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Fuente: histórica primaria

Enviado por   •  16 de Abril de 2018  •  1.557 Palabras (7 Páginas)  •  344 Visitas

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2.- Análisis y comentario:

La mujer pasó la frontera de las libertades republicanas hacia una sumisión de su persona, capacidades y libertades a favor del hombre. La educación de la mujer entre la religión y los libros de texto perseguía mantener la sociedad tradicional que según la dictadura de Franco; la II República había corrompido. Se trata de educar para conseguir una sociedad donde la mujer fuese madre, esposa abnegada y servicial. Su misión era la atención del marido y de los hijos bajo una educación y formación en unos valores de patriarcado y bajo la moral católica ultraconservadora franquista. Este texto muestra algunos de los requisitos que debía practicar esta mujer para llegar a ser una buena esposa en 1958. Con su lectura se percibe como se aniquila la capacidad intelectual, creativa y crítica de la mujer. Se la anula como persona invitándola a convertirse en un ser sin iniciativas: es el marido quien decide y mueve los hilos a su antojo. Por no tener, no tiene ni derecho a quejarse ante comportamientos poco justificables de su esposo. Su razón de ser es complacer al varón y no contrariarle (darle su comida favorita, un ambiente agradable sin tensiones ni discrepancias, procurarle el confort físico y psíquico y todo ello con un aspecto impecable, aunque el tiempo que emplee para esta última tarea no debe de robar ni un segundo a la servidumbre de su esposo). Todo se supedita a él, hasta la intimidad de la alcoba (incluso en esta esfera se permiten adoctrinarla). Al tiempo, debe de cuidar del hogar (limpieza, comidas y educación de los hijos).

Era una sociedad machista y patriarcal, donde la mujer tuvo una posición de sumisión y de duro trabajo. Sus libertades se limitaban a trabajar y servir como una buena ama de casa, cocinando y cuidando de los hijos, sin poder disfrutar de las ventajas y derechos que tenían los varones.

La mujer se consideraba como una menor de edad. “No entendemos que la manera de respetar a la mujer consista en sustraerla a su magnífico destino y entregarla a funciones varoniles. A mí siempre me ha dado tristeza ver a la mujer en ejercicios de hombre, toda afanada y desquiciada en una rivalidad donde lleva -entre la morbosa complacencia de los competidores masculinos- todas las de perder”, así se refería en un discurso José Antonio Primo de Rivera a la incorporación de la mujer en nuevas carreras y profesiones durante la república. Queda claro entonces, el ideario machista que se quería imponer desde la Falange y la Sección Femenina.

3.- Valoración:

Para la implantación de cualquier régimen totalitario o autoritario, éste debe apoyarse en una base social, donde es crucial la familia, como pieza clave en una sociedad jerarquizada. Los valores que se atribuyen en estos regímenes a la figura de la mujer están marcados por una vuelta de los valores tradicionales, donde la mujer queda ligada a las tareas domésticas, y es ensalzada por su faceta como madre.

La instauración de la dictadura franquista destruyó todos los logros y conquistas que había alcanzado la Segunda República en materia de género. Proclama un discurso antifeminista: la mujer se percibía como un ser inferior al hombre, tanto espiritual como intelectualmente, pretexto que utilizaban para relegar a la mujer a las tareas del hogar. De ahí, el ensalzamiento de la figura de la mujer como madre y esposa.

Este texto es un claro ejemplo de lo que se acaba de exponer. Visto desde nuestra actual concepción de la sociedad, estamos ante un auténtico insulto al género femenino. Un atropello a los derechos de la persona, una apología del machismo que explica el comportamiento y pensamiento de nuestras abuelas que fueron educadas y adoctrinadas bajo estos absurdos principios, a las que se las negó la posibilidad de desarrollarse como profesionales y como personas. Fueron reprimidas intelectualmente, saturándolas con religión y censura. Se las trataba como seres inmaduros que no merecían libre albedrío ya que por su condición necesitaban una tutela masculina: padres en su infancia y posteriormente maridos. Siempre callada bajo la sombra de un varón.

En resumen la condición femenina era una esclavitud, estar al servicio del hombre y sin derecho a réplica y tan bien estructurado estaba (pues desde pequeñas se les inculcaba esta doctrina como única verdad) que no cabía la posibilidad de rebelión u otro pensamiento que no fuera la familia y Dios

Para mí lo importante es que esta vejación no se vuelva a repetir bajo ninguna bandera, ideología y/o religión.

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