Animismo animado, del inconsciente al cuadro por cuadro: Jan Švankmajer.
Enviado por Ensa05 • 30 de Abril de 2018 • 1.590 Palabras (7 Páginas) • 376 Visitas
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4) Confunde constantemente el sueño con la realidad y viceversa. No hay transiciones lógicas. Entre el sueño y la realidad hay solamente un brevísimo gesto físico: levantar y cerrar los párpados. En la ensoñación diurna, incluso este gesto se interrumpe.
5) Al momento de decidirte a qué concederás la preferencia -a la visión ocular o a la vivencia somática-, cede siempre la prioridad al cuerpo, ya que el tacto es un sentido más antiguo que la vista y es una experiencia más fundamental. Además, en la civilización audiovisual contemporánea, el ojo está notablemente cansado y “deteriorado”. La experiencia del cuerpo es más auténtica, libre del lastre del esteticismo. nunca debes perder de vista el punto de fuga que es la sinestesia.
6) Cuanto más profundices el argumento fantástico, tanto más realista deberás ser en los detalles. Aquí te conviene apoyarte plenamente en la experiencia del sueño. No tengas miedo a caer en las “descripciones aburridas”, las obsesiones pedantescas, los “detalles insignificantes”, lo documental, si es que quieres convencer al espectador de que todo cuanto está viendo en la película le concierne íntimamente y no es cosa ajena a su mundo, sino algo en lo que está “metido hasta las orejas” sin estar consciente de ello. Debes convencerte de ellos. Valiéndose de cuantos trucos tengas en tu posesión.
7) La imaginación es subversiva, porque opone lo posible a lo real. Por este motivo, sírvete siempre de tu imaginación más desenfrenada. La imaginación es el don más significativo que haya recibido la humanidad. No fue el trabajo, sino la imaginación lo que ha humanizado al hombre. Imaginación, imaginación, y más imaginación.
8) Escoge siempre temas con los que tengas una relación ambivalente. La ambivalencia siempre debe ser suficientemente fuerte (profunda) e irreversible, para que puedas avanzar sobre su filo sin caer de uno u otro lado o, al contrario, puedas caer al mismo tiempo de ambos lados. Sólo así conseguirás evitar el error más grave, que es un film de tesis.
9) Ejercita tu trabajo creador como un recurso de autoterapia. Esa actitud antiestética acercará tus obras a las puertas de la libertad. Si la creación tiene algún sentido, no puede ser otro que el de liberarnos. Ninguna película (lo mismo rige para un cuadro o una poesía) puede liberar al espectador sin aportar ese mismo alivio al propio autor. Todo lo demás es asunto de “la subjetividad general”. La creación artística como liberación permanente.
10) Prioriza siempre la creación, la continuidad del modelo interior o del automatismo psíquico frente a cualquier ocurrencia. La ocurrencia -incluso la mejor posible- nunca puede ser motivo suficiente para que te sientes tras la cámara. La creación no es tambalearse de una ocurrencia a otra. La ocurrencia tiene su lugar en el trabajo creador únicamente en el instante, en que hayas asimilado perfectamente el tema que deseas expresar. Solamente a partir de ese momento puede tener buenas ocurrencias. La ocurrencia es parte del proceso creador, no un impulso para el mismo.
Nunca trabajes, improvisa siempre. El guión es relevante para el productor, no para ti. Es un documento facultativo, al que recurrirás solamente cuando te falle la inspiración. De sucederte más de tres veces en el curso del rodaje, es una señal: o bien estás trabajando en una película “mala”, o bien has terminado.
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El haber formulado este Decálogo no significa que me rija por él conscientemente. Son reglas que de cierta forma emanaron de mi trabajo y en modo alguno le preceden.
Además, todos los mandamientos ahí están para ser trascendidos (que no obviados). Mas también existe otra regla , y transgredirla (u obviarla) es aniquilador para cualquier artista: nunca pongas tu trabajo al servicio de otra cosa que de la libertad. “
Para Svankmajer, Ladislaw Starewicz es el Melies de la animación. Pero ahora es el turno de su inconsciente dotar de vida a nuestras mentes, como en aquellos inicios del cine. Muchos directores lo toman como referente, como un maestro de la animación. Y eso mismo es y será en un futuro. Un gurú eterno del inconsciente sinestésico dotando de vida a objetos con memoria propia.
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