De la cabeza a la cola.

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Mientras muchas especies perecían los lobos y los humanos se volvían cada vez más exitosos y se extendían por la mayor parte del globo adaptándose a los inclementes cambios climáticos, pero hace unos 40.000 años las comunidades humanas empezaron a abandonar la vida nómada y decidieron asentarse en algunos territorios, lo cual generó que clanes humanos y manadas de lobos compartieran mucho más tiempo en las cercanías de unos y otros. Los seres humanos mantenían el patrón de cazadores/recolectores pero siempre regresaban al mismo lugar para descansar y alimentarse, guardaban los alimentos y adquirieron una costumbre que pudo causar que algunos lobos cedieran al hambre y la curiosidad y se acercaran a los asentamientos humanos permanentes, acumulaban restos de comida a las afueras de las aldeas.

En otras palabras, el lobo se domesticó a sí mismo, permaneciendo todo el tiempo al margen de las aldeas el ser humano notó que no eran un riesgo y le permitió deambular libremente, quizás encariñándose con uno y otro, dándoles mejores trozos de comida, acariciándolos, el lobo lentamente asume que el hombre es el alfa de su manada. En esto consiste la teoría de Raymond y Lorna Coppinger, según la cual fueron los mismos perros los que se sometieron al proceso de domesticación.

Imaginemos a una loba en un avanzado estado de gestación buscando un lugar propicio para dar a luz, llueve y hace frio, no tiene tiempo de regresar al cubil de su manada o no pertenece a ninguna manada, está acostumbrada a patrullar los límites del asentamiento humano y nota que estos se resguardan bajo construcciones de huesos y piel o incluso madera del clima, se llena de valor e ingresa ante la mirada de todos a una tienda cerca del fuego y procede a su labor de parto. Una vez allí no se moverá hasta que los cachorros puedan explorar el mundo por si mismos, ella y toda la camada son adoptados por el clan, los cachorros se acostumbren al olor y sonido de las personas desde incluso antes de abrir los ojos, en su mente esa es su manada, su madre y esos benefactores que les miman y dan comida, que juegan con ellos. Son físicamente idénticos a cualquier camada de lobos pero ya fueron socializados desde temprana edad al clan humano.

Si un fenómeno como este ocurrió una sola vez o en paralelo en varias comunidades humanas en distintas partes del mundo se debate hasta nuestros días, las pruebas genéticas parecen indicar que todos los perros provienen de una sola camada, pero es posible que se repitiera el proceso de inserción varias veces y en distintas épocas, hace ya 15.000 años formaban parte integral y en muchos casos fundamental de las comunidades humanas antes de que cruzaran el estrecho de Bering, tal vez ya halaban trineos para los primeros humanos y fueron fundamentales en la ocupación de las américas. Sabemos que prácticamente no existe un solo grupo humano que no conviviera con perros sin importar que tan lejos llegaran, todas las comunidades primitivas compartían su vida con perros. Estos canes diferían ya bastante de sus ancestros, pesaban una cuarta parte, algunos tenían orejas caídas, el mando de pelo podía ser manchado o unicolor y tenían una serie de secuelas de la domesticación. Al no necesitar procurarse ellos mismos el alimento presentaron cambios en su configuración anatómica, sus dientes se redujeron al no necesitar grandes dientes caninos para matar a sus presas al igual que sus fauces y su cráneo en general se redujo un 20 %, incluso el tamaño de su cerebro se redujo notablemente dado que no tenían que resolver problemas complejos para sobrevivir, estos perros naturales por llamarlos de algún modo, son encontrados hoy día en asentamientos humanos antiguos como grupos indígenas de Sudamérica o Asia y en las grandes ciudades, lo que conocemos como perros criollos, se da luego de que perros de distintas razas se cruzan entre sí, eventualmente pierden los rasgos característicos y retornan a la forma de perro común. Otra característica que separa perros de lobos es la comunicación vocal, aunque tanto perros como lobos pueden ladrar, los primeros lo emplean como método predominante.

El ladrido es poco práctico para la cacería, es por eso que se considera poco probable que los perros se domesticaran para la caza, pues un perro que de ladridos alegres al acechar a su presa tiene mínimas probabilidades de sorprender a su presa. Es más acertado decir que el ladrido surgió como método para alertar a sus compañeros humanos si había algún peligro cercano o para disuadir animales de acercarse a la aldea.Un cachorro que proviene de varias generaciones de perros de la calle no se diferenciaría mucho de uno que creció en una tribu de Nueva Guinea, por lo tanto ¿Cuanto tardaron los perros en perder sus características lupinas?

Antiguamente se creyó que ese proceso de adaptación tomo cientos o miles de años, pero un experimento ideado por el genetista ruso Dmitry K. Belyaev basado en algo que Darcy Morey plantea como factor común en la domesticación de animales, la pedomorfosis, una retención de rasgos juveniles en ejemplares adultos. Belyaev se propuso domesticar a una especie que hasta el momento no había sido domada, el zorro gris. Utilizando los zorros de una granja para la peletería reprodujo solo a los ejemplares más dóciles. Como la conducta tiene raíces biológicas, al seleccionar docilidad en vez de agresividad estaríamos también seleccionando unos cambios fisiológicos en sistemas que gobiernan las hormonas y la neuroquímica corporal. Al repetir el proceso podríamos observar de primera mano estos cambios fisiológicos, morfológicos y conductuales. Esta investigación se lleva a cabo desde los años 50 y ha dado como resultado no solo animales más dóciles y que se relacionan bien con los seres humanos, han adquirido características físicas muy distintas a la de un zorro gris silvestre:

- Manchas blancas en la piel

- Pelo ondulado o rizado

- Cola enrollada o redondeada hacia arriba ( como en muchas razas de perros)

- Colas más cortas, con menos vértebras

- Orejas caídas (suele ser una característica de los recién nacidos)

- Los animales podían criar dos veces al año en vez de una sola como los salvajes.

Esto comprueba que el cambio de lobo a perro no debió tomar más de un siglo pero no explica como los perros pueden separarse en razas tan distintas proviniendo de un antepasado común, esto llego a confundir incluso a Charles Darwin el cual sugirió que los perros descendían de lobos, chacales y zorros. Hoy día mediante el análisis genéticos logramos