Desarrollo comportamental en mamiferos.
Enviado por Rebecca • 28 de Junio de 2018 • 1.438 Palabras (6 Páginas) • 504 Visitas
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Para algunos mamíferos, una de las funciones principales del juego es relacionado con el entrenamiento físico. En otros, como los lobos, el juego está relacionado con el desarrollo de un complejo sistema de organización social. Otra función más sutil del juego es fomentar el desarrollo de las capacidades cognitivas como lo chimpancés, ellos consiguen aprender utilidades de formas diversas dependiendo del ambiente, tales como, perseguirse entre ellos, montarse unos a otros, revolcarse, hacerse cosquillas y simular peleas.
El juego aporta ciertos costes, además de todo este beneficio. Puede reducir el nivel de vigilancia de los jóvenes haciéndolos más vulnerables a la prelación. El riesgo de ser atacado por un depredador difiere demasiado entre especies ya que a la larga ha influido sobre la evolución de este último comportamiento.
El Vínculo Materno Filial
El vínculo materno-filial es el vínculo social primordial entre individuos de la misma especie, definiendo como vínculos sociales a aquellas relaciones afectivas entre individuos, para las cuales los mismos presentan comportamientos con motivación propia, tendientes a propiciar la proximidad y la cohesión del grupo. La formación de vínculos sociales estrechos resulta esencial para el bienestar de los individuos de especies animales sociales.
El comportamiento social de los mamíferos hace referencia a la relación paterno-filial de los progenitores hacia sus crías. En algunas especies de mamíferos, como es el caso de los primates, esta relación es muy perdurable en el tiempo, en otras, las relaciones afectivas en el entorno reproductivo tienen una duración menor, como es el caso de los roedores.
En mamíferos, la supervivencia de la progenie es una etapa crítica de la reproducción, ya que determina el éxito reproductivo de los padres; asimismo, la expresión adecuada de la conducta materna adquiere importancia porque el recién nacido depende totalmente de la madre para su alimentación. En las hembras de cualquier especie existen varios elementos conductuales que caracterizan la conducta materna, en el caso de la oveja, la reducción de la conducta gregaria y el aislamiento del rebaño antes del parto forman parte de este perfil. Este aislamiento del grupo facilita el reconocimiento y el rápido establecimiento del vínculo selectivo madre–cría, lo cual representa el elemento propio de la conducta materna en la oveja.
La lactancia constituye una inversión energética muy alta para la madre y para la supervivencia de la cría. Por este motivo se habla generalmente que el cuidado depende exclusivamente de la madre. Existen como los lobos o leones los cuales el cuidado lo distribuyen en todos los miembros de la familia de esta manera la lactancia no es exclusiva.
El rol activo en el acercamiento materno-filial lo tiene, en un primer momento, la madre, a partir del reconocimiento olfativo de la cría que se produce inmediatamente después del parto, facilitado por ciertos neurotransmisores y por ciertas “señales” expresadas por la cría, tales como las vocalizaciones de llamado (gemidos, llanto) y movimientos de reptación. Posteriormente, durante la etapa de transición, la cría asume también un rol activo, reconociendo a su madre (también a sus hermanos y al nido), y desarrollando las conductas de acercamiento, con el objetivo de mantener la proximidad con su madre.
Relacionado con este vínculo entre la hembra y su cría, existe un proceso biológico llamado apego, que puede definirse como la capacidad emocional y conductual de formar un vínculo único, selectivo y duradero de la madre hacia su cría y viceversa. Parte de la conducta de apego se basa en el proceso de impronta, que es una forma primitiva de aprendizaje, a través de la cual los animales aprenden a reconocer, aproximarse y seguir al primer objeto relativamente grande, cercano y con determinada morfología, que ven en movimiento en su proximidad.
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