Como es la Actitud positiva

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La mente es como el viento, invisible, no podemos verlo pero podemos ver sus efectos. Es como los cimientos de una casa, no podemos verlos pero son los responsables de la estabilidad del edificio. O es como las raíces de un árbol, están bajo tierra y no las podemos ver, pero aun así le dan al árbol la fuerza para soportar las tormentas.

¿Qué es la actitud mental positiva?

Es lo que define al ser humano avanzado, ya que la mente es tan poderosa que puede lograr todo lo que uno se propone; el optimismo es excelente y de gran ayuda para las personas que son altamente negativas.

De la misma forma lo podemos definir como el conjunto de ideas positivas que predominan en tu mente que te permiten tener una actitud optimista, entusiasta y creativa, la cual te ayuda a superar problemas y aprender a disfrutar la vida.

Desarrollo de la actitud positiva

- La actitud comienza con usted

Para mantener la actitud correcta y darnos una mejor oportunidad para un éxito total es ejercer un cuidadoso control sobre nuestro lenguaje. Las palabras que usamos con otros o con nosotros mismos hacen una gran diferencia en esa actitud. Frecuentemente, la gente se pregunta cómo me las arreglo para ser optimista la mayor parte del tiempo. La respuesta es que siempre se escucha a uno mismo. Suena divertido, y quizás egocéntrico, pero usted hace exacta- mente la misma cosa, y lo que usted se dice a si mismo tiene una tremenda influencia en que sea optimista o pesimista.

Muchas de las cosas que entran a la mente son de naturaleza informativa o inspiracional. Hay que hablar con bastante excitación y entusiasmo. Esta es la forma en que deberíamos hablarnos a nosotros mismos: con pasión, con excitación, con citación, con convicción. Cuando usted hace eso, el impacto que tiene sobre su propio pensamiento es substancial. Por otro lado, la misma pasión, excitación y convicción cuando son aplicadas con palabras, pensamientos y expresiones negativas, pueden tener un significativo impacto negativo en su actitud.

Hay algunos comentarios que Rabbi Daniel Lapin hace en su publicación, Thought Tool, acerca de tomar las cosas positivas y dejar pasar las negativas: Si oímos como otros son calumniados, no importa nuestro poco interés en creer lo que oímos, nuestra relación con la persona difamada será alterada para siempre. En otras palabras, somos involuntariamente influenciados por lo que oímos. No existen los chismes inofensivos. El escuchar un chisme es normal que nos deje un sentimiento de insatisfacción con nuestra esposa, nuestros hijos, empleados, amigos, o la vida en general. Contar chismes normalmente deja en nosotros un sentimiento de desmerecimiento. Las palabras penetran en nuestras almas y no pueden ser borradas o ignoradas.

Supere sus inhibiciones acerca de hablarse a usted mismo. Háblese apasionadamente. Prepare discursos pronunciándolos en voz alta. La consecuencia de oír palabras que penetran correctamente hasta el centro de la personalidad es un marco mental ganador. Si realmente queremos creer algo, digámonoslo en forma audible, más que pensarlo en silencio. Ya que recordamos mucho mejor lo que oímos, leer en voz alta aumenta nuestro vocabulario, fluidez y amplitud de ideas. Pero por sobre todo, inspira. Cada vez que usted dice algo bueno acerca de alguien en su vida, su credibilidad en usted mismo aumenta.

La actitud positiva de manera incondicional para el ser humano

En el enfoque centrado en la persona, la actitud positiva incondicional puede ser descrita no solo como permisividad, sino incluso como una actitud de manifiesto interés y aprecio por todo lo que la persona es, por todas sus conductas y por su comunicación. No es aprobación ya que esta puede ser tan perjudicial como la desaprobación, sino un reconocimiento genuino y claro a todo lo que constituye la realidad interior y exterior de la persona. Las mismas conductas y actitudes ´´destructivas ´´ o enfermas son tan merecedoras de comprensión y aprecio como cualquier otra experiencia ya que estas reacciones seudoadaptivas de defensa o claramente autodestructivas y antisociales fueron productos de condiciones adversas que bloqueamos de algún modo el impulso básico hacia el crecimiento y desarrollo inherente a todos los organismos vivos.

La actitud positiva incondicional facilita que la experiencia subjetiva de la persona resulte comprensible y manejable cuando descubre que todo en ella -Aun su patología- es producto de dicho impulso cuando se siente rodeado de una actitud positiva incondicional cuando siente que su experiencia, su comunicación y su conducta no solo merecen, si no también reciben genuino aprecio de su facilitador, los recursos de esta persona en el presente se van movilizando para hacerla crecer en autoestima y ampliar el ámbito de su conciencia, establece, entonces, pautas más constructivas de funcionamiento y, más importante, siente hacia sí misma y hacia los demás la actitud positiva incondicional que está experimentando en esta nueva relación, la internaliza y aprende a quererse a sí misma no como sería bueno que fuera, si no como realmente es.

En la persona que busca y recibe ayuda, el reforzamiento de esta actitud de aceptación, aprecio y afecto hacia sí misma por lo que realmente es constituye el núcleo de la experiencia terapéutica. Tiene como objetivo el establecimiento de un repertorio de conducta ¨apropiado¨ y descuidar el reforzamiento de esta actitud de estima de la persona hacia sí misma equivale a curar las hojas de un árbol descuidando el tronco, cuya medula es causa de la enfermedad del follaje.

Los sistemas de ayuda de orientación o de psicoterapia que privan a la persona de experimentar aprecio tanto por sí misma como por su propia patología vista como una reacción seudoadaptiva. Por sus descubrimientos y recursos, no alcanzaran los objetivos del proceso cuando la privan de sentirse bien consigo misma, es decir, con sus propias equivocaciones y sus consecuencias.

Para mantener una genuina actitud positiva incondicional hacia el comportamiento global de otra persona cuando no se confía en que esta tiene la capacidad de orientar su propia existencia, y se cree que son únicamente circunstancias fisiológicas o del ambiente las determinantes de la conducta. Si se asume que quien esta obviamente condicionada en parte por el medio no es responsable de sus propias acciones, entonces lo único importante es manipular las circunstancias –sean biológicas o ambientales- para producir los cambios apropiados. Sin embargo, la conciencia de libertad, en toda persona, a pesar