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Calidad y productividad de la educacion universitaria en tiempos de revolucion

Enviado por   •  14 de Mayo de 2018  •  5.910 Palabras (24 Páginas)  •  449 Visitas

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Para tratar el tema de la improvisación que afecta visiblemente a la calidad de esa educación universitaria y evidentemente a su posterior grado de productividad, tomemos como puntual experiencia un interesante comentario que sirve como inicio a un artículo de la ex magistrada del TSJ; Dra. Hildegard Rondón de Sansò; “Cuando llegue a la relojería para que me arreglaran mi reloj de pulsera tenía la sensación de que el mismo estaba desahuciado. Días después encontré al relojero rebosante de alegría por haber logrado recuperarlo totalmente. Con el entusiasmo que me embargaba me repetía constantemente que la única manera de tratar las cosas y ponerlas a funcionar es: Conocimientos, experiencia y buena voluntad, en una palabra: Sabiduría. No se arreglan relojes improvisadamente.” (Rondón 2016), lo anterior nos indica que todo ha sido como una cadena de situaciones que han causado negativos resultados, el cuerpo de docentes que se han encargado de “preparar” esas masas de ávidos y no tan ávidos estudiantes, se han encontrado muchas veces en situaciones donde estos docentes “saben” menos que ellos, todo esto motivado a la improvisación, expliquemos porque; al no encontrar o poseer el estado, las cantidades necesarias de profesores que ocupen los cargos recién abiertos debido a la creación y apertura de nuevos espacios universitarios, se ha “echado mano de lo primero que se ha conseguido”, (inexpertos y mal preparados docentes) obviando muchas veces los consabidos concursos de oposición, pruebas de suficiencia o experiencia, y es entonces cuando estos “profesores” son enfrentados a igualmente, mal preparados alumnos con su carga de errores traída desde los inicios escolares; estos, (docentes) al verse en incapacidad de; primero identificarlos, y segundo imposibilitados para corregir estos errores que traen los alumnos; da como resultado, una especie de repetición o intercambio de errores convirtiendo la situación en una cadena interminable de negativa incidencia en el resultado de graduandos y en lo que va esto a representar en la productividad de dichos “profesionales” .

Para definir un poco lo que ocurre, analicemos la siguiente expresión: “En cuanto a la heroica y desdichada Venezuela, sus acontecimientos han sido tan rápidos, y sus devastaciones tales, que casi la han reducido a una absoluta indigencia y a una soledad espantosa” (Bolívar 1815), resulta aterrador pensar que esta frase escrita hace ya un poco mas de 200 años y que como una sentencia premonitoria hecha por el Libertador y escrita en su famosísima “Carta de Jamaica”, tenga tanta vigencia y exactitud acerca de lo que le está sucediendo a nuestra patria en este preciso momento.

No pretendemos convertirnos en eruditos jueces y mucho menos en acusadores de una situación que por lo demás pudo ser prevenida y evitada, pues entendemos que las naciones son vulnerables en cualquier momento de sufrir crisis, y es más, pensamos que estas son necesarias muchas veces para el beneficioso desarrollo de su integridad moral y social, pero si consideramos a nuestro entender, que esta crisis se debe a políticas, erróneas o mal aplicadas, y que han nacido de improvisaciones provenientes de reuniones burocráticas donde los mismos que las idean o intentan aplicarlas, no fueron, ni son; los más idóneos creadores, pensadores y mucho menos expertos en estas ciencias. Esto ha causado descalabros y desbalances en las instituciones universitarias, que lejos de traer el esperado beneficio ha venido a ser “peor el remedio, que la enfermedad”.

Es interesante traer a contexto parte de un artículo, autoría del Profesor de la UNEFM, Dr. Alberto Herrera: “En materia de calidad casi todo está por hacer; incluido el significado del término. Se ha podido determinar que en la esfera de la educación, casi el cien por ciento de las personas involucradas, tiene una idea intuitiva del significado de vocablo “calidad”; pero un elevado porcentaje, no lo puede definir o tiene dificultad para hacerlo y eso debería ser un tema a debatir. Para que la educación sea de calidad, ha de serlo también su planta física; su director; el personal obrero y administrativo; el cuerpo docente; la comunidad de padres y representantes; la gerencia a todos los niveles del sistema educativo, el ambiente que circunda cada comunidad educativa y por supuesto, el perfil en cada uno de los niveles y modalidades de la educación.” (Herrera 2014)

Por ejemplo consideramos que a los docentes de las universidades y otras instituciones, se le ha “desarmado” en relación a como evaluar y como hacer que alumnos que no cumplen con las mínimas exigencias que solicita la materia aplicada, sean reprobados por así decirlo y si es el caso, enviados a repetir la asignatura o en el peor de los casos, el trayecto, trimestre, semestre o sea cual sea el sistema utilizado en cada caso. Los docentes se van imposibilitados de hacer su digna y admirable labor con el debido profesionalismo y la ética necesaria y tienen que conformarse con ver como verdaderas aberraciones llamados estudiantes “deben” ser promovidos, a pesar de saber que los mismos serán cargas inútiles y hasta molestas en las siguientes etapas que les toque estudiar. Y he aquí donde encontramos el meollo de este desastroso resultado, alumnos que vienen del bachillerato o aun mas allá; de primaria, arrastrando taras que debieron en su momento ser suficientes para ser reprobados y no ser promovidos hasta que desaparecieran de su pensar y accionar, pero al contrario de esto y en vista de que “el sistema” les exige que es imposible que un alumno repruebe un año, estos decepcionados docentes deben conformarse con “promover” al alumno y su aberración, tara, defecto o error, junto con él, al grado o año inmediatamente superior, y así pasan los años y es donde vemos ingresar al sistema universitario a una masa de alumnos en donde se puede a simple vista apreciar una deficiencia garrafal que haría espantar al mismísimo Don Andrés Bello, y encontramos a bachilleres casi graduandos, que aun utilizan en su vocabulario por ejemplo: “haiga”, “hubieron”, “Abajate”, “pol por decir por” y paremos de contar, sin mencionar en otros ámbitos como la matemática por ejemplo, y esto es justo incluirlo en lo que escribiera el Libertador en el fragmento ya citado al principio, ”…devastaciones tales que casi la han reducido a una absoluta indigencia…” Una indigencia cultural, moral, ética y tristemente una indigencia académica.

En el interesante libro del Dr. Secundino Urbina, se lee parte de lo que opinaba el Dr. Alonso Gamero de este interesantísimo tema: “Estas nuevas universidades deben estar fuertemente ligadas al proceso productivo, siguiendo cuatro vertientes fundamentales: prestación de servicios,

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