Bases curriculares parvularia.

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Desarrollo, aprendizaje y enseñanza

El ser humano está en un proceso continuo de aprendizaje durante toda su existencia.

Los primeros años de vida de las personas son cruciales en el desarrollo de diversos aspectos como: los primeros vínculos afectivos, la confianza básica, la identidad, la autoestima, la formación valórica, el lenguaje, la inteligencia emocional, la sensomotricidad y las habilidades del pensamiento, entre otros.

En la actualidad en organismo humano se conoce como un sistema abierto y modificable, en el cual la inteligencia ya no es un valor fijo, sino que constituye un proceso de autorregulación dinámica, sensible a la intervención de un mediador eficiente.

El desarrollo del cerebro depende de un complejo interjuego entre los genes con que se nace, la existencia de un sistema de ambientes enriquecidos y las distintas experiencias.

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A la educación le corresponde proveer las experiencias educativas que les permitan a los niños adquirir aprendizajes necesarios, mediante una intervención oportuna, intencionada, pertinente y significativa, especialmente en los primeros años.

No todas las experiencias son promotoras de desarrollo y de aprendizaje son efectivas solamente las hagan avanzar a los niños más allá de sus posibilidades, las cuales constan con ayuda y apoyos adecuados al desarrollo desde la enseñanza, más el accionar de los niños.

El aprendizaje activa el desarrollo especialmente si lo que se propone a los niños se relaciona con sus experiencias previas; depende en cierto grado de las propias pautas madurativas del desarrollo y están ligados a los estadios de desarrollo cuanto más cerca de los dos años se encuentre el niño, flexibilizándose posteriormente a las experiencias que tenga.

Cuando el medio tiene gran influencia en algunos niños deja grades enseñanzas, lo que implica que aumentan las diferencias del desarrollo entre unos niños y otros, como resultado de una creciente sensibilidad a los efectos externos y de su propia experiencia.

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Principios pedagógicos

Es fundamental tener presente como orientaciones centrales de la teoría pedagógica, y para la construcción y practica curricular, un conjunto de principios que configuran una educación eminentemente humanista y potenciadora de los niños/as como personas que aprenden confiados y capaces. Los principios pedagógicos que se ofrecen provienen tanto de los paradigmas fundamentales de la educación parvularia como de las construcciones teóricas que han surgido a través de investigaciones. Su formulación por separado no debería hacer olvidar que su aplicación en el diseño curricular y en las prácticas pedagógicas debe ser integrada y permanente.

Los principios pedagógicos son seis:

Principio de bienestar: toda situación educativa debe ayudar a que cada niño/a se sienta considerado en cuanto a sus necesidades e intereses de todo tipo, produciendo sentimientos positivos en el párvulo. Junto al agrado por aprender de acuerdo a las situaciones y a sus características personales.

Principio de actividad: Los niños/as deben sentirse protagonistas de sus aprendizajes, esto implica que los niños aprenden actuando, sintiendo y pensando, es decir, creando sus propias experiencias con los apoyos pedagógicos necesarios que requiere cada situación y que seleccionará y enfatizará la educadora.

Principio de singularidad: Cada niño/a es un ser único, con características, necesidades, intereses y fortalezas diferentes que se deben conocer y respetar. Independientemente de la etapa de vida y del nivel de desarrollo en el que se encuentre.

Principio de potenciación: el proceso de enseñanza-aprendizaje debe crear en los niños un sentimiento de confianza en sus propias capacidades, para ir fortaleciendo sus potencialidades integralmente.

Principio de relación: Las situaciones de aprendizaje deben favorecer al niño/a a la interacción significativa con otros niños y adultos, como forma de interacción y vinculación afectiva, fuente de aprendizaje e inicio de su contribución social. Este principio involucra reconocer la dimensión social de todo aprendizaje.

Principio de unidad: el niño/a como persona es indivisible, por lo que enfrenta cada

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aprendizaje de forma integral, participando con todo su ser en cada experiencia que se le ofrece. Ello implica que es difícil caracterizar un aprendizaje como exclusivamente referido a un ámbito específico, aunque para efectos evaluativos se definan ciertos énfasis.

Principio del significado: Una situación educativa favorece mejores aprendizaje cuando considera y se relaciona con experiencias y conocimientos previos. Los niños/as responden a sus intereses y tiene algún tipo de sentido para ellos. Esto último implica que para el niño las situaciones educativas cumplen una función que puede ser lúdica, gozosa, sensitiva o práctica, entre otras.

Principio del juego: Las situaciones de aprendizaje deben ser principalmente lúdicas, ya que el juego tiene un sentido fundamental en la vida del párvulo. A través de este medio se abren a posibilidades para la imaginación, lo gozoso, la creatividad y la libertad.

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Énfasis curricular

El énfasis curricular es el conjunto de todo lo anteriormente nombrado. Destaca la importancia de desarrollar actividades que potencien las fortalezas de los niños/as y no se limiten a solo compensar las carencias o necesidades.

Según este énfasis curricular y tomando en cuenta en cómo se desenvuelven hoy en días los niños/as, se hace importante incorporar con mayor relevancia algunas temáticas y ejes de validez permanente en la educación parvularia e incluir otros emergentes. Entre los primeros de validez permanente sigue siendo crucial el rol de la familia como primera educadora que el niño/a tiene, en donde aprende la formación valórica, la importancia de la afectividad y la comunicación, entre otras.

Entre los segundos tenemos los emergentes, aquí se encuentra el favorecer que los niños/as sean activos, participes del