La sublimación como herramienta de consumo
Enviado por poland6525 • 6 de Septiembre de 2017 • 1.845 Palabras (8 Páginas) • 659 Visitas
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Si seguimos este argumento quizás no nos debería extrañar que las personas que lo poseen todo en el mercado aun así se sientan vacíos, sin trascendencia, y finalmente en la nada.
El hombre ahora se absorbe en el estatus social, las categorías inventadas para dicho concepto obedecen a una suma de signos que implican finalmente un juego entre el sí mismo y el otro, como imagen del yo. Ese yo que se refleja en el espejo es ahora un espectro con valor fantasmal. Deja de ser individualidad propiamente tal, su personalización ahora entra en contradicción y la alienación queda, en cierta forma, inexacta.
Cabe decir que en este punto es casi necesario jugar con un sí mismo alterno, un idealizado que tenga un escape capaz de alterar las dinámicas de la lógica. Tyler Durden es nuestro héroe escogido, la imagen perfecta que logra lo impensado para alejarse del estilo de vida común, generando sus propias reglas (Linson, Chaffin, & Grayson, 1999).
El consumo circula como mercancía, posee también un valor fantasmal que cambia el sentido de todas nuestras decisiones. Es ahora un espectáculo que se desarrolla a través de imágenes, signos y modelos consumibles bajo lógicas hedonistas (Baudrillard, 2009).
Bella representación de aquello es El Show de Truman (Feldman, Rudin, Niccol, & Schroeder, 1998) en que incluso el espectáculo es presentado a los mismos consumidores quienes lo observan casi como una obra de arte, donde curiosamente se hace eco de su misma condición alienada o despersonalizada. El Show de Truman resulta ser un reflejo más de cómo las relaciones humanas se desarrollan, dentro y fuera del set de televisión.
La ficción no está tan alejada de nuestras realidades, o más precisamente, de la simulación de ella. Es casi como un efecto en cadena de una realidad dentro de una realidad dentro de una realidad, un espiral incesante ad infinitum y que tarde o temprano se termina devorando a sí mismo, como si de un ouroboros se tratase. La máquina de sueños en Inception (Nolan & Thomas, 2010) es más tangible de lo que se aparenta, solo que quizás no hemos notado aún la patada.
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Conclusión
Pareciera existir una relación notable entre la idea de simulacro de realidad para desarrollar la finalidad del consumo en una expresión notable, que sea capaz de permear nuestras vidas de forma tal que las decisiones giran en torno a necesidades ficticias que obedecen a signos con valor fantasmal, una mercancía que niega nuestra trascendencia y nos deja finalmente desvalidos de todo carácter de sentido real al porqué de nuestra función en el mundo.
Todas las grandes preguntas de la filosofía y la metafísica se están reduciendo a la mínima expresión mientras que nuestra imagen sigue en el bolsillo del Diablo, ahora impera el estatus social que nos otorgan las marcas de forma que todos pueden cuantificarlo a través de la apariencia.
Y por supuesto, esto nos llena de un enorme placer. Es casi tan o más placentero que el propio acto sexual: ya no necesito llevarlo en práctica por un fin de sobrevivencia cuando tengo dinero que media entre todo tipo de satisfacción de necesidades, por ende, todo tipo de actividad que realice permite que el placer inunde mi existencia. Mientras posea más canales para llevarlo a cabo y en el menor tiempo posible, más consumistas y despersonalizados somos, negando finalmente la trascendencia y convirtiéndonos en un engranaje más.
La reflexión que lo anterior, sumado a El Show de Truman, me permite pensar que finalmente nos dejamos llevar por un director de televisión fantasmal que juega con la sublimación de nuestras actividades, y muchas veces lo ignoramos. ¿Y qué sucede cuando finalmente comenzamos a descubrir sus prácticas? Nos llaman locos y nos sugieren la visita a un psicólogo, la herramienta de la normalización.
Huxley (2007) nos retrata de forma despiadada, por su predicción, lo que ocurre con una sociedad en que el orden y el control social están dado por mecanismos de placer para mantener el status quo y la producción. El soma es la manifestación legal y aceptada dentro de esta dinámica en Un Mundo Feliz, pero claro, cabe la duda de pensar a quién obedece finalmente dicha felicidad.
No es difícil imaginar las repercusiones de los planteamientos de Huxley (2007) en nuestra sociedad actual, quizás con mecanismos y herramientas que no han sido validados ni expuestos por quienes nos gobiernan, pero sin embargo se manifiestan con una sutileza publicitaria que muchas veces nos lleva al desenfreno consumista.
En este punto solo nos queda pensar en un escape.
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Referencias
Adorno, M., & Horkheimer, M. (2003). La industria cultural. En Dialéctica de la ilustración. Madrid: Trotta.
Baudrillard, J. (2009). La sociedad de consumo: Sus mitos, sus estructuras. Madrid: Siglo XXI.
Feldman, E., Rudin, S., Niccol, A., Schroeder, A. (Productores), & Weir, P. (Dirección). (1998). The Truman Show [Película]. Estados Unidos.
Freud, S. (1979). La moral sexual "cultural" y la nerviosidad moderna. En Obras completas, Tomo IX (págs. 159-181). Buenos Aires: Amorrortu.
Heidegger, M. (2010). La época de la imagen del mundo. En Caminos del Bosque. Madrid: Alianza.
Huxley, A. (2007). Un Mundo Feliz. Barcelona: Edhasa.
Linson, A., Chaffin, C., Grayson, R. (Productores), & Fincher, D. (Dirección). (1999). Fight Club [Película]. Estados Unidos.
Nolan, C., Thomas, E. (Productores), & Nolan, C. (Dirección). (2010). Inception [Película]. Estados Unidos.
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