A lo largo de este trabajo se intentará abordar el proceso de constitución de la subjetividad moderna
Enviado por klimbo3445 • 17 de Diciembre de 2017 • 2.101 Palabras (9 Páginas) • 529 Visitas
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Siguiendo a Freud, éste plantea que a partir del Edipo, proceso en el cual el niño enfrenta la amenaza de castración por parte del padre, y responde a ella, el niño asesinando al padre odiado dentro de sí mismo, pero como al odio le sucede el amor, vuelve a darle vida al padre muerto dentro de sí mismo para siempre. Es a partir del Edipo que el hombre pasa de lo natural a lo cultural. Con el surgimiento de la amenaza con la castración se produce una escisión del yo, que produce una actitud dual, a partir de la cual si el individuo percibe la amenaza actuara contra su deseo pulsional.
Por otra parte, en el cristianismo, las madres que profesan esta religión, como es en el caso de la madre de San Agustín, se puede decir que tienen hijo/s con dos hombres, uno es con el que copulan y otro es el propio padre, el Dios-Padre. El Edipo cristiano es diferente de lo que propone Freud, ya que aquí, una vez que el niño nace, la madre es figurada como una virgen, revive la historia bíblica de Jesús. “La madre gestadora, continente, que acoge amorosamente al niño y lo contiene sobre su vientre cálido y palpitante, esa madre es suplantada por la imagen de una madre virgen, que transfigura a la propia, madre frígida que no copuló con ningún hombre, circunscripta a un rostro inane, sin pechos, ni caderas, ni cabellos derramados, que no prolonga en el hijo el placer del acoplamiento amoroso que tuvo con el hombre. Esta figura de madre desmadrada es la figura helada tras la cual corren millones de personas implorando ser salvados.”(Rozitchner, s/f).
El cristianismo plantea un mundo eterno, una vida trascendental, debemos obedecer a la ley para poder vivir esa vida del más allá, y esto se justifica con que “Cristo muere para salvarnos y redimirnos del pecado, nosotros debemos imitarlo, morir como cuerpos para salvar el alma, morir la primera muerte, (del cuerpo), para salvarnos de la segunda muerte, (del alma) (…) Nos piden que aceptemos morir en vida, que seamos obedientes para ser eternos.”(Rozitchner, 2001:411). Por lo tanto en el cristianismo hay dos muertes, una primera muerte en la que se sacrifica el cuerpo a Dios, para purificarlo, y una segunda, (en caso de que no haya pecado, porque sino estará exento de la vida eterna) que sería la promesa de la vida eterna. Se les promete a los sujetos una futura vida ilusoria que sólo podrán alcanzar en caso de que cumplan la ley.
En definitiva, nos encontramos ante un cuerpo silenciado sin derecho a goce, con la posibilidad permanente de la muerte, y con la negación de la madre y por ende del núcleo materno. Sobre estas condiciones subjetivas, sobre un cuerpo desvalorizado, cuantificado y mutilado, el capitalismo no tuvo que realizar mucho esfuerzo para imponer su particular modo de producción.
Como ya se señaló previamente, el cristianismo estableció las bases sobre las cuales se asentó el capitalismo. Se consolidó un sujeto alienado permeable a cualquier tipo de dominación. Siguiendo las palabras de Rozitchner en La subjetividad y los modelos históricos de sus ideales, el autor plantea que el capitalismo no podría ser pensado si previamente no hubiera existido una concepción religiosa tal como la cristiana, que fue la encargada de generar una desvalorización del cuerpo sexuado y de las cualidades sensibles humanas. Esto dio lugar a que posteriormente, en el desarrollo de las relaciones sociales y económicas, pudieran cuantificarse todas estas cualidades sensibles hasta el punto de convertirlas en mercancías, otorgándoles así un precio. Con esto entonces se da inicio a nuevas prácticas sociales. Esta cuantificación infinita, que no posee límite alguno, y que no presenta otro objetivo que la acumulación infinita de dinero, descansa sobre la descalificación de todo lo vivo, sensible y placentero del cuerpo humano. Se privilegia entonces el sacrificio que debe realizarse en vida con la promesa de la entrada a otro mundo, un mundo celestial. Los placeres del cuerpo también se encuentran también determinados por la forma mercancía y las valoraciones cristianas, aún en su supuesto desborde y tolerancia. Dejar de relacionar el triunfo del cristianismo y del capitalismo sólo sería posible entonces, por medio de una abstracción metodológica insostenible; queda demostrado en conclusión, que ambos son poderes aliados que se deben mutuamente la existencia.
“Con el cristianismo la muerte misma en tanto sentimiento subjetivo – no sólo la antigua amenaza real y externa de muerte - se convirtió en una técnica objetiva de dominio, y apoyándose en el modelo agustiniano-paulista, penetró en la historia hasta un limite antes desconocido. Es ese cuerpo nuevo así fraccionado, no el antiguo, invadido por un terror diferente, aquel del cual el capital se apropia.” (Rozitchner, 2001:20).
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Bibliografía
- Freud, S.: “La escisión del Yo en el proceso defensivo”, Obras Completas, tomo XXIII, Amorrortu Editores.
- Marx, K.: “Manuscritos Económicos – Filosóficos de 1844”, Altaya, Madrid, 1997.
- Rozitchner, L.: “Freud y el problema del poder”, Folios Ediciones, México, 1987.
- Rozitchner, L.: “La Cosa y la Cruz. Cristianismo y Capitalismo”, Editorial Losada, Buenos Aires, 2da Edición 2001.
- Rozitchner, L.: “La subjetividad y los modelos históricos de sus ideales”
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