Biotecnología y transgenicos
Enviado por Jillian • 28 de Noviembre de 2018 • 1.375 Palabras (6 Páginas) • 263 Visitas
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En el caso de la soja, mas de un tercio del total de la producción mundial es transgénica (resistente a herbicidas). En el caso del algodón, a nivel mundial el transgénico (resistente a insectos y/o a herbicidas) representa el 16%, y el 70% del sembrado en Estados Unidos. En ese país en el año 2.000 se cultivaron en total más de 30 millones de hectáreas de cultivos de este tipo. Argentina y Canadá cultivan también varios millones de hectáreas de transgénicos cada una, seguidos por otros países hasta alcanzar un total del orden de los 50 millones de hectáreas cultivadas.
En un sistema de agricultura sostenible, o de gestión integrada, los transgénicos representan una pieza fundamental. Sin embargo, las semillas transgénicas pueden llegar a ser la causa de problemas reales, en el aspecto socioeconómico, en cuanto que pueden producir la dependencia de una parte sustancial de los agricultores de unas pocas empresas. Disfrazar esos problemas con las inexistentes amenazas de los riesgos para la salud y el medio ambiente no hace más que empeorarlos. Los gobiernos no van a ser propensos a invertir en investigación en un campo en el que existe una oposición con una gran capacidad de presión en los medios de comunicación.
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Conclusión
Los beneficios han sido tan grandes que los agricultores han hecho que las semillas diseñadas biológicamente sean la tecnología agrícola adoptada más rápidamente en la historia. Para el 2002, tan sólo siete años después de su introducción al mercado, unos 5.5 millones de agricultores en más de una docena de países han plantado más de 145 millones de hectáreas con cosechas alteradas biológicamente, o transgénicas.
La introducción al mercado de variedades transgénicas no ha sido recibida sin controversia. Algunos críticos han sugerido que la modificación del ADN recombinado podría hacer que los alimentos ya no sean aptos para el consumo humano, pero la mayor parte de la preocupación ha girado en torno a los efectos de la biotecnología sobre el medio ambiente. Por ejemplo, los ambientalistas han dicho que estas nuevas variedades podrían dañar la biodiversidad al matar a insectos beneficiosos y a otros organismos vivientes, o al convertirse en hierbas invasoras.
Desde que Rachel Carson publicó su libro Silent Spring, los ambientalistas han advertido sobre el advenimiento lento pero expansivo de una catástrofe ecológica provocada por los químicos liberados por la humanidad al medio ambiente, particularmente por el uso de insecticidas, herbicidas y fertilizantes. A pesar de que el mal uso de químicos agrícolas puede tener impactos negativos sobre el medio ambiente, se ha comprobado que los temores de que estos químicos pueden provocar una catástrofe no tienen fundamento. Aún más importante es el hecho de que cualquier intento por descontinuar el uso de estos químicos hubiese requerido el sacrificio de tremendas ganancias de productividad y la incorporación de nuevas tierras a la agricultura.
¿Qué pasaría si los mismos beneficios se pudieran obtener sin depender tanto en los químicos? Hoy, una nueva revolución en la protección de cosechas está forjándose, y está ayudando a los agricultores en su combate contra pestes y patógenos, a la vez que está reduciendo la dependencia de la humanidad sobre los químicos agrícolas. La biotecnología ha progresado muchísimo en la transferencia de características útiles de un organismo a otro, permitiendo que las plantas se protejan mejor a sí mismas de insectos, malas hierbas y enfermedades.
Aunque no se puede afirmar que las cosechas modificadas no presentan riesgos al medio ambiente, es importante que esos riesgos sean puestos en perspectiva. La amenaza que presenta cualquier planta alterada biológicamente, cultivada convencionalmente, o silvestre tiene que ver sólo con las características que expresa. El riesgo nada tiene que ver con cómo la planta ha sido modificada. Un sinnúmero de asociaciones científicas incluyendo la American Medical Association, la National Academy of Sciences, y otras, han concluido que las técnicas de partición de genes son incluso más seguras que los métodos tradicionales de cultivo, puesto que los productores saben exactamente qué genes han sido agregados a las plantas y qué funciones cumplen éstos. Por lo tanto es menos probable que las variedades transgénicas presenten riesgos. Los críticos de la biotecnología, sin embargo, usan historias de terror fuera de contexto para promover regulaciones que abarquen todo el espectro, sin tomar en cuenta el nivel de riesgo que presentan variedades individuales.
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