Anejo A-1 Preguntas para contestar por escrito (Taller 1)

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Para que las elecciones sean consideradas como validas deben ser celebradas en intervalos regulares sobre la base de una votación igual y secreta para todos, en donde los ciudadanos tengan acceso a un proceso de inscripción electoral eficaz, imparcial y no discriminatorio. Debe haber conciencia entre las personas de que votar no es solo un derecho sino un deber ciudadano. Los candidatos deben proveer alternativas reales ya que si solo se presenta un candidato o las elecciones las controla un solo partido, no hay elección real. Se debe garantizar la libertad de expresión y asegurarse de que no habrá represalias por el voto emitido. Para que los pueblos puedan asegurar la validez de sus elecciones deben fiscalizar tanto los procesos de inscripción electoral como el escrutinio de los votos, como lo hace en Puerto Rico la Comisión Estatal de Elecciones.

6. ¿Qué importancia tiene la opinión pública en las democracias, en los gobiernos totalitarios? ¿Cómo se manipula la opinión pública para lograr consenso en las democracias? Explica.

La opinión pública puede resultar poderosa para quienes la saben usar de manera inteligente. La opinión pública tiene mucho poder en las decisiones políticas. Muchos ven con buenos ojos que el gobierno responda a la opinión pública, mientras otros consideran que esa no es una buena política debido a que la opinión pública puede estar muy mal informada. Organizaciones tales como los grupos de presión, los medios de comunicación masiva, así como encuestas, también sirven como medios de expresión. Muchos líderes escogen el desarrollar estrategias para ofrecer información fidedigna al pueblo o por manipular la opinión pública.

En el gobierno totalitario, los miembros del único partido se convierten en la elite de la nación. La avanzada organización burocrática y la tecnología facilitan la subordinación total de la población. Las elecciones, los medios de comunicación y la educación están totalmente controlados por el partido gobernante.

7. ¿Qué importancia tiene el cabildeo en las democracias? ¿Qué problemas presenta esta práctica? Explica.

El cabildeo es sumamente importante por el poder que otorga a personas pagadas para influir en el gobierno a favor de un objetivo, individuo, grupo o corporación. Además personas de una comunidad pueden formar organizar grupos y tomar acción en cuanto a situaciones que afectan la comunidad. Estas personas afectadas o interesadas por situaciones pueden hacer una gran diferencia movilizando a personas claves en la estructura política de un estado. El cabildeo pone a los políticos en una posición difícil, ante su necesidad de solicitar ayuda financiera para costear sus campañas. Sus acciones parecen responder a los intereses de quien los apoyaron económicamente, lo cual lleva a la acusación de corrupción política. El cabildeo se ha convertido en una actividad sumamente lucrativa. Unas de las serias preocupaciones en torno a la práctica del cabildeo es que a través de esta se adquieren influencias, posibles parálisis gubernamental y en casos extremos problemas gobernabilidad derivados de la erosión del prestigio de las instituciones públicas. Esto lleva al público a perder la confianza en las agencias públicas a tal grado que se prefería actuar al margen de los canales institucionales que supone controles por parte de los grupos de interés. Un caso de cabildeo del que se habló mucho fue el del senador Jorge de Castro Font quien acepto dinero y bienes para aprobar leyes que favorecían a un grupo, agencia o persona en específico, por dicha acción fue condenado a prisión.

8. Explica las similitudes y las diferencias entre el sistema político presidencial y el parlamentario ¿Por qué se les considera a ambos como democráticos?

La normativa democrática identifica dos diferentes formas de organizar las instituciones políticas del Estado. Una, la más común en las democracias del mundo, es el sistema parlamentario y la otra, que es la que existe en Estados Unidos y por extensión en Puerto Rico, es el sistema presidencial.

En el sistema parlamentario, las elecciones generales giran en torno a la elección del Parlamento; ósea, de los representantes políticos de los ciudadanos. No hay elección directa del principal ejecutivo del país; una vez se organiza el Parlamento, este procede a designar, por votación de sus miembros, al líder de la Rama Ejecutiva y sus ministros. Es decir, una vez concluidas las elecciones generales, los diferentes grupos parlamentarios conforman acuerdos entre ellos para constituir la mayoría de votos necesarios para formar el Gobierno. Aunque los líderes del Gobierno, es decir de la Rama Ejecutiva, son también parlamentarios, la Constitución nacional obliga a que una vez designados para administrar al Estado, se respeten las sendas prerrogativas de ambos cuerpos bajo el principio de separación de poderes: el Parlamento legisla y el Gobierno administra. Este poder parlamentario de designar al Ejecutivo hace posible que, en ocasiones, el partido que más votos obtenga no logre controlar el gobierno porque dos o más partidos, cada uno de ellos con menos votos que el principal, se unan para obtener una mayoría parlamentaria. En estos sistemas, la institución parlamentaria se convierte en el centro de la vida política del país, aunque el poder ejecutivo, una vez designado por el Parlamento, ejerce sus funciones administrativas de forma autónoma.

El sistema presidencial, en cambio, separa las elecciones parlamentarias de las del ejecutivo, aunque estas sean simultáneas (como es el caso de Puerto Rico). Los partidos políticos, por lo tanto, postulan sus candidatos a presidente (gobernador en el caso de Puerto Rico) y los electores votan directamente por el candidato de su preferencia, independientemente de la votación de los candidatos para las cámaras legislativas. El Parlamento, por lo tanto, no tiene injerencia en la designación del ejecutivo, por lo que no tiene la opción de concertar acuerdos con otros partidos para formar Gobiernos. Uno de los efectos directos del sistema presidencial es que hace inefectivo a los partidos pequeños, porque los priva de la dinámica de hacer alianzas con otros partidos y así poder ejercer influencia sobre la política de Estado. Además, la Ley Electoral vigente en Puerto Rico, aunque no prohíbe la creación de nuevos partidos, hace extremadamente difícil su inscripción y continuidad. El resultado de no poder crear alianzas entre ellos una vez concluidas las elecciones (como en el sistema parlamentario) hace que los partidos pequeños tiendan a desaparecer del panorama electoral en la medida en que los sectores sociales e ideológicos que los componen son absorbidos por los partidos principales,

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