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Stados unidos es uno de los países con menos ayudas sociales del mundo occidental

Enviado por   •  10 de Noviembre de 2018  •  1.791 Palabras (8 Páginas)  •  440 Visitas

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Otra de las consecuencias negativas de sobrevivir con el salario mínimo, es el bajo nivel de sociabilización de estas familias. Estas categorías de trabajos incluyen en el precio un muy bajo tiempo libre para descansar, para salir con los amigos, tomarse unas vacaciones o darles a sus hijos unan oportunidad de salir de los suburbios del barrio por un pequeño instante, como podría ser ir un día al parque de atracciones. Aunque si analizamos bien los ejemplos recién nombrados, observaremos como todos los compromisos sociales que tenemos en mente la sociedad occidental implican un gasto económico. Gastos que para algunos son auténticos lujos o caprichos, que realmente son fundamentales en nuestra sociedad. Hagamos un ejercicio de imaginación sociológica con un acto no cuotidiano pero si necesario: Ir a la peluquería. Más allá de los beneficios estéticos e higiénicos, este acto viene consigo una lista de mejoras tanto sociales, como hablar con las trabajadoras, hacer nuevas amigas leyendo revistas de prensa rosa. Como a nivel psicológico, como salir de la rutina, o un hecho tan sencillo como mirarse al espejo y ver que la persona que está al otro lado no es aquella que se levanta a las 5 A.M para ir a trabajar, sino una persona nueva.

A todas estas influencias negativas le deberíamos sumar la división social entre clase media y clase baja. En el contexto social en el que vivimos los occidentales, categorización de clase no la marca la renta económica solamente, sino que en la manera en la que nos gastamos ese dinero. En las posesiones que adquirimos. De que marca es el Smartphone de nuestro bolsillo, el reloj de nuestra muñeca, el logo de una sudadera, la marca de tabaco que fume. Cualquier detalle, no siempre ligado a nuestro nivel económico puede determinar la clase social, y este es un hecho real, que cada vez más distancia y separa a nuestra sociedad. Volviendo a hacer uso de la imaginación sociológica, analicemos que podría ocurrir si en medio del documental, un día cualquiera Alex, la esposa de Morgan, decide salir a tomar un té con sus amigas de siempre. En esa pequeña reunión, encontraríamos diferentes situaciones poco agradables para Alex. Como hablar de las vacaciones de una o de la otra, observar que móvil sacan del bolso, o bien lo dura y agotadora que es la jornada laboral para ellas, a pesar de trabajar 8 horas, sentadas frente a un ordenador, con un sueldo fijo y vacaciones pagadas. Las comparaciones son completamente inevitables y poco estimuladoras quizás para nuestra protagonista.

En la situación anterior podemos analizar como la aparente distancia entre una clase social y la otra es muy grande. Pero la realidad es muy distinta, en esa mesa en la terraza de un bar cualquiera, lo que une a todas ellas, es que si la situáramos años atrás, todas ellas formarían parte de la clase obrera, y todas serian conscientes de ello. Actualmente solo aquellas familias con larga tradición obrera tienen esa consciencia de clase que hoy en día se ha perdido gracias a la gran mentira de la nueva clase media. Y la defino como mentira ya que a pesar de la gran distancia entre unas y otras, lo único que las separa es un sueldo fijo. Si ponemos por caso una o varias de esas amigas pierden su sueldo fijo o se les reduce a un sueldo mínimo, como el de Alex y Morgan, todos esos privilegios y posesiones que antes hacían valor de ello desaparecen. Esta nueva clase media en los que la mayoría de los occidentales piensan que viven y forman parte de ella no es más que el conjunto de la clase obrera.

De este modo podemos observar como este documental nos representa la cruda realidad en la que vivimos. En todo aquello que se nos oculta o se decora con números que la sociedad no entiende. Como dice [3]Ricardo Romero: “el hambre no entiende de primas de riesgo”. Encendemos el televisor y vemos como según que cadena pongamos, vemos como la economía mejora, o un político nos promete que nuestras vidas serán más fáciles si llega a la presidencia. Pero la realidad, como de costumbre, es otra. Des del exterior parece que la sociedad avanza, teléfonos inteligentes, coches eléctricos… ¿pero para quién? La desigualdad cada vez es mayor en los países más desarrollados de nuestro planeta y la representación total en América es la más ilustrativa. Como Donald Trump, un multimillonario despótico ha llegado a sentarse en la silla del despacho oval de la presidencia de los estados unidos, y no gracias a los votos de la burguesía americana, sino para la más inculta y obrera del país. Tirándose piedras en su propio tejado, ha convencido a la clase más baja de los[4] EEUU. Una clase que se veía fuera de la sociedad, una clase despreocupada por aquellos quienes dirigían el país, una clase que se sentía fuera del país, totalmente excluida. Y que finalmente observamos cómo en la sociedad occidental hay más miedo a la exclusión social, que a la pérdida del trabajo.

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