vida relevante llena de cosas irrelevantes.

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