El motivo de este escrito es para debatir los múltiples cambios que ha tenido la Opinión pública

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no se hizo esperar: "Pues lo importante no es si tiene dinero o no, el chiste es que ella tiene familiares que se saben mover para buscarla".

Ante estos dos comentarios, me puse a pensar, ambos tienen razón pero tampoco en su totalidad. Se puede ver que, en efecto, la joven tiene una familia con estabilidad económica y que se sabe movilizar para agilizar su búsqueda, pero también podría sucederle a una de escasos recursos y aunque es más difícil también podría contar con una familia que se movilice lo suficiente para ir en su búsqueda.

El desarrollo actual de la esfera pública en red sugiere que ésta carecerá de puntos claros donde ejercer el control o la influencia –ya sea por decreto o mediante compra. Dicha esfera pública en red parece invertir el modelo masivo al guiarse en gran parte por lo que densos conglomerados de usuarios consideran intensamente interesante o atractivo, en vez de por lo que grandes franjas de ellos encuentran ligeramente interesante.

Y su promesa es ofrecer una plataforma para que ciudadanos comprometidos cooperen y proporcionen observaciones y comentarios, y desempeñar la función de vigilancia democrática según un modelo de producción entre iguales.

Con esto pretendo realizar un análisis detallado de cómo Internet y la emergente economía de la información en red nos proporcionan mejoras bien diferenciadas en la estructura de la esfera pública con respecto a los medios masivos. A la par, también explicaré y discutiré las soluciones que han aparecido en el propio entorno en red con respecto a algunas inquietudes persistentes sobre la democracia e Internet: los problemas de la sobrecarga informativa, la fragmentación del discurso y la erosión de la función de vigilancia de los medios masivos.

A efectos de analizar la libertad política, adoptaré una definición muy limitada de “esfera pública”, refiriéndome con este término al conjunto de prácticas que los miembros de una sociedad usan para comunicarse acerca de asuntos que consideran de interés público y que demandan potencialmente la acción o el reconocimiento colectivos. Más aún, ni siquiera puede decirse que todas las comunicaciones sobre asuntos de potencial interés público formen parte de la esfera pública. Así, las comunicaciones en el seno de relaciones independientes cuyos límites se definen al margen de los procesos políticos para la acción colectiva son “privadas” si permanecen exclusivamente en el ámbito interno.

Con lo anterior pretendo plantear que en nuestro mundo, lo privado se está introduciendo cada vez más en las esferas del ámbito público, sobre todo cuando la red es un lugar donde el consumo audiovisual y el encuentro entre personas está al alcance de un click.

Dentro de esta nueva sociedad de consumo en la que nos encontramos en la actualidad, la información es la materia prima, la commodity; la comunicación es el servicio. Proporcionar información no es suficiente. Como “medios de comunicación social”, han de proveer de espacios de comunicación y socialización a sus audiencias. En cierta medida podríamos decir que los medios se han convertido en “mini esferas públicas entrelazadas”, pero ahora el reto estriba en captar nuevos públicos y convertir a sus audiencias en redes sociales, que vayan creando en sí mismas, nuevas redes de comunicación.

Con esto, los medios tradicionales deben “digitalizarse” con el fin de alcanzar y atraer a más público. Para esto, deben aplicar una serie de pasos que, ojo, no garantizan el éxito rotundo, pero sí se implementa una conexión entre servicio y cliente directo:

Conectividad: Estar conectados con sus audiencias y cultivar la relación de proximidad

Ya no es suficiente la producción y el ofrecimiento de noticias, ahora los medios tienen que dar servicio y ser útiles a sus usuarios. Esto obliga a elaborar productos adaptados a sus necesidades de creación y recreación del proceso informativo.

Participación abierta y de calidad

Orientación y dinamización

Gestión del conocimiento

Privacidad

Identidad digital

CONCLUSIÓN

En fin, la esfera pública puede ser cualquier espacio que lleve al diálogo y al debate, pero hay que tomar en cuenta que no siempre es igual, sino que conforme al tiempo, época y contexto, cambia, en cuestión de política, manejo de intereses, reputación etc.

Bibliografía:

Habermas, J. (1986). La esfera de lo público. Francisco Galván Díaz (comp.), Touraine y Habermas, Ensayos de teoría social. UP/UAM Azcapotzalco. México.

Danton (1982)

Dangerous Liaisons (1988)