Conceptos de ciudadanía y democracia en el momento actual en México y los alcances de la responsabilidad docente en la Formación Cívica y Ética
Enviado por Helena • 31 de Marzo de 2018 • 2.771 Palabras (12 Páginas) • 730 Visitas
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Es posible concluir que los conceptos de ciudadanía y democracia han evolucionado conjuntamente, no existe democracia sin ciudadanía y viceversa, claro está que sin educación los ciudadanos no pueden desarrollar las competencias mínimas para vivir en plena democracia.
Una vez analizado el contexto mundial de estos conceptos, es posible plantear lo que sucede en el caso de México, ideas que se desarrollarán en los párrafos siguientes para después analizar la enseñanza de la Formación Cívica y Ética en las escuelas mexicanas.
Mediante varias entrevistas realizadas a padres de familia de algunas instituciones de educación pública, fue posible conocer que la mayoría de los padres de familia no identifican el significado de democracia ni de ciudadanía. Algunos de los individuos entrevistaron expresaron que el significado de democracia radica en el voto y que la ciudadanía es el hecho de pertenecer a un territorio. La información obtenida de dichas entrevistas parece arrojar que la mayoría de los mexicanos (de la muestra) no entienden a profundidad estos dos conceptos ni las implicaciones que tienen los mismos.
La ciudadanía en México ha sufrido una serie de cambios durante toda su historia, se han establecido varias definiciones de la misma dependiendo del momento histórico, la transición de México hacia la democracia incluye la ampliación del concepto de ciudadanía a través de participación en las elecciones y el ejercicio del voto, elementos a los que los mexicanos no tenían acceso décadas atrás, es por esto que se observa un leve avance en cuanto a la consolidación de un idea ciudadano más integral “que participara plenamente en la construcción de propuestas, en la deliberación y decisión de los asuntos públicos y, de paso, que contribuyera a cerrar el largo ciclo de prácticas corporativas en la organización y movilización de la sociedad.” (Reyes García, 2013, pág. 136)
En cuanto a la democracia en México, es claramente reconocible que la mayoría de los mexicanos tienen cierto entendimiento con respecto a sus derechos políticos, pues consideran que el rumbo del país los determina el voto y la participación ciudadana, pero no identifican que los conceptos conllevan implicaciones más profundas.
Para atacar el problema anteriormente expuesto, la formación ciudadana en México busca una formación moral que dé solidez y consistencia al proyecto político nacional, por medio de un perfil con sentido nacionalista y la socialización en los valores de la vida en sociedad.
Con la asignatura de Formación Cívica y Ética se continúa en primaria y secundaria el proceso de construcción de la identidad personal y de las competencias emocionales y sociales que iniciaron en preescolar. “La finalidad de esta asignatura es que los alumnos asuman posturas y compromisos éticos vinculados con su desarrollo personal y social, teniendo como marco de referencia los derechos humanos y la cultura política democrática.” (Secretaría de Educación Pública, 2011, pág. 54)
En general, la Formación Cívica y Ética en la Educación Básica busca el logro de las competencias cívicas y éticas, que permiten a los alumnos tomar decisiones, elegir entre opciones de valor, encarar conflictos y participar en asuntos colectivos. El desarrollo de la materia requiere un ejercicio práctico constante, tanto en situaciones de su vida diaria como ante problemas sociales que representan desafíos de complejidad creciente. Asimismo, los aprendizajes logrados en esta asignatura, a través de las competencias correspondientes, pueden utilizarse en múltiples situaciones y enriquecer la perspectiva de los alumnos sobre sí mismos y el mundo en que viven.
Por lo tanto, la Formación Cívica y Ética en la escuela primaria marca las pautas para propiciar una formación en valores que tiene un mayor impacto cuando se lleva a la práctica en los hechos cotidianos de la vida de los educandos, con un debido seguimiento, mientras se contextualiza el contenido para generar un mayor impacto.
El docente tiene la responsabilidad de crear los ambientes necesarios para lograr que los alumnos adquieran una educación en valores, desarrollando aprendizajes y experiencias relacionados con los derechos y las responsabilidades que tienen como ciudadanos, por ello es necesario que los docentes generen prácticas desde edades tempranas donde los alumnos desarrollen la capacidad de reflexionar sobre el significado de sus actos, teniendo pleno conocimiento de sus derechos y responsabilidades, para que en el futuro sean capaces de ejercer plenamente en la práctica sus conductas democráticas. Es decir, es necesario que el docente posibilite espacios educativos para que los alumnos logren adquirir las competencias para la vida democrática.
A partir del análisis anterior es notable que el referente principal de las perspectivas para la formación de ciudadanos democráticos son las escuelas, el papel que se la ha asignado a la formación ciudadana ha variado en función de las relaciones de poder en cada momento histórico.
“La clave está, entonces, en identificar aquellos modelos y propuestas concretas que comparten el fin educativo de formar ciudadanos para vivir en democracia desde una concepción de ciudadanía activa y responsable, reconocen que en los procesos educativos está de por medio la dignidad humana y encuentran en los derechos fundamentales un horizonte moral obligado.” (González & Corvera, 2010) Por lo que, la educación moral implica el desarrollo de la capacidad de los alumnos para pensar y actuar de manera autónoma desde parámetros de justicia y equidad, aspectos que son de suma importancia para una sociedad justa y pacífica.
En específico, la formación para la ciudadanía permite formar individuos que, a partir de ejercer plenamente sus derechos y las responsabilidades asociadas, participen activamente y de manera efectiva en la vida pública, preparándolos para ser futuros ciudadanos capaces de participar de manera consciente en la sociedad democrática. Para ello, la educación que pretende formar individuos para una vida democrática debe promover el desarrollo de las capacidades de intervención efectiva de los ciudadanos en la vida pública a través de mecanismos de participación democrática.
En México, “… la educación básica requiere favorecer condiciones y experiencias que estimulen el sentido de responsabilidad social de los educandos, al tiempo que les proporcionen herramientas para conformarse como personas autónomas y responsables.” (Secretaría de Educación Pública, 2008, pág. 5) Como se mencionó anteriormente, la Formación Cívica y Ética promueve el establecimiento y la
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