Creencia y conocimiento

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conocimiento científico en los desarrollos tecnológicos y los contextos sociales en los cuales fue generado. Para comenzar, hay que resaltar que las nuevas tecnologías como artefactos, máquinas y estructuras “pueden ser juzgadas adecuadamente no sólo por su contribución a la eficiencia y productividad y por sus efectos secundarios ambientales positivos y negativos, sino también por la manera en que pueden encarnar formas específicas de poder y autoridad” (Winner, 1987). Esto quiere decir que las tecnologías han estado presentes en diferentes formas del ejercicio del poder. Algunos ejemplos de ello fueron el avance de las comunicaciones y la encriptación en la segunda guerra mundial mediante el uso de diferentes dispositivos y el uso del televisor como una forma de promocionar de mejor manera propaganda política de campañas electorales. De esta forma, es evidente que las “tecnologías pueden ser utilizadas de manera que incrementen el poder, la autoridad y el privilegio de unos sobre otros” (Winner, 1987).

De acuerdo a lo anterior, dichos avances o desarrollos tecnológicos dependen no sólo del diseño para resolver un problema presentado, sino también del contexto social en el cual se presentan intereses de ciertos individuos o instituciones. Para comprender lo anterior, se pueden mencionar dos ejemplos que Winner menciona en su texto: La cosechadora de tomates, artefacto perfeccionado desde la década de los 40 hasta la actualidad, y las autopistas creadas por Robert Moses desde 1920 a 1970 de Nueva York a Long Island. Si se analizan dichos ejemplos desde un punto de vista netamente ingenieril, sin tener en cuenta ningún contexto social, se puede decir que el desarrollo de estas tecnologías cumplió de manera efectiva el objetivo planteado por cada una de ellas: La cosechadora de tomates era más eficiente, más productiva y reducía costos; las autopistas significaban nuevas vías que conectaban Long Island con Nueva York. No obstante, al analizar las invenciones desde un punto de vista social, se puede decir que hay una correlación directa entre las circunstancias sociales de su desarrollo y su utilización. En el caso de la cosechadora, la implementación de máquinas en el sector agrícola redujo considerablemente el número de trabajadores, lo cual causó que se eliminaran más de 32000 empleos en la industria del tomate para finales de la década de los 70 (Winner, 1987). En el caso de Moses, las autopistas poseen pasos elevados de baja altura, de tal manera que solo los automóviles pueden transitar por dichas autopistas mientras que los autobuses, usados en transporte público, no pueden lograrlo. Este particular diseño es el reflejo de la inclinación clasista y el prejuicio racial de Moses debido a que únicamente las personas que poseían automóviles (clase media y alta) eran libres de utilizar las vías. Por otro lado, las clases bajas y los afroamericanos, quienes usualmente utilizaban el transporte público, no podrían acceder a los diferentes parques y playas de Long Island debido a que los autobuses no podían atravesar los pasos elevados (Winner, 1987). Con base en esto, es evidente que, tanto el diseño fue determinado por una circunstancia social gracias a una ideología como el racismo en el caso de Moses, como el diseño determinó una circunstancia como es el aumento del desempleo en el caso del desarrollo de la cosechadora.

En conclusión, se puede decir que creencia y conocimiento científico no son conceptos separados el uno del otro, ya que a lo largo de la historia se ha venido generando ciertos modelos científicos que requieren de cierta creencia para que estos se concreten como conocimiento verdadero, debido a que en algunos casos estos no son físicamente perceptibles. De igual manera, se puede concluir que la ciencia tiene una relación directa con el poder, ya que la realización o desarrollo de nuevas tecnologías y artefactos a partir de modelos científicos pueden ser tanto el resultado de diferentes situaciones sociales como el generador de estas. De esta forma, se puede decir que la invención de nuevos artefactos tiene dos características inherentes: una característica ingenieril, en la cual el dispositivo se diseña exclusivamente para resolver un tema en los asuntos de una comunidad particular, y una característica social, en la cual los artefactos desarrollados por el hombre parecen requerir o ser compatibles con tipos particulares de relaciones políticas (Winner, 1987). De este modo, la invención de nuevas tecnologías no existen en un contexto apolítico y neutral tal como y como lo difunde la historia tradicional, sino que participan de manera activa en el ejercicio del poder, de tal manera que incrementan el privilegio y la autoridad de unos individuos sobre otros.

Bibliografía

- Olarte, M. N. (1995). Poder y conocimiento científico: nuevas tendencias en historiografía de la ciencia. Historia Crítica, 3-14.

- Winner, L. (1987). La ballena y el reactor: Una búsqueda de los límites en la era de la alta tecnología. Chicago: Gedisa.