CONSTRUYENDO CAMINOS

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Nos hace recordar que nosotros quienes nos jactamos de propiciar un a educación constructivista estamos enclavados en una pequeña esfera de la enseñanza tradicional, sin recordar que el desarrollo de competencias en el alumno debe darse en función de sus propios intereses, de su contexto social y su familia. El docente, guía o facilitador solo debe proporcionar un ambiente propicio para la creación de situaciones didácticas que se vayan desglosando del interés del niño.

Lejos estamos de permitir que sean los niños quienes decidan qué o cómo lo harán para llegar a la construcción de sus aprendizajes.

Nos recuerda la importancia de las visitas de campo a esos lugares que más causen interés a nuestros pequeños, recordemos que un mayor aprendizaje se da fuera de las aulas. Nos da una excelente herramienta como es el diario de clase.

Entregué mi carta a una joven educadora que comienza su vida profesional, le pedí de favor que leyera la carta en ese momento para poder captar su expresión al realizar las lecturas.

Su primera expresión fue de sorpresa, me agradece y comienza a leerla.. veo en su rostro una pequeña mueca de molestia, al preguntarle me dice que al leer en la carta la parte en donde expreso esa falta de apoyo tanto de padres como de directivos le recordó una situación vivida con un padre de familia durante su proceso como docente en formación y la molestia pero sobre todo tristeza que le causa el leer esto sabiendo en carne propia que cada letra plasmada en mi carta tiene un poco o mucho de realidad.

Al terminar de leerla me vuelve a agradecer y me dice firmemente, espero que tenga la sabiduría necesaria para que a pesar de los años y de esas noches tan obscuras tenga la sensibilidad de ver las hermosas mañanas que me esperan cada dìa dentro de mi salón de clases. Pero sobre todo que a pesar de todo lo que a lo largo de los años pueda suceder llegue con el amor con el que hoy vengo a enseñar a mis niños.

Querido diario:

Mi nombre es Cecilia, el día de hoy me toca escribir en tus hojas y prácticamente lo hago presentándome y a la vez despidiéndome ya que es nuestra última clase de nuestro primer cuatrimestre (de 2 meses).

Hoy después de algunas semanas de estar conviviendo con mis compañeras lo único que puedo decir es gracias… gracias a los profesores que estuvieron clase a clase aguantando nuestras ocurrencias y risas al por mayor, gracias a mis compañeras causantes de esas risas y a las que tuvieron que aguantar los regaños generalizados producto de las mismas.

No soy muy buena para escribir pero creo que el día de hoy compañeras estamos subiendo un pequeño escalón más para alcanzar ya dentro de menos, nuestro anhelado sueño de ser licenciadas.

Sé que como a mí, en alguna remota ocasión a algunas de ustedes se les atravesó la idea de desistir de esta aventura. Que sentimos nostalgia al llegar a nuestro salón de clases y ver qué sábado a sábado íbamos siendo menos, pero permítanme recordarles que los grandes logros siempre vienen acompañados de enormes dificultades, que nos harán valorar todo nuestros esfuerzos.

Me despido esperando que el primer día de clases del siguiente cuatrimestre seamos las mismas que hoy estamos aquí.