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LA OBSOLESCENCIA PROGRAMANADA: EL MOTOR SECRETO DE NUESTRA SOCIEDAD DE CONSUMO

Enviado por   •  17 de Abril de 2018  •  2.001 Palabras (9 Páginas)  •  368 Visitas

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Sin embargo, la obsolescencia programada tiene sus efectos negativos también en países del tercer mundo. Continuamente, se mandan a estos países contenedores de residuos electrónicos que nadie quiere en los países desarrollados. Un tratado internacional prohíbe enviar residuos al tercer mundo, pero los mercaderes usan un simple truco, los declaran producto de segunda mano. Colocan unos 10 productos en buen estado en la parte delantera del contenedor, y el resto, que es basura, en la parte trasera. Cuando lo abren en la aduana creen que contiene aparatos en buen estado y que funcionarán para siempre. Más del 80% de los residuos electrónicos no se puede reparar y acaban tirados en vertederos de estos países.

En cuanto a la obsolescencia de componentes eléctricos y electrónicos, el procedimiento suele ser el siguiente: uno de los aparatos electrónicos de uso habitual falla. Cuando el dueño lo lleva a reparar, en el servicio técnico le dicen que resulta más rentable comprar uno nuevo que arreglarlo.

Generalmente el precio de la mano de obra, las piezas estropeadas y el montaje suelen costar un poco más que adquirir uno nuevo. Por ello normalmente el usuario suele desechar el producto averiado y comprar uno nuevo.

Pero nos damos cuenta de que la obsolescencia programada no puede durar porque el planeta tiene recursos limitados, la posteridad no nos perdonará nunca, descubrirán el estilo despilfarrador de los países desarrollados.

Sin embargo, la teoría que defiende el decrecimiento opina que al aumentar la producción de bienes y servicios necesariamente aumentaría el consumo de recursos naturales, y que si este consumo es más rápido que la regeneración natural, como ocurre actualmente, esta situación nos llevaría al agotamiento de éstos.

"El caracol construye la delicada arquitectura de su concha añadiendo una tras otra las espiras cada vez más amplias; después cesa bruscamente y comienza a enroscarse esta vez en decrecimiento, ya que una sola espira más daría a la concha una dimensión dieciséis veces más grande, lo que en lugar de contribuir al bienestar del animal, lo sobrecargaría. Y desde entonces, cualquier aumento de su productividad serviría sólo para paliar las dificultades creadas por esta ampliación de la concha, fuera de los límites fijados por su finalidad. Pasado el punto límite de la ampliación de las espiras, los problemas del sobrecrecimiento se multiplican en progresión geométrica, mientras que la capacidad biológica del caracol sólo puede, en el mejor de los casos, seguir una progresión aritmética".

El decrecimiento es una corriente de pensamiento político, económico y social favorable a la disminución regular controlada de la producción económica con el objetivo de establecer una nueva relación de equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, pero también entre los propios seres humanos. En palabras de Serge Latouche: la consigna del decrecimiento tiene como meta, sobre todo, insistir fuertemente en abandonar el objetivo del crecimiento por el crecimiento.

Los partidarios del decrecimiento proponen una disminución del consumo y la producción controlada y racional, permitiendo respetar el clima, los ecosistemas y los propios seres humanos. De no actuar razonadamente, opinan generalmente que se llegaría a una situación de decrecimiento forzado debido a esa falta de recursos

El decrecimiento se opone tanto a la economía liberal y productivista como a la noción de desarrollo sostenible. Desarrollo y sostenibilidad serían, hoy por hoy, incompatibles. En el mismo orden de ideas, Latouche crítica el término de desarrollo sostenible, que considera simultáneamente oxímoron y pleonasmo, es decir, o es desarrollo o es sostenible pero no los dos.

Los decrecentistas suelen ver sus aspiraciones como un camino a seguir más que una meta a cumplir, es decir, suelen fijar un decrecimiento de los ritmos de consumo energético y material hasta un nivel que se acople a la velocidad natural de gestión de residuos y producción de recursos para posteriormente continuar con una etapa acrecentista que permita que las personas cubran sus necesidades básicas.

Así pues, los decrecentistas redefinen el significado del término sostenibilidad y calidad de vida:

• Calidad de vida no es aquello que está ligado al aumento de consumo de recursos.

• La sostenibilidad no es sólo cuestión de ecoeficiencia sino de suficiencia humana (simplicidad voluntaria y frugalidad).

• Únicamente la calidad de vida se asocia a la satisfacción de las necesidades humanas básicas: subsistencia, protección, afecto, entendimiento, identidad, libertad, ocio, participación y creación.

Me gustaría antes de terminar mencionar algunos inventos tocados por este fenómeno al que le hemos dedicado la exposición.

• En 1940, Dupont crea una fibra sintética revolucionaria: el náilon, un producto que es muy resistente con el que no se hacían carreras; sin embargo, debido a que no se iban a vender muchas medias Dupont, da indicaciones de que los hombres de la sección de diseño volvieran a hacerlo usando fibras que no son tan fuertes, para crear algo más frágil que se rompiera, y así las medias no duraran tanto.

• En 2003, las baterías de la primera generación de ipods duraban alrededor de dieciocho meses, a lo cual la empresa respondía que los usuarios deberían comprar un iPod nuevo, porque Apple no ofrece baterías de recambio. Se interpuso una demanda hacia Apple. En el juicio, con base en documentos técnicos, se descubrió que la batería había sido diseñada desde un principio para tener una vida corta. Los demandantes ganan el juicio y Apple termina creando un departamento de recambio de baterías. Además, se extendió la garantía del producto a dos años.

• Cuando salió al mercado el modelo T de Ford, se vio que era muy rentable porque era barato y muy fiable, y duraba mucho tiempo, pero la General Motors apuesta por lo contrario con el nuevo Chevrolet: hacerlo más bonito que el modelo T, para venderlo más, pero duraba menos y era menos fiable. Ello trajo consigo la retirada del modelo T de Ford en 1927.

En conclusión, podemos afirmar que oficialmente el cártel mundial Phoebus nunca existió,

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