Discriminación y racismo.
Enviado por klimbo3445 • 26 de Abril de 2018 • 3.350 Palabras (14 Páginas) • 352 Visitas
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Solo un gran artista podía fijar en el papel la imagen de un gallo de insuperable hermosura.
Se le encomendó la tarea de un artista del palacio, pero su dibujo no agrado al emperador. Uno a uno, los artistas de la corte presentaron sus trabajos, pero todos fueron rechazados.
Llego a oídos del emperador la existencia, en una provincia lejana, de un anciano pintor, famoso tanto por su maestría como por su modestia. Se le invito al palacio para comunicarle el deseo de Tsu Chu.
Huang Ti dijo que aceptaba el honroso encargo de su alteza imperial, que tantos y tan grandes maestros no habían podido satisfacer, con una sola y humilde condición: que le concedieran cinco años para presentar su obra.
Su alteza el señor imperial acepto la condición, aunque pensó que se originaba en el temor de Huang Ti de no poder cumplir con lo encomendado.
Pasaron cinco años… cuando su majestad serenísima supo que había llegado el día, se presentó con su cortejo en casa de Huang Ti. El artista tomo un pincel, tinta y un papel blanco y, ante la mirada del emperador, efectuó tres suaves y brevísimos trazos, de los cuales surgió el gallo, que permanecería
Para siempre en la morada imperial… casi se percibió la cólera en voz del emperador.
-Huang Ti, aunque tu dibujo es incomparable, cinco años hiciste esperar a mi deseo, cuando podías hacer el dibujo en tan solo un instante… el anciano artista rogo humildemente al emperador que lo siguiera al cuarto vecino. Ahí en el suelo, sobre la mesa y en las paredes, se hallaban amontonados cientos y cientos de dibujos de gallos.
-Su majestad- dijo Huang ti-, cinco años necesito mi brazo para encontrar los pocos trazos necesarios para dibujar un gallo….
-En eso te equivocas, maestro –dijo Tsu Chu-, no has dibujado un gallo, has dibujado el gallo.
Así fue como Huang Ti recibió todos los honores dignos de un gran artista del imperio.
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Historia
Un día fui a una fiesta, estábamos jugando y bailando. Después de un rato todos empezaron a irse, yo también decidí retirarme, al salir observe que a una señora se le cayó el monedero, yo lo levante y vi que traía mil pesos, no sabía si dárselo o quedármelo, la alcance y se lo devolví: la señora me dio las gracias y yo regrese a casa tranquila.
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Los siete caballeros de colores
Érase una vez hace muchos años, que en el Reino de los Colores había Siete Caballeros: el rojo, el anaranjado, el amarillo, el verde, el azul, el añil y el violeta. Todos eran valientes y osados y estaban muy orgullosos de su color.
El Caballero Rojo decía muy satisfecho:
-Mi color es el más bonito. Mirad el fuego, las cerezas y las fresas, y aquellas rosas rojas que parecen una llama viva. La vida es roja como unos labios para besar.
El Caballero Anaranjado le replicaba siempre:
-Si pero el rojo es color de la sangre, de la guerra. Sin embargo, el mío es el color de las naranjas y las mandarinas, y de las nubes cuando se pone el sol y el aire todavía es tibio. Es un color suave, e incluso parece que huele bien.
Enseguida se entrometía el Caballero Amarillo:
-¡Que falsedad! Yo si soy hermoso: mirad el sol, el oro, los limones, la miel y muchas de las flores del campo. Hasta las hojas de los árboles en otoño se vuelven amarillas, como si tuvieran envidia de las flores.
Entonces, el Caballero Verde rompía a reír:
-Vamos, vamos! Las hojas en otoño amarillean porque están a punto de morir. Cuando las plantas y los arboles están fuertes y jóvenes, sus hojas son verdes. Mirad los montes, las praderas y los bosques. El mundo es verde cuando está vivo.
Pero el Caballero Azul gritaba:
-¿Qué disparate acabo de oír? Si de algún color es el mundo, ese es azul. Mirad el mar intenso, los lagos y los ríos. Y el cielo: una inmensa bóveda azul, un espacio infinito de color azul. Azul marino para el agua y azul celeste para el cielo.
El Caballero Añil, callado hasta entonces, decía con un tono presumido:
-Pero, ¿de qué color son las montañas cuando las miramos en la lejanía a media tarde, cuando el sol les da de soslayo? Son de color añil, como el vino y la uva madura, y como las ciruelas, las moras y los higos, más dulce que la miel. El color añil es serio solemne y magnifico.
Para terminar decía el Caballero Violeta:
-A ver, ¿Cuál es la flor más perfumada y más delicada del bosque? Naturalmente la violeta. Y ¿el color de muchas piedras preciosas del corazón de la tierra? El violeta es un color lleno de sentimientos, de emoción, el cielo en el crepúsculo, el sonido de terciopelo que producen violines. Solo el nombre de violeta, ya es pura poesía.
-Y cada uno de ellos se pasaba horas en el espejo contemplando los reflejos de su color, porque todos se creían el mejor y solo veían defectos en los demás.
-Un día, el Rey Blanco y Negro, que era el señor de los siete caballeros, acompañado de la Reina Rosa, los llamo y les dijo:
-Amados y valientes caballeros de colores, empiezo a estar un poco harto de vuestras peleas y de vuestras vanidades. Yo, os mando y ordeno que en adelante vayáis siempre juntos y no discutáis por vuestras diferencias. Es verdad que somos diferentes, pero… ¡Que aburrido si todo fuera igual!
Y continúo:
-Mirad: pronto se casara mi hija la Princesa Rosa-Blanca, y quiero decorar la portada de mi palacio con el adorno más bello que nadie haya visto jamás. Os dejo en vuestras manos la tarea, caballeros de colores.
Cada caballero empezó a pensar como contentar al rey y solo se les ocurría adornar el palacio con un gran arco de color.
Entonces
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