Los juegos en marcha: respuestas posibles a preguntas frecuentes
Enviado por Sandra75 • 26 de Junio de 2018 • 1.791 Palabras (8 Páginas) • 514 Visitas
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Durante el transcurso de los juegos es muy importante que los docentes podamos asumir una actitud de “presencia atenta” frente las necesidades de los niños, alentándolos y acompañando las decisiones que vayan tomando. Es bueno también ofrecerles instancias que permitan la circulación de los conocimientos construidos grupalmente.
Ante los desafíos que el juego propone, algunos niños suelen buscar explícitamente la aprobación del docente, mientras que otros lo hacen solo con la mirada. A veces nos pasa que no podemos evitar orientar a los niños en la resolución de una cuestión y lo indicamos directamente; les decimos lo que tienen que hacer: Contá; contá bien; volvé a contar; ¿Te parece que hay la misma
cantidad?; ¿Está bien?; ¿Son iguales?; ¿Dónde hay más?; Fíjense cómo contó Mariano, ¿está bien?; Tenés que sacar cuatro; anotá; hacé cuatro palitos, entre otras intervenciones.
Desde nuestra perspectiva, creemos que favorecemos más el desarrollo de la actividad cuando acompañamos; esto es, cuando nos sentamos junto a un grupo y observamos el juego; cuando les hacemos ver a los niños aquello que ellos quizá no ven pero al mismo tiempo evitamos protagonizar las acciones o interrumpir las de ellos; cuando podemos incluirnos como un jugador más, jugando verdaderamente; cuando con nuestra presencia cercana ayudamos a que el clima de juego sea ameno y el trato entre los niños, cordial y amistoso.
Durante el juego, cada niño despliega las herramientas de las que dispone: puede contar salteándose números o registrar la cantidad desordenadamente, entre otros “errores” posibles. La idea es que sean los mismos niños quienes se confronten con estos problemas durante el juego y que esto suceda por señalamientos de otros niños o bien como consecuencia de analizar el resultado de lo realizado en las instancias de reflexión colectiva. Porque desde el enfoque didáctico que sustenta esta propuesta, esperamos que los alumnos construyan procedimientos, sentidos de los conceptos, del vocabulario usado y de las nociones en uso en la interacción con sus pares y en relación con los problemas ofrecidos.
Las formas de resolver serán, entonces, el resultado de un proceso desarrollado a través de sucesivas jugadas, con discusiones a propósito de los problemas que se suscitaron, reflexiones y acuerdos grupales surgidos en la puesta en común y en los planteos colectivos.
Por otra parte, las etapas de exploración de un juego nuevo son la ocasión propicia para llevar registros de lo que va sucediendo. Escribir permite fijar las reflexiones y las inquietudes que nos atraviesan como maestros, construye una memoria de lo que pasa en el aula. Y sobre esta memoria podemos volver en busca de ayuda para seguir adelante, para proponer nuevas cosas, salvar obstáculos y ayudar a los niños a avanzar en sus conquistas. En ese sentido, es una herramienta útil a la hora de planear nuevos juegos. Además constituye un acervo de ideas, problemas y situaciones que enriquecen nuestra tarea de enseñanza, sobre todo si se generan ámbitos institucionales donde poder compartir los registros.
4. La puesta en común: preparación, desarrollo y cierre de la tarea
¿A qué llamamos puesta en común? ¿Cuáles son sus objetivos?
Como hemos dicho ya, los juegos con reglas son problemas para los niños en tanto desafíos que, en la medida que van adquiriendo mejores estrategias para abordarlos, les permiten evolucionar en sus conocimientos. En el caso de los juegos presentados en este Cuaderno, entendemos que son oportunidades para usar números, hablar de ellos entre compañeros, discutir sobre el orden numérico, opinar sobre la jugada de otro, ensayar cómo se escriben los dígitos al registrar un puntaje, leer números, etc. De este modo, los niños se van familiarizando con las representaciones y construyendo sentidos para ellas. Estos sentidos, seguramente, se completarán al vincular esas escrituras con otros usos en la vida cotidiana del jardín y al abordar nuevos problemas.
En este marco se despliega nuestra tarea como maestros dispuestos y disponibles para favorecer y promover las situaciones de intercambio que hagan posible que los conocimientos “circulen” en todo el grupo: ese es el sentido de la puesta en común.
Las puestas en común requieren pensar en lo sucedido y observado, analizar la situación general de la sala, presentar algo ocurrido en un grupo de tres o cuatro niños que evaluamos importante para compartir, etc. Por este motivo, es un momento recortado de la secuencia de enseñanza que puede perseguir diferentes objetivos y puede plantearse en diferentes momentos: al cierre de una jugada, al inicio de otra, después de varias instancias de juego o como un momento de evocación posterior.
En síntesis, una puesta en común no se realiza invariablemente después de cada jugada, pero siempre tiene una finalidad pedagógica previamente pensada.
Para su preparación es fundamental observar el desempeño de los niños durante los juegos y seleccionar algunas de las cuestiones que consideremos relevantes para llevarlas a la discusión colectiva: las diferentes resoluciones, una regla no considerada, la comparación entre dos procedimientos aparentemente diferentes o similares, una discusión sin saldar, etcétera.
La puesta en común es una instancia de enseñanza que se apoya en la reflexión, que recupera las acciones realizadas en los juegos para fundamentarlas mejor, para explicitar sus razones. Es un espacio en el que se formulan preguntas y que da a los niños la oportunidad de buscar y encontrar palabras más claras para transmitir sus ideas.
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