Las Energías y Bienes de Capital en Argentina
Enviado por Antonio • 13 de Noviembre de 2018 • 3.282 Palabras (14 Páginas) • 287 Visitas
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Fuente: SSPE, Dirección Nacional de Planificación Sectorial, en base a IEA (2016) Tracking Clean Energy Progress 2016, OECD/IEA, París
Analizando la matriz energética eléctrica de nuestro país, vemos que la energía térmica aporta algo más del 63%, mientras que la hidráulica ronda el 30%, repartiéndose el resto entre nuclear, eólica, solar e importación (ver figura 3).
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Fuente: SSPE en base a CAMMESA (2015)
Observando la composición actual de la generación de energía eléctrica proveniente de las fuentes renovables, vemos que la predominancia es de la energía hidráulica, seguida por la eólica, mientras que la solar aún no tiene niveles de participación relevantes, tal como lo evidencia la figura 4.
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Fuente: Elaboración propia en base a CAMMESA (2015)
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Horizonte 2025
4.2. Objetivos planteados por la ley 27.971
La ley 27.971 define a las fuentes de energía renovables como aquellas “no fósiles idóneas para ser aprovechadas de forma sustentable en el corto, mediano y largo plazo: energía eólica, solar térmica, solar fotovoltaica. Geotérmica, mareomotriz, undimotriz, de las corrientes marinas, hidráulica, biomasa, gases de vertedero, gases de plantas de depuración, biogás y biocombustibles”[2].
Dicha norma establece metas nacionales obligatorias para el 100% de la demanda, cuyos valores son los que se visualizan en el gráfico 1:
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Fuente: Elaboración propia en base a MINEM (Abril 2016)
Estas metas implicarán una potencia instalada de 3 GW en 2018, que debería crecer hasta los 10 GW en 2025.
Con la intención de alcanzar la meta del 8% de generación proveniente de fuentes renovables, el Estado Nacional lanzó, a través del Ministerio de Energía y Minería (MINEM), el programa RenovAR.
La ronda 1 buscaba generar 1000 MW, compuestos de 600 MW eólicos, 300 MW solares fotovoltaicos, 65 MW de plantas de biomasa, 20 MW de mini centrales hidroeléctricas (PAH) y 15 MW de biogás. Realizada la adjudicación, se redistribuyeron 66 MW de potencia requerida remanente de biomasa, biogás y PAH, destinándose 33 MW a eólica y 33 MW a solar. De este modo la ronda 1 adjudicó 1109 MW, de los cuales 707,45 MW corresponden a generación eólica, 400 MW a solar fotovoltaica y 1,2 MW a biogás.
Los proyectos que no fueron adjudicados fueron convocados a una nueva ronda, la 1.5, en la que se adjudicaron 765,4 MW de potencia eólica y 516,2 MW de potencia solar.
4.2. Capacidad productiva
La ley 27.191, junto con el decreto 531/2016 y otras normas relacionadas, han favorecido el impulso y el desarrollo de las energías de fuente renovables, en especial la de origen eólico y solar.
Según estimaciones de Villalonga J.C. (2013), el 70% del territorio nacional es apto para la generación de energía eléctrica de fuente eólica. Dichas estimaciones indican que potencialmente se podrían superar los 2.000 GW.
Por otro lado, la mayor parte de nuestro país tiene niveles de insolación importantes, que favorecen la utilización del recurso solar como fuente de generación eléctrica. Estimaciones indican que en la zona centro del país la insolación es de 1.600 kWh/m2 al año, valor comparable con las regiones europeas de mayor insolación.
Un desafío importante que se presenta para estos tipos de energía es el que se deriva de la imposibilidad de ajustarse a la demanda. La intermitencia en la generación determina la necesidad de desarrollar sistemas de almacenamiento que permitan retener los excedentes de energía para liberarlos en los momentos en que la demanda aumenta.
En los casos en que los sistemas de generación de energía renovable se encuentran conectados al Sistema Argentino de Interconexión (SADI), este hecho es de menor relevancia ya que la demanda se cubre por el resto de las tecnologías que se encuentran operando simultáneamente.
No sucede lo mismo para el caso de los sistemas aislados del SADI, donde el problema técnico del almacenamiento es un gran desafío, del que depende la capacidad de las EERR para constituirse en un reemplazo viable de las fuentes convencionales.
Un hecho interesante para ampliar la capacidad productiva es el proyecto de ley nacional para la generación distribuida de energía proveniente de fuentes renovables. Su aprobación habilitaría la inyección de energía eléctrica a la red pública por parte de los pequeños generadores de energía, los que en general lo hacen para autoconsumo.
La micro generación o generación de energía solar y eólica a baja escala, tiene una oportunidad muy interesante, al competir con el precio final de la energía (la que paga el usuario final), facilitando su amortización y rápida implementación. Así entonces, puede tornarse competitiva rápidamente con muy pocos incentivos, ya que genera electricidad en el punto de consumo, donde mayor es el precio de la energía, compitiendo con las fuentes tradicionales.
Si bien no existen problemas técnicos, ni se requieren reformas estructurales, la inserción de la generación distribuida requiere de regulaciones que normalicen las potencias y los parámetros técnicos de los equipos a integrarse a la red.
Como dijimos anteriormente, no existe aún la norma nacional, pero ya hay cuatro provincias que cuentan con regulaciones para volcar energía a la red por parte de los consumidores, y son Santa Fe, Salta, Mendoza y Neuquén.
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Cadena de valor de las EERR
El primer eslabón de la cadena de valor de las EERR lo constituyen los insumos y materiales (sol, viento, etc.), junto con la infraestructura y tecnología (paneles solares, aerogeneradores, inversores, etc.). Luego se pasa al siguiente eslabón, constituido por la generación de energía primaria, como solar y eólica, pasándose luego al tercero, que es el de su transformación en energía secundaria (eléctrica). Los últimos dos eslabones son la conexión a la red (nacional y/o local) y el consumo.
En sus diferentes eslabones, esta cadena se relaciona con otras
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