Aplicación coercitiva del derecho internacional

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Una forma específica de contramedida es la legítima defensa. Supone un acto de uso de la fuerza en respuesta a una agresión anterior. Art. 51 de la Carta de las Naciones Unidas, es un acto armado en repuesta a un ataque armado anterior. Como la contramedida tiene que ser temporal y proporcional al ataque sufrido. La legítima defensa no supone un acto ilícito ya que la ilicitud está excluida.

Junto con estas dos formas, existen otro tipo de medidas, medidas de retorsión que sirven también para forzar a otros estados a cumplir sus obligaciones internacionales, pero que no suponen realizar actos ilícitos en su respuesta, no hay una violación del derecho internacional. Son medidas de carácter diplomático o político para mostrar la disconformidad con las actuaciones de otro estado para pretender así hacer a dicho estado que cumpla con sus obligaciones (Ej.: llamar a consulta a un embajador, aplicar los controles más severos en la verja de Gibraltar, boicots económicos,…etc.). Al fin y al cabo son acciones de presión pero que no suponen una vulneración del derecho internacional.

Únicamente en casos excepcionales la sociedad internacional cuenta con unos mecanismos centralizados o institucionalizados, que se parecen a esos mecanismos judiciales y ejecutivos con los que cuentan los OJ internos. Es lo más parecido a un estado internacional, y son mecanismos que están siempre asociados a organizaciones internacionales. Aquí los mecanismos y las potestades pueden variar mucho. Organismos como el tribunal europeo o la comisión europea, pueden imponer multas o sanciones tanto morales como de carácter económico o incluso las que involucran el uso de la fuerza, que solo puede imponerlas el Consejo de Seguridad. El papel de este Consejo en esta materia está regulado en el capítulo 7 de la Carta de las Naciones Unidas (art. 41, medidas de carácter no militar y art. 42, medidas de carácter militar).