Resumen de "El príncipe"

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Para Maquiavelo lo más importante de un principado es el arte de la guerra y considera que todo príncipe debe ocuparse siempre del asunto militar además de tener un gran conocimiento previo a la adquisición del Estado. Para adquirir conocimiento militar es necesario que el príncipe estudie la historia de loas guerras pasadas, detecte los errores, analice el porqué de las derrotas y victorias para así conseguir unas y evitar otras.

Un tema importante que se aborda en el libro es la forma de comportarse del príncipe, con amigos y con súbditos, en este tema, Maquiavelo menciona algo muy interesante, que a veces las que no parecen virtudes llegan a ser más beneficiosas, a traer bienestar y seguridad, mientras que las que sí se consideran virtudes pueden llegar a ser la causa de la ruina. Un príncipe debe poseer ciertas cualidades como la prodigalidad, si se sabe que tiene esta cualidad le puede perjudicar y es mejor que no la practique públicamente, además de que cuanto más la practique más se pierde la facultad de practicarla, pues el príncipe puede volverse pobre y despreciable, o si no quiere estar es la pobreza, expoliador y odioso, así que es mejor que se le considere tacaño. Así como es más conveniente que le denominen tacaño, igual lo es que le llamen cruel, siempre y cuando su “crueldad” tengo de objetivo mantener a sus súbditos unidos y fieles. Maquiavelo declara que en su opinión es mejor que un príncipe sea temido que amado porque al ser amado es más vulnerable a una traición, aunque también debe mantener alejado el odio.

Algo muy importante respecto al príncipe es las promesas que hace a sus súbditos, a lo cuál Maquiavelo propone que hay dos maneras de combatir: con las leyes o con la fuerza, cuando no funciona de la primera forma, se pasa a la segunda, de la forma en la que lo hace el hombre a la forma en la que lo hace la bestia, por lo que un príncipe debe saber actuar de ambas maneras. Es importante que un príncipe pretenda tener todas las virtudes aunque no lo haga, pues necesita ser capaz de adaptarse a las circunstancias y que no se aparte del bien pero que entre al mal si es necesario.

Un príncipe debe temer dos cosas: que se le subleven los súbditos y que lo ataquen potencias extranjeras. Los Estados bien organizados y los buenos príncipes tratan de mantener el equilibrio, mantienen contento y satisfecho al pueblo y no exasperan a los nobles. En caso de que el príncipe sea odiado por el pueblo o los nobles, se tendrá que inclinar del lado con mayor número o hacia el más fuerte.

Maquiavelo dice que los príncipe son grandes cuando superan las dificultades y la oposición que se les hace, además de que dice que al adquirir un nuevo Estado con ayuda de los ciudadanos debe examinar las causas por las que están con él, pues si no estaban satisfechos con el antiguo príncipe es muy probable que él tampoco logre satisfacerlos. Respecto a esto nada hace más estimable a un príncipe como las grandes empresas y el ejemplo de raras virtudes.

En momentos de guerra un príncipe jamás debe aliarse con uno más poderoso para atacar a terceros, sólo si las circunstancias lo obligan, y tampoco es conveniente que se mantenga neutral ante la guerra entre otros dos principados pues puede que sea el próximo objetivo del vencedor.

Los príncipes lógicamente necesitan a alguien que sea su apoyo para dirigir su principado, este trabajo es de los ministros. Es necesario que los ministros no piensen en su beneficio propio pues si lo hacen, eso significa que no es un buen ministro. El ministro necesita pensar más en el príncipe y recordarle sólo las cosas que pertenezcan a él y por su parte el príncipe necesita llenar al ministro de cargos de manera que comprenda que no puede estar sin su servicio.

Cuando un príncipe pide consejos es porque él piensa que es necesario, no porque los demás lo pienses, además de que tiene que asegurarse de que a quién le pide esos consejos sea una persona sabia, que le dará consejos benéficos, pues para poder gobernar también es necesario estar bien aconsejado.

Los hombres se ganan mucho mejor con las cosas presente que con las pasadas, y cuando en las presentes hayan provecho, las gozan sin inquirir nada; y mientras el príncipe no se desmerezca en las otras cosas, estarán siempre dispuestos a defenderlo, y de esta manera el príncipe tendrá un principado nuevo que fortificó gracias a las leyes que implementó, las buenas armas y los buenos ejemplos.

Maquiavelo plantea que los hombres cuando están de acuerdo con la suerte son felices pero cuando están en desacuerdo simplemente serán infelices, la fortuna varía y los hombres siempre esperan que siga el mismo curso cuando no es así.

Para concluir su obra, Maquiavelo explica un poco de la situación, que en su tiempo era actual, de Italia, sobre tener un nuevo príncipe y si éste podría alcanzar la gloria, y cierra la obra con algo importante, que nada honra tanto a un hombre recién elevado al dominio político como las nuevas instituciones por él ideadas, las cuales, si se basan en buenos fundamentos y llevan algo grande en sí mismas, le hacen digno de respeto y de admiración.