Biodiversidad y cultura humana: decisiones para la supervivencia de las especies.

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Luego de tener claro estas concepciones establecidas, a la biodiversidad se le tiene en estimación de ser un satisfactor de necesidades objetivo, pues es requerimiento para la vida humana y la de las demás especies y por lo tanto su manejo repercute en la vida de cualquier ser sobre el planeta. En el terreno de la economía, al considerar a la biodiversidad como satisfactor de importancia mayor, se comienzan a estudiar las posibilidades para darle un valor más exacto y el cual permita representarla de la mejor forma posible, pero estas formas obviamente se centran solo en el valor monetario y por lo tanto aparecen las clásicas teorías desarrolladas por los economistas a lo largo de la historia para explicar el valor de la biodiversidad como por ejemplo el del valor-trabajo, en el cual se piensa que un objeto se llega a conocer y a transformar mediante el trabajo, por lo que si este objeto posee mayor trabajo para su elaboración o transformación, valdrá mas; pero esta concepción no tiene en cuenta que la biodiversidad es un bien no económico, que puede ser objeto o no de trabajo, cuyo valor entonces, trascendería a este hecho.

A pesar de que la biodiversidad no es un bien económico se le siguió buscando un valor cuantificable, un precio que reflejara lo importante que podría llegar a ser para la sociedad. Esto conlleva a un nuevo pensamiento de valor de uso y de cambio, para tener una aproximación a la formación de un precio pero se tiene que no en todas las ocasiones el precio refleja el valor de un objeto y en este caso concreto para la biodiversidad es claro que tal vez en épocas pasadas cuando se tenía una mayor reserva de recursos naturales y donde todos podían de alguna forma acceder a los beneficios de la naturaleza no se valoraba de igual forma esta que en los tiempos modernos en los cuales ya se observa un mayor aprecio por la biodiversidad a causa de su escasez en algunos lugares y el gran trabajo colectivo necesario para su preservación. Por estas razones, más que hablar sobre un precio exacto para la biodiversidad, se establecen las virtudes y valor económico de esta; ya que se pueden tener varias opciones de valor asociadas a la naturaleza, como por ejemplo el valor de su uso, el cual permitiría usar la biodiversidad disponible para obtener recursos, productos, alimentos a los cuales si se les puede colocar un precio aunque este no refleje necesariamente el verdadero valor de su obtención, pero sería por lo menos una parte de lo que la naturaleza nos puede ofrecer, eso sí, teniendo en cuenta la extracción responsable y que no altere la dinámica natural que se lleva en los ecosistemas. Esta última parte nos lleva a la otra cara de la moneda, en la cual se plantea el valor de la biodiversidad por su no uso, ya que esta tiene innumerables beneficios ambientales, provee recursos hídricos, es hogar de muchas criaturas y con ellas ecosistemas, estabiliza el clima y contribuye a la formación rica en nutrientes de los suelos; por estas y muchas otras razones, la opción de conservación del medio ambiente, la cual se considera la mejor opción considerando el largo plazo y las generaciones venideras para el planeta. Todas estas opciones ofrecen un cierto grado de aprovechamiento de la naturaleza ya sea por la obtención de los recursos que esta provee o por el solo hecho de conservarla y hacer de esta fuente integral de beneficios naturales, turísticos y de observación.

Ahora bien, la biodiversidad no sería considerada poseedora de valor si no existiéramos los seres humanos, quienes con el razonar que poseemos establecemos e investigamos lo que se encuentra en nuestro entorno, y ahora más que nunca, debemos ser conscientes de las importantes decisiones que nos competen como especie dominante y de las cuales dependerá el futuro no solo de nuestra especie sino el de todas las que habitan junto a nosotros en la tierra. Por esta razón es importante observar la biodiversidad desde la parte antropológica y la importancia que le damos como cultura a este importante aspecto, por esto se define a la cultura como el sistema complejo resultado de la construcción histórica desarrollada por una población en relación a un territorio y con otras formas de cultura. El estudio de la cultura se hace principalmente partiendo de cinco elementos fundamentales: sistema biofísico, sistema tecnológico, sistema organizacional, sistema de conocimiento y sistema simbólico; todos estos componentes constituyen subsistemas abiertos, interactuantes y cambiantes, los cuales juntos hacen operar al sistema cultural. En el sistema biofísico de la cultura se observa la importancia de la biodiversidad para esta, ya que se puede encontrar virtud de la naturaleza con respecto a las organizaciones sociales humanas en cuanto las personas se apropian de su entorno , aprenden de él, lo usan a su favor y como medio de supervivencia, entre otras cosas el mismo medio ambiente en el que se desarrolla la cultura ayuda a forjarla y por esto se desarrollan relaciones estrechas entre lo que piensan las comunidades y el territorio n el que se encuentran, es por esto que las culturas actúan a preservar sus territorios, mientras que los colonizadores tienden a destruir lo conquistado.

Por último, la finalidad del recorrido que se puede observar en los distintos puntos de vista desde los que se puede abordar el tema de la biodiversidad nos lleva a la parte más importante, la toma de las decisiones por parte del hombre frente al tema de la naturaleza prolífica, es aquí donde principalmente se pueden encontrar tres tipos de decisiones políticas: no usar la biodiversidad, usarla y sacrificarla. La decisión de no usarla es consecuencia de reconocerle su valor intrínseco o darle valor biológico o de no uso; aunque también se puede ver como parte de la cultura en la que esta está determinada por las creencias o es parte muy importante de la identidad cultural. La opción de usarla surge como consecuencia de la adopción de la filosofía de otorgarle a la biodiversidad valor de uso, no necesariamente sin dejar de conservarla, pero aprovechando lo que esta nos puede brindar y lo cual si tiene un valor económico definido para lograr su comercialización y el mejoramiento del estilo de vida de las personas. En la última posición se encuentra la actitud de sacrificar la biodiversidad, decisión que se desprende de una valoración subjetiva por parte de quienes tienen el poder de decidir y que consideran que la destrucción de un territorio diverso es más valiosa que la conservación del mismo, especialmente movidos por los mercados y las grandes cantidades de dinero que en él fluye a costa de la vida útil del planeta.

Para cada una de estas decisiones se puede tratar de seguir lineamientos que permiten el menor impacto posible sobre la biodiversidad, así por ejemplo,