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Teoria politica. MARXISMO

Enviado por   •  6 de Diciembre de 2018  •  8.020 Palabras (33 Páginas)  •  276 Visitas

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Al estudiar a estos dos personajes en que Marx empieza con el desarrollo del discurso del materialismo histórico, ya que cree que Hegel encontró las leyes de la historia en la dialéctica, pero coincide con Feuerbach, en que la materia antecede y determina a las ideas, entonces no existe nada parecido al espíritu absoluto de la humanidad, es por eso que la dialéctica no se explica a través de las contradicciones, alineación y posterior sublimación de este ente, más bien lo que sufre en este proceso la sociedad.

“MARXISMO”

El marxismo como teoría científica no es producto del trabajo en un laboratorio, y así como su surgimiento va a estar condicionado por las luchas de clases, su rol de ideología del proletariado revolucionario define su sentido último: su reinscripción en la lucha revolucionaria como “guía de la acción”. Su realización histórica se encuentra en la práctica social del proletariado, transformándose así en fuerza material de cambio, por lo que es imposible referirse al marxismo como teoría científica sin hacerlo al mismo tiempo con su expresión en la práctica política revolucionaria.

Estos dos niveles, diferentes, pero internamente ligados, teoría y práctica revolucionaria serán los dos ejes centrales de nuestra esquemática exposición.

El marxismo como teoría.

Las diversas concepciones con que se interpretaban hasta Marx y Engels los fenómenos históricos suponían, de una u otra forma, el idealismo filosófico. Todo proceso concreto era entendido como un momento de la realización de un principio ideal, ya sea directamente religioso (voluntad divina) o metafísico filosófico (la realización de la Idea Absoluta, del destino de Libertad, de Nacionalidad, etc.). Así, se fundamentaban las diversas “filosofías de la historia” que, para los fundadores del marxismo, no serían en definitiva más que ideologías de las diversas clases dominantes.

El orden existente, basado en la explotación de clase, encontraba en los principios ideales que supuestamente movían tos hechos de la historia humana una garantía absoluta que los legitimaba y justificaba. La revolución teórica que opera Marx desde la perspectiva del proletariado supone un cambio radical de los términos en que se planteaba el problema e inaugura un nuevo espacio teórico, no regulado por 1a elaboración de principios ideales imaginarios, ¡sino por el conocimiento de las leyes objetivas del campo socia! específico en estudio: el Materialismo Histórico. Ciencia que sacará el problema del terreno de las “filosofías de la historia” y que obrará condicionando la elaboración de las bases de una nueva filosofía: el Materialismo Dialéctico.

“Origen del Marxismo”

Explica Ignacio Massum, en su libro “Las Ideologías del Siglo XXI“, Si el liberalismo había removido las bases del mundo medieval que agonizó durante la «Edad Moderna», el nacimiento del marxismo va a sacudir hasta sus más profundas raíces el pensamiento del siglo XIX. Como dicen Marx y Engels en sus primeras palabras del Manifiesto Comunista: «Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo». Nada mejor que esa frase para comprender lo que significó el marxismo en su época.

El liberalismo había cuestionado la legitimidad del poder basado en la voluntad de Dios, había proclamado la libertad de conciencia y había reconocido la libertad económica como «natural». Todo eso había escandalizado a los conservadores que seguían soñando con un mundo teocéntrico, estático y cerrado. Pero el mensaje marxista, para la Europa de su tiempo, es mucho más conmocionante aún, porque venía a decir que Dios era un invento de las clases dominantes para adormecer a los pobres, que era inevitable la inminente supresión de toda forma de propiedad privada y anunciaba el arribo de un paraíso terrenal, sin dios, sin familia ni propiedad, donde todo, incluso las mujeres y los hijos sería propiedad de todos, hasta llegar a suprimir al mismo Estado. Para colmo, estas ideas no eran fruto de una mente afiebrada sino el enjundioso trabajo de un economista serio, estudioso y extremadamente detallista en sus razonamientos.

En general, la mayoría de las personas creen que el marxismo consiste en suprimir la propiedad privada y entregar el manejo de la economía al Estado. Esta es una simplificación extrema del pensamiento de Marx, que es sumamente elaborado y complejo.

Lo primero que sorprende al que acomete la ardua tarea de leer las obras de Marx, en especial los tres voluminosos tomos de «El Capital» es que Marx casi no habla ni de socialismo, ni de comunismo, sino que se refiere exclusivamente a la crítica del sistema capitalista. Gracias a la tecnología hoy podemos hacer con facilidad un recuento de palabras en esta abrumadora obra, y podemos comprobar que en «El Capital» que a lo largo de sus miles de páginas se menciona 6468 veces la palabra «Producción», 7979 veces «trabajo», 2238 «plusvalía», o 6792 veces «valor», mientras que sólo se menciona 3 veces la palabra «socialismo» y 4 veces «comunismo».

Como si esto fuera poco, cuando buscamos la palabra «socialismo» vemos que las tres veces que la menciona lo hace para criticar al socialismo de Proudhon; y cuando rastreamos el vocablo «comunismo» encontramos que tres veces se usa para hablar del «comunismo de las tribus primitivas» y la otra mención es en carácter peyorativo: En el Capítulo 37 del tomo 3° dice «Sé que si establezco esta comparación me acusarán de comunismo».

Y para nuestra sorpresa, no hay otra mención al comunismo, ni al socialismo en su obra magna. Este recuento estadístico se hace con una finalidad específica, que intentemos mirar la doctrina de Marx desprendiéndonos de los prejuicios y simplificaciones que suelen hacerse.

“EL MITO DE LA DICTADURA DEL PROLETARIADO”

La anarquía de la producción procede del hecho de que los distintos productores, movidos por su afán de la máxima ganancia, invierten sus capitales en los sectores inmediatamente más rentables, sin preocuparse del nivel de la demanda en un futuro más lejano. Hay una plétora de capitales invertidos en el sector de los bienes de consumo, y una relativa penuria de capitales en el sector de los bienes de equipo.

Este desequilibrio origina crisis económicas cíclicas de superproducción, al no poder absorber el mercado los bienes de consumo producidos. La sociedad capitalista resulta así fundamentalmente contradictoria: su sistema de producción implica el desarrollo de dos clases sociales irreductiblemente

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