Diario de un policía, versión beta.
Enviado por mondoro • 30 de Diciembre de 2018 • 2.855 Palabras (12 Páginas) • 367 Visitas
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3 de mayo de 1909, Buenos aires, Argentina.
Querido diario:
Hoy fui a trabajar, me desperté a las cinco y media de la mañana, me enjuague la cara, prepare mi desayuno, pan con miel y café, dos huevos, jugo de naranja, otra taza de café, me levanté de la silla, una vez de pie miré la maceta de arcilla que se postraba en la ventana que ve hacia la montaña, guarda la hermosa planta de flores blancas que mi madre me regalo cuando me mude, sostuve la mirada por unos treinta segundos y… rompí en llanto.
Parecía un día normal en la estación, y yo me sentía lejano, como si no perteneciera a ese lugar, la casa de la justicia, fue como si jamás hubiera pertenecido. Me acerque a la puerta, puse mi mano en la agarradera, estaba temblando, y jale, recordé que la puerta se empuja ¿cómo pude olvidar eso? Entré titubeando y cuando llegué a recepción y vi a Martina, pero por alguna razón en ese momento no pude recordad su nombre así que solo asentí con la cabeza y me dispuse entrar a la oficina, tome el pomo de la puerta y me detuve un momento, me di la vuelta y tome un dulce de menta que tienen la recepción, Martina me miro de manera muy extraña, pero lo ignore, abrí rápido el dulce, lo metí a mi boca y entre sin pensarlo a la oficina. Todos me miraron durante un rato en silencio, después cada quien siguió con sus cosas, fui al fondo de la oficina y entre a la sala común, ahí saludé a mis compañeros bebimos café hablamos un rato, pero sé que en realidad la tensión era inmensa, cuando los miraba a los ojos podía ver su preocupación por mí, sus ganas de preguntar cómo estaba y que había sucedido, pero solo callamos.
Después fui a la oficina del capitán y él se veía tan tranquilo como siempre, pregunto en voz baja ¿cómo estás? que se suponía que debía contestar, decirle lo mal que me sentía, cuanto había llorado y el terror que invade mi mente en todo momento, pero me limité a decir “bien”. Me miró como si el supiera todo, pero siguió revisando sus archivos. Platicamos un rato sobre un acenso, la posibilidad de que ingrese a las fuerzas especiales, le dije la verdad, que no estoy seguro de pertenecer a ellos, solo los acompañe una vez y todo lo que paso casi acaba conmigo, estuve con ellos y asesine a un chico.
Me platico que cuando ingresó también sufrió cuando asesinó a una persona, pero la mejor manera de curar ese dolor es matar a otros o mínimo herirlos, que no es volverte frío es saber hacer lo necesario, me trato de convencer diciendo que yo era la clase de persona que hacía lo necesario, que no tenía que sentirme mal,
-asesinaste a una escoria inútil para la sociedad que solo busca el caos en nuestra nación y no podemos darnos el lujo de esperar su ataque y después juzgarlos, hay que acabar con ellos antes de que actúen -dijo sin dudar, veía en sus ojos odio mezclado con su superioridad en el poder, de cierta forma me convenció porque realmente puede ser útil la eliminación, pero no sé si realmente asesine una persona mala, yo solo conocí en una tarjeta llena de sangre a un estudiante.
Me dio el resto del día y la mañana del siguiente para pensarlo, y aun no sé qué responder, me quedan menos de nueve horas para comunicar mi rechazo o mi aceptación y mi mente es un caos, supongo que tan solo debo dormir.
4 de mayo de 1909, Buenos aires, Argentina.
Querido diario:
Después de pensarlo mucho tiempo decidí aceptar la propuesta del capitán, su mirada era alegre, pero fue como si el supiera que iba a aceptar como si en realidad desde un principio yo hubiera dicho que sí, fue un momento extraño pero después de eso comenzamos el trámite, a decir verdad fue muy rápido, tanto que ese mismo día comencé.
Había una manifestación en la morgue donde yacían los cuerpos de hace tres días, exigían su sepelio pero según el capitán aún se tenían que examinar los cuerpos, el problema de negar la petición es que ocasionó un nuevo conflicto entre los manifestantes y nosotros, nos atacaron con distintos objetos, yo no me dispuse a golpear a alguien solo intenté contenerlos, el problema, para mí, fue cuando un rostro, que aparecía y desaparecía entre la multitud, me miraba fijamente, lo pensé un rato tratando de recordar y si era él, no había duda, era aquel chico el que me veía entre la masa corriendo aquel día mientras revisaba a Salvatore, nos vimos fijamente un momento pero nunca le di importancia, pero era él y me miraba con el mismo odio de aquel día, así que decidí retirarme.
Caminaba hacia los estantes donde guardan las porras y ahí estaba el capitán, le platiqué lo que sucedió y me dio el permiso de retirarme y vine a casa pensando en ese chico, tal vez conocía a Salvatore, habrán sido hermanos, amigos o solo dos sujetos que nunca se habían visto en sus vidas pero sus ideales los unían con una fuerza inmensa, y por eso el lucharía en su memoria sin siquiera conocerlo, en realidad no lo sabía, jamás creí que algo como esto sucedería y yo ya no sabía si tenía algún ideal, solo recuerdo que alguna vez lo que más quería era ayudar a las personas, ahora no se si las ayudo y si tengo los mismos deséos, no sé qué me ha ocurrido.
5 de mayo de 1909, Buenos aires, Argentina.
Querido diario:
Hoy fue un día tranquilo, no hubo caos en las marchas y tampoco amenazas de atentados. Lo extraño sucedió casi cuando terminábamos el turno en la estación, había una junta en la sala de reuniones, cuando terminó, después de casi dos horas, me acerqué al capitán para preguntarle sobre la junta, de que estaban hablando y se delimitó a responder modestamente -hablamos sobre la respuesta a los problemas, la idea es simple, hacer que las personas comiencen a detestar a todos esos anarquistas y socialistas, tenemos el plan ideal y creo que podrías ayudarnos pero ya es tarde, mañana te hablare del plan por ahora descansa, si aceptas necesitaras energía para hacer lo necesario.
No sé qué tenga en mente el capitán pero no creo que sea algo muy agradable, ya hice lo necesario una vez y no fue muy bueno para mi aunque para el capitán fue algo muy bueno, no sé qué tengan en mente pero por el momento no quiero ser parte, pero, yo nunca me lié con la política, y ahora se me ocurre hacerlo, pero como saber si estoy bien y mal, leí que la historia no habla del bien y el mal solo del hombre luchando contra su lado más salvaje, no sé qué sucederá pero ahora tan solo quiero descansar.
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