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EL PETRÓLEO: INNOVADORA Y DESTRUCTIVA REVOLUCIÓN

Enviado por   •  12 de Abril de 2018  •  5.510 Palabras (23 Páginas)  •  211 Visitas

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La anterior afirmación hace parte de un informe sobre la contaminación ambiental, redactado por la periodista Sonia Gómez, en el cual se afirma que de acuerdo a investigaciones de la Organización Mundial de la Salud, en Medellín se respira el aire más contaminado de América Latina. “Mientras para la OMS el límite crítico es de 20 microgramos por metro cúbico de partículas menores de 10 micrómetros en el ambiente que respiramos, ese nivel en Medellín es de 93, en comparación con los 74 de Santiago de Chile, los 66 de Bogotá y los 64 de Ciudad de México. (El Tiempo, 2009)

En el contexto general de Colombia, el medio ambiente se ha degradado como consecuencia de la deforestación, la agroindustria y la ganadería, tres fenómenos que están íntimamente interrelacionados con la irrupción en el campo de una activa clase empresarial emergente, buena parte de cuyos integrantes están relacionados con el paramilitarismo y el narcotráfico.

La intensa acumulación de capitales registrada en los anteriores sectores, a partir de las décadas de 1980 y 1990, y ante las dificultades para su inversión en actividades industriales o financieras tradicionales, se orientarían en acelerados e irracionales procesos de deforestación, sin respeto por las fuentes hídricas, en regiones con marcada vocación forestal, para:

- El montaje de grandes haciendas ganaderas, actividad que aún otorga en Colombia status social y facilita la evasión tributaria y el lavado de dineros.

- El establecimiento de grandes plantaciones de palma africana, orientadas a la producción de materia prima para la elaboración de agrocombustible, actividad para la cual el gobierno ha establecido un atractivo marco legal, tributario y financiero, a lo cual haremos referencia en otras unidades.

La deforestación ocasionada en países tropicales como Colombia es la responsable del 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero, ya que los árboles almacenan carbono, pero al ser talados ese carbón almacenado regresa a la atmósfera. Igualmente, los árboles almacenan agua y luego la liberan a la atmósfera mediante un proceso que se conoce como transpiración, pero al ser talados indiscriminadamente se deja de retener el agua en el ecosistema y el clima se vuelve más seco y los suelos se erosionan.[1]

La ganadería, especialmente la extensiva en los países tropicales como Colombia, es la causante del 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero, como consecuencia de la deforestación que conlleva la siembra de pastos y las fermentaciones digestivas de los rumiantes que son generadoras de metano, fenómenos de provocan el calentamiento global.[2]

Igualmente, se considera que la agricultura comercial, por los numerosos químicos que incorpora en su proceso, contribuye con un 10% a las emisiones de gases de efecto invernadero.[3]

En Colombia la densa normatividad legal sobre el medio ambiente y las permanentes campañas publicitarias sobre protección, conservación y recuperación de los recursos naturales, como los bosques y fuentes hídricas, generalmente no van más allá de las buenas intenciones, si es que realmente las hay. Quienes con cierta frecuencia recorremos regiones del país por vía terrestre, observamos como en los últimos años se han incrementado las deforestaciones, con quemas incluidas, de vastas regiones de vocación forestal y pendientes que superan los 45 grados.

He presenciado en los últimos tres años, a partir de 2007, cómo en el Oriente antioqueño y en el Magdalena Medio, frondosos bosques son transformados en potreros, sin respetar nacimientos ni riberas de las fuentes hídricas. Ni las instituciones responsables de su conservación, como CORNARE, ni las autoridades locales, alcaldías, se dan por enteradas. Hace algunos años le solicité al Comandante de un puesto militar en el Magdalena Medio antioqueño para que interviniera frente a ilegales deforestaciones y robos de madera en fincas abandonadas por problemas de orden público. Secamente me respondió: “mi responsabilidad se limita al orden público”.

En diciembre de 2009 la influyente institución ambientalista GREENPEACE hizo público un mensaje que le envió al Presidente de Colombia Álvaro Uribe Vélez, en el cual le llama la atención sobre la política forestal de su gobierno, que es la misma del gobierno norteamericano, que no tiene un enfoque global sobre el tema, sino que se limita al apoyo de proyectos específicos de reforestación con especies no nativas como el pino, en tanto que las políticas generales provocan el caos climático o que puede llevar en este siglo a la desaparición de los páramos en Colombia.[4]

Las polémicas sobre temas ecológicos y ambientales ganan cada día más espacios, destacándose los relacionados con la explotación de los recursos de la naturaleza, renovables y no renovables, y su impacto sobre los más variados campos.

Los recursos no renovables son aquellos elementos de la naturaleza que con su utilización (consumo) se van agotando, sin reproducirse (renovarse) en el breve lapso de la vida de género humano, como el carbón, los hidrocarburos (petróleo y gas natural) y los minerales en general.

Los recursos renovables son aquellos elementos de la naturaleza que mediante un uso, consumo, racional no se agotan, sino que pueden reproducirse, renovarse, como los bosques.

El pensador y economista chileno Luís Razeto Migliario recuerda que el problema ecológico surge en la relación del hombre con la naturaleza, una relación que, a diferencia de la que establecen con ella los animales, no es directa y natural, pues en el hombre está mediatizada por la economía, ya que la economía es en esencia un proceso de intercambio vital entre el hombre y la naturaleza, por el cual resultan ambos transformados. En consecuencia, la cuestión ecológica en su verdadera dimensión es un problema económico, determinado por la forma como está organizada la economía, es decir por el modelo económico predominante.

Y si la ecología depende de la economía, la existencia de un serio problema ecológico pone de manifiesto la existencia de muy serios problemas en la economía, concretamente, en el modelo económico vigente.[5]

El profesor Razeto destaca que el modelo económico predominante en el mundo deteriora el medio ambiente en las cuatro fases de su circuito económico: producción, distribución, consumo y acumulación. Desde la producción, el desequilibrio ecológico se asocia al gigantismo de numerosas empresas que consumen volúmenes inmensos de recursos naturales, al tiempo que generan residuos y desechos contaminantes del medio ambiente.

Desde el proceso de la

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