La verdad contada a través de las víctimas y victimarios del conflicto armado en Colombia.

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Es por todo lo anterior, que la temática de este documental ha tenido diversas reacciones, como por ejemplo, el blog hablando joven describe el documental de la siguiente forma: “Este es un documental que refleja la realidad de las Víctimas del Conflicto Armado y específicamente muestra el actual proceso de la Ley de Justicia y Paz para los familiares y allegados a los desaparecidos, asesinados, secuestrados y torturados por el paramilitarismo y la impunidad y poca celeridad de los procesos de justicia, que permitan conocer la verdad y acceder a la reparación.”; por otro lado el periodista Jorge Luis Galeano posteo en su cuenta de twitter lo siguiente: “Impactado por #IMPUNITY, los secretos a voces de este país contados desde el dolor de las víctimas y la crueldad de los victimarios”.

“Impunity” aquella película-documental que fue hecha por la memoria de todas las víctimas de la violencia en el país es un “un documento de investigación que procura dar cuenta de la historia de miles de víctimas de los paramilitares en Colombia, con las que, hasta el día de hoy, el Estado está en deuda en cuanto a justicia, verdad, garantías de no repetición y reparación”, o por lo menos, así lo afirma Morris, en una entrevista con Efe, cuando explico el argumento de su documental hecho película, aquella que invita a reflexionar a fondo de las circunstancias que rodean el proceso de verdad, justicia y reparación amparado bajo la ley de justicia y paz, reflexión que debemos hacer la sociedad en conjunto teniendo en cuenta las voces de las víctimas.

En los 90 minutos que dura aproximadamente la película, el espectador se verá transportado a la dificultad que atraviesan las victimas a la hora de saber, por ejemplo, en donde se hallaran los restos de sus seres queridos y por qué fueron asesinados durante los minutos en que un paramilitar reconoce que “fue mucha la gente que se asesinó, que se decapito”.

Finalmente, “Impunity” exhibe la ceguera —o ironía, o irresponsabilidad, como cada uno quiera llamarlo— de los gobernantes y funcionarios del Estado, aquellos que defienden el proceso de paz y la Ley de Justicia, Paz y Reparación, que es a todas luces insuficiente e insultante con las víctimas.