Ambientes educativos de calidad

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Lo mencionado anteriormente, Al reconocer el carácter o contexto del niño o niña es muy diferente al de los demás me lleva a otro criterio, que tomo en cuenta a la hora de crear un ambiente educativo, y es el de singularidad. Cada niña y niño, independientemente de la etapa de vida y del nivel de desarrollo en que se encuentre, es un ser único con características, necesidades, intereses y fortalezas que se deben conocer, respetar y considerar en cualquier ambiente educativo. Igualmente, se debe tener en cuenta que la singularidad implica que cada niño aprende con estilos y ritmos de aprendizaje propios. Y esto lo veo reflejado muchísimo en mi caso ya que tengo niños de igual edad (1 año) en el que uno ya caminaba y el otro aun le costaba trabajo dar unos pasos, uno sentía más seguridad en los tapetes y otro fuera de ellos.

Otro de los principios es el juego. Es importante, como observación personal, enfatizar el carácter lúdico que deben tener principalmente los ambientes educativos (al menos en mi caso), ya que el juego tiene un sentido fundamental en la vida de la niña y del niño. A través del juego, que es básicamente un proceso en sí para ellos ya que por medio de un juego ellos aprenden a coordinar vista, con las manos, oído con ojos, (por mencionar ejemplos) y no sólo es un medio; con el juego se abren permanentemente posibilidades para la imaginación, lo divertido, la creatividad y la libertad. Dicha ésta última palabra me lleva al último de los criterios que siempre están presentes para ayudarme a crear ambientes educativos.

La libertad, ya que al momento de crear dichos ambientes, exista la posibilidad que ellos sean capaces de elegir, que material tomar, que cuento quiere4n escuchar, que elijan con las persona que quieren trabajar, o bailar, según sea la actividad en la que se esté trabajando. Y sobre todo, respetar su decisión.

El proceso de enseñanza-aprendizaje debe generar en las niñas y en los niños un sentimiento de confianza en sus propias capacidades para enfrentar mayores y nuevos desafíos, fortaleciendo sus potencialidades integralmente.

Muy importante mencionar que me encuentro trabajando con niños de Lactantes 1 y 2, con edades de 4-5 meses el más pequeño y 1 año 5 meses el más grande. Y a mi perspectiva, a modo personal esos fueron los principios y criterios que tomo en cuenta a la hora de crear ambientes educativos de calidad.