Capitalismo salvaje naomi klein

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En ese estado de shock, la mayoría de los integrantes entregaban a sus interrogadores en este caso los gobernantes todo lo que éstos deseaban: información importante para alterar, confesiones de inestabilidad, la renuncia a sus anteriores creencias, la sociedad se situaba en un año cero donde todo lo que sabíamos podía desecharse despectivamente, y generarse un lienzo en blanco donde la historia se volvía a escribir, con nuevos conceptos previstos y estudiados, políticas de desprestigio y economías libres de mercado, que garantizaban más una usurpación global que un bienestar social.

La doctrina del shock era partidaria de un sinfín de actos violentos, encubiertos por crisis imprevistas, utilizando dos tipos de shock en particular; el shock económico, el cual se agarraba de crisis de estado y la falla de las políticas de seguridad social, las cuales para Friedman absorbían innecesariamente la riqueza de la nación, el cual se buscaban estrategias que generaran inflaciones extremas, estados de emergencia con crisis históricas y desestabilidad del ámbito laboral, la gente se desorientaba se corrompía se ponía en un estado de completa accesibilidad, era aquí donde los grandes seguidores del capitalismo puro mediante reformas permanentes se adueñaban de del estado, de un libre mercado, que generaba esperanza y desarrolló a la sociedad, pero privándose de su estado de derecho, sus garantías individuales, donde la eliminación de paraestatales y el capital privado, generaban un paraíso de aliento y crecimiento social del Estado en afectación.

Otro tipo de shock muy sonado en esta doctrina era el de guerra, donde no se desarrollaba como tal, sino se trataba de aparentar, este estado de guerra más bien era como un golpe de estado, donde se derrocaban lo ideales socialistas de poder, más que nada era el control y dominio velico de la economía de una nación, donde se coludían con ideales frednerianos, que eliminaban toda barrera que detuviera o estancara esa transición al libre mercado, produciendo una ruptura de esquemas colectivos y na invasión de trasnacionales que se introducían con el objetivo de reconstrucción, readaptación y reafirmación de políticas, en el que el verdadero trasfondo era privatizar y liberar a la nación de su caos interno.

Etas doctrinas se expandieron por el mundo, dentro de los casos más sonados estaban Irak, la Unión Soviética y el Estado chileno, este último iniciando con la dictadura militar de Augusto Pinochet.

La Tortura como Cura

Este término metafórico era utilizado para hacer referencia a la eliminación de ideologías marxistas y keynesianas, mediante la privación sensorial y la cancelación de las garantías individuales del colectivo, intentado extirparlos de la mente y el espíritu, expresaba también que debía limpiarse la mente pes era ahí donde nacía el error de los estados fallidos.

La mayoría de las dictaduras no son benevolentes y las que son generalmente no duran. Cuando se tiene una transición de una dictadura a otra, ésta no permanece benevolente. (Friedman Milton, 2002)

Muchos torturadores adoptaban el papel de un doctor o un cirujano. Al igual que los economistas de Chicago con sus shocks dolorosos pero necesarios para reformar, estos interrogadores imaginaban que sus electroshocks y demás tormentos eran terapéuticos, que administraban una especie de medicina a sus presos políticos, a los que muchas veces se referían dentro de los campos como escorias, es decir, como los sucios o enfermos de la sociedad. Al mismo tiempo expresaban que les iban a curar de la enfermedad del socialismo, del impulso hacia la acción colectiva, que frenaba la vida económica a desarrollar. Los tratamiento de depuración eran atroces y letales pero se suponía que eran para el bien del afectado.

Los prisioneros describen un sistema diseñado para obligarles a traicionar el principio más fundamental de su sentido ideal. Para la mayor parte de los latinoamericanos de izquierdas, ese principio fundamental era lo que el historiador radical argentino Osvaldo Bayer llamó la única ideología trascendental: la solidaridad, para traspalarlos a un individualismo que los ponía en estado de enemistad facilitando la ruptura de grupos de presión y facilitando la crisis en cuestión.

Los torturadores entendían perfectamente la importancia de la solidaridad y se aplicaron a destruir ese impulso de interconexión social entre sus prisioneros y su identidad partidista. Se da por supuesto que todo interrogatorio consiste en obtener información valiosa peo en este caso o era necesaria pues la historia se cambiaba y la transformación se advenía y, por lo tanto el punto detonante era forzar una traición. Lo importante del ejercicio era lograr que los prisioneros sufrieran una lesión irreparable en aquella parte de ellos que creía que ayudar a los demás era el valor supremo, la parte que les hacía activistas, y reemplazarla por una sensación de vergüenza y humillación.

Este lenguaje tiene, por supuesto, el mismo andamiaje intelectual que permitía a los nazis afirmar que al asesinar a los miembros «enfermos» de la sociedad estaban curando el cuerpo de la nación. Como dijo el doctor nazi Fritz Klein: «Quiero preservar la vida. Y por respeto a la vida humana, amputaré un apéndice gangrenado de un cuerpo enfermo. El judío es el apéndice gangrenado del cuerpo de la humanidad. Bajo este enunciado se entiende que apoyados de la tortura se buscaba elimina lo mora y lo ideal para el estado, se tenía que depurar a la sociedad de ideologías que frenaban el desarrollo de lo bueno lo saludable, en este caso el capitalismo puro, para dar paso a una liberación universal de los mercados nacionales e internacionales.

El Caso Chileno.

Fue en chile donde los seguidores de Friedman aprendieron a explotar un shock o crisis a gran escala. En los años 50 y 60 las medidas progresistas de desarrollo en chile eran un modelo para este nuevo sistema capitalista que inicialmente se desarrollaba, el gobierno invertía en salud, educación e industria, era un mercado cerrado para los estados unidos por lo que las empresas temían por sus inversiones.

“Un estado de shock no es solo lo que sucede cuando algo malo pasa. Es lo que nos pasa cuando, se pierde nuestra narrativa, cuando se pierde la historia, cuando nos desorientamos. Lo que nos mantiene orientados, alertas y sin shock es nuestra historia” (Klein, 2008)

El conocer la historia social de nuestro pasado, se convierte en la mejor arma del presente del estado de shock inminente, que solo mediante rebelión se puede reformar pero a nuestro favor, es importante repasar