EL IMPACTO DE LA EVOLUCIÓN FINANCIERA EN LAS INDUSTRIAS PARA PROMOVER EL DESARROLLO SOSTENIBLE Y LA MITIGACIÓN DEL CAMBIO CLIMÁTICO
Enviado por poland6525 • 12 de Diciembre de 2018 • 5.425 Palabras (22 Páginas) • 453 Visitas
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Pero como lo dijo el escritor italiano Fosco Maraini (1998), “Hecha la ley, hecha la trampa”. La emisión de bonos de carbono no contaba con un sistema de regularización adecuada, es decir una de las mayores dificultades por la cual se pasaba era la de verificar el cumplimiento. Es decir no es suficiente declarar la captura o la no emisión de carbono, sino que la empresa debía demostrar que ese carbono no emitido es adicional al que iba a dejar de emitir de todos modos, es como si quisieras cobrar por la energía eléctrica ahorrada en tu casa por las noches. Y la preocupación no solo es esa, sino lograr que ese carbono atrapado no vuelva a ver la luz de sol, es decir que no regrese a la atmosfera otra vez (sería como devolver el pez al mar para poder pescarlo varias veces), tratando también que la empresa no emita ese carbono por otro lado simulando la no emisión.
Como se pudieron dar cuenta concientizar a la mayoría es una tarea complicada, evitar que la protección del medio ambiente se vea envuelto en el mercado negro en donde lo único que se busca es lucrar con la situación sin importar el riesgo que esto implica y las consecuencias que traería en un futuro.
Los ingenieros como grandes impulsadores de mejora y optimización, tienen bajo sus hombros esta gran responsabilidad, aportando a la mitigación de riesgos ambientales. Es por ello que haciendo mención a los ingenieros industriales, agentes articuladores de sociedad-empresa, teniendo contacto directo con prácticas como justo a tiempo, kanban, manufactura esbelta, seis sigma, Kaizen y todas aquellas que buscan la optimización de estos recursos generando valor agregado al cliente disminuyendo los tiempos de entrega, y, de igual manera, un valor agregado a las compañías aumentando la capacidad de producción a menores costos; deben, ahora más que nunca, enfocarse en dar un valor agregado al medio ambiente mediante la reducción de desperdicios, con un adecuado plan financiero de por medio, lograr exponer su uso a manera de impacto positivo utilizándose en beneficio del planeta sin hacer discriminación de las mismas, ya que como se ha explicado, los ingenieros industriales forman parte activa e importante de la conservación ambiental.
Estos objetivos comunes han ido evolucionando año a año hasta convertirse en una tendencia dirigida a incrementar las actividades en incorporar nuevos criterios ambientales. Tales criterios son alineados a formar proyectos de energías renovables, reduciendo el uso excesivo de recursos no renovables como lo son el petróleo, el gas natural y el carbón, usado mayormente para generar energía eléctrica. Estos proyectos, iniciativas en esa época del sector privado, generaban más discusiones en torno al papel que el sector financiero debía asumir en el desarrollo sostenible junto con las oportunidades y riesgos que esto representara.
En el año 2003, muchas instituciones financieras de todo el mundo se iban dando cuenta de que si optimizan su desempeño ambiental podían mejorar la eficiencia, disminuir el riesgo, reducir los costos y satisfacer mejor las necesidades de sus accionistas y de las sociedades para las que trabajan. Mientras tanto, el sector financiero de América Latina iba recién comenzando a mostrar la tendencia de asumir un papel proactivo en la mejora de su desempeño ambiental y social. Sin embargo, todavía era necesario promover una mayor comprensión sobre el papel que jugaban las instituciones financieras en el desarrollo sostenible y, por lo tanto, una visión de los riesgos y oportunidades de asumir este reto.
El sector financiero fue poco a poco relacionándose con temas ambientales. Sin embargo, no podían dejar de enfatizar los riesgos contingentes que enfrentaba el sector bancario en relación a los pasivos ambientales y sociales. Se vivieron inclusive experiencias negativas por parte del sector financiero europeo y norteamericano como evidencia que este tipo de riesgos, todo ello combinado con cambios en las regulaciones locales, llevaron a la gran mayoría de las instituciones financieras de países desarrollados a incorporar los programas de análisis de riesgos ambientales/sociales, estos programas implementaban metodologías de evaluación de riesgo para diferenciar el costo crediticio de las empresas por su perfil de exposición a este riesgo, usando medidas cuantitativas de medición que se reflejen en el costo del capital invertido.
Si bien no podemos negar que la relación entre la actividad bancaria y el medio ambiente era de alguna manera indirecta, radicando dicha relación en los efectos que puedan tener o no los proyectos, que aquella financia, sobre el medio ambiente. Y los impactos ambientales pueden afectar de forma importante el perfil de riesgo y la rentabilidad de los proyectos y repercutir finalmente en la capacidad de pago de las empresas que los ejecutan. Pero sin embargo era muy necesario cambiar esa mentalidad, hacerles entender a las instituciones financieras que los temas ambientales y sociales no eran símbolo de riesgo ni de poco rendimiento, pues cada vez había mayor transparencia en la información y presión de los medios de comunicación sobre los efectos ambientales y sociales de las actividades financiadas.
Las instituciones financieras que ignoraban los riesgos ambientales y sociales debían resignarse a administrar carteras con alto índice de incertidumbre que aquellas que incorporen criterios apropiados en su análisis de crédito.
Los aspectos ambientales y sociales tienen una gran influencia en cada variable de la valoración de una empresa, ya sea a través del impacto en los costos (eficiencia energética, reducción de uso de materiales, reducción de toxicidad), los ingresos (nuevos productos, nuevos mercados, acceso a mejores precios), los riesgos (regulatorio, de contaminación del sitio o imagen) y el costo de capital (reducido a través del acceso a líneas de crédito especiales, mejor imagen de la compañía e inversiones de capital de riesgo en el caso de nuevos sectores). Por esta razón, las instituciones empezaron a trabajar directamente con organismos multilaterales de desarrollo como el Banco Mundial (BM), el IFC (Corporación Financiera Internacional, brazo privado del BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina). Estas instituciones fueron implementando sistemas de gestión ambiental y social en sus análisis de riesgo.
Ahora hablando a nivel de empresa, si una corporación empieza a descuidar el medio ambiente y a afectar el ecosistema de las comunidades en las que opera, ello seguramente generará un fuerte descontento y desaprobación social, y repercutirá negativamente en la capacidad de pago de la empresa cuando ésta sea objeto de multas,
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