Ensayo Gustos ¿Está todo escrito?
Enviado por Sandra75 • 21 de Octubre de 2018 • 1.141 Palabras (5 Páginas) • 457 Visitas
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Existen puntos de consenso en ésta –para mí- eterna disyuntiva. Como refiere el autor anteriormente mencionado “…se distinguía entre belleza objetiva (simetría) y otra subjetiva (euritmia) en que no se requería que se dieran objetivamente buenas proporciones siempre y cuando provocara sentimientos agradables en el espectador” Pero, ¿es esto suficiente? ¿Hacer sentir algo a través de una obra la convierte en una buena obra? ¿En una obra bella? Los clásicos del cine coinciden con las mejores películas de todos los tiempos y casi ninguna pasa de la década del ’70 en adelante, por eso mismo son clásicos y por eso mismo el director de Toy Story tendrá seguramente en su estante la filmografía de Bergman. También es correcto afirmar que lo que buscamos en una sociedad como la actual es la penetración de contenidos inmediatos, con un fin estratégico y que no reparan en la pomposidad ni en la grandilocuencia que a su vez la hace carecer de elementos tales como la trama y la sustancia. Frente a esto y citando nuevamente a Tatarkiewicz “En el caso de una armadura o un escudo, lo que se considera principalmente es la belleza como adecuación” o como siglos antes indicara Sócrates “La aptitud, entendida como el uso que se le da al elemento artístico, es belleza en el sentido amplio (si denominásemos belleza a todo lo que es agradable), pero al mismo tiempo se opone a la belleza (si por belleza se entiende la propia belleza de la forma)” Es por esto que siempre la discusión termina en lo mismo. Mis amigos me consideran un snob que no aguanta la música electrónica ni las películas de Disney y yo me compadezco que ellos vayan a morir sin disfrutar un librazo como Los Detectives Salvajes.
Supongo que finalmente una disyuntiva que ha sido discutida desde que el mundo es mundo no va a poder ser resuelta por este estudiante e incluso, y para peor, tendrá que finalizar de la forma más fome que existe: con la conciliación entre la obra misma y lo que nosotros sentimos, deducimos e interpretamos de ella. Una discusión que, como la filosofía misma, no tiene un final feliz y que puede ser declamada a través de la siguiente idea expresada por San Agustín y casi ocho siglos después por Tomás de Aquino “En primer lugar, pregunto, ¿es una cosa bella porque agrada, o agrada porque es bella?”
A mí me enseñaron (mal al parecer) que en gustos no hay disgustos, pero no me cabe en la cabeza que no exista una métrica que permita considerar que la música de Mozart sea indiscutiblemente superior a la banda sonora de Hanna Montana. Quizá esta métrica no ha sido descubierta aún y dependa exclusivamente del tiempo que nos lleve descubrir que el mundo gira alrededor del sol y no al revés. Que los gustos sean educables y vayan más allá de lo que los estetas del renacimiento consideraban como “…categorías de placeres, o para ser más exactos >”
Sólo queda seguir disfrutando y no perder las ganas de conocer todas las manifestaciones artísticas que no tienen mayores objetivos que ser un aporte a la vida y a hacer de nuestro paso por ella algo más bello.
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