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EL NUEVO CONTEXTO PARA UNA ESTRATEGIA COLOMBIANA DE POLÍTICA EXTERIOR

Enviado por   •  13 de Junio de 2018  •  8.724 Palabras (35 Páginas)  •  458 Visitas

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Existen otros temas y preocupaciones importantes, además de las prioridades geográficas: A propósito del tema migratorio, los últimos años muestran evidencia de alguna atención por parte del Estado colombiano, a sus emigrantes ubicados en el extranjero, y que conforman aproximadamente 10% de la población del país. Un asunto adicional es la necesidad de tener por lo menos estadísticas confiables sobre las remesas financieras que los colombianos residentes en el exterior envían a Colombia. Esas remesas han venido disminuyendo desde Noviembre de 2008, pero continúan siendo un rubro importante en nuestro ingreso de divisas. En cuanto a drogas y delitos conexos, existen lamentablemente hoy, casi tantas hectáreas sembradas como hace una década, incluso con mayor rendimiento por hectárea; el flujo de las drogas propiamente dichas hacia el exterior es mayor. En buena medida ha faltado la realización en la práctica, de los compromisos de algunos de los países desarrollados, para implementar políticas apropiadas de prevención, educación y control en sus propios territorios; han asumido al parecer que el asunto se combate en los países andinos o en México, pero han olvidado sus propias responsabilidades en el control del consumo, el lavado y la exportación de precursores químicos. Por su parte, en los temas medio-ambientales, los avances son limitados, y en algunos puntos han existido retrocesos. Colombia participa de la Agenda global con sus ventajas y desventajas. El calentamiento global terminará afectando las zonas de páramos y por ende nuestras cuencas hidrográficas, a más de las zonas costeras; incide negativamente en situaciones extremas como las sequías e inundaciones, así como en la mayor cantidad de tempestades del Caribe. Por otra parte, la deforestación es uno de los grandes problemas de Colombia, y por ese motivo figuramos entre los países del mundo que mayormente El contribuyen a la contaminación ambiental (por desaparición de las zonas de bosque). Por otra parte, lo ambiental ha perdido importancia en el aparato del Estado colombiano, y se encuentra ahora sujeto a los requerimientos del modelo industrial, que no siempre es sostenible “per se”. Y más triste aún, la oficina de asuntos internacionales de Medio Ambiente, prácticamente ha desaparecido, y no ha sido reemplazada por un incremento de su manejo en la Cancillería. Por todo lo anterior, y por los cambios políticos que se avecinan, puede haber llegado el momento de reflexionar sistemáticamente, desde la sociedad civil, sobre las reales condiciones de inserción internacional y de relacionamiento externo del país. En esta dirección se espera impulsar el proceso de reflexión desde una óptica independiente de los intereses particulares o de las políticas imperantes en un momento dado. En efecto, tal reflexión perdería solidez si solo se efectúa desde las prioridades asignadas por los últimos gobiernos, y desde las políticas públicas aplicadas hasta el momento. La política externa colombiana no es ajena a la política interna, pero tampoco lo es a las realidades internacionales de hoy y de los próximos años. Desconocer ese hecho sería proponer un poco más de lo mismo, en una actitud que podría ser vista en el futuro como “autista”. Veamos pues, algunos de los cambios del escenario internacional que pueden tener implicaciones sobre nuestro relacionamiento y margen de maniobra.

III. EL NUEVO CONTEXTO INTERNACIONAL

A. En lo económico:

1) Es necesario diagnosticar en lo referente a Colombia y su entorno, la magnitud real y modalidades de la crisis que se está dando desde Noviembre del año 2008 en los países desarrollados y que ya se está extendiendo a sus sectores productivos y a los países en desarrollo. No se trata posiblemente de una crisis del modelo general del capitalismo, pero lo es de la idea que el mercado se regula por sí mismo y fija las pautas para el resto de la actividad económica. Esa idea ha hecho crisis, y probablemente tenga que ser revisada en las economías de los países desarrollados y con mayor razón de los emergentes. Cabría preguntarse si, siendo consecuentes, pueden establecerse nuevas reglas de juego a nivel también internacional, de tal manera que pueda producirse algún tipo de regulación consensuada, hacia un régimen internacional de nuevo tipo en materia económica, y no solo en la financiera. Esto implicaría no solo ajustes en las reglas de juego o en los procedimientos; llevaría también a plantearse la posibilidad de que el modelo monetario global sea el resultado de una “canasta” de 4 monedas: Dólar, Euro, Yuan y Yen. También a que se incrementen las transacciones entre países en desarrollo, en monedas regionales o en “canastas” de monedas de las regiones. Para América Latina, en especial la del Sur, debería conducir a reflexionar si tiene lógica que las transacciones entre nuestros países se continúen efectuando en monedas de países del mundo desarrollado, con el consiguiente incremento de costos transaccionales. Cabe preguntarse también, cual es el rol que un país como Colombia o los otros países latinoamericanos, puede cumplir en ese contexto.

2) El libre comercio como mecanismo impulsor de parte del crecimiento de los indicadores económicos de la última década, podría tener restricciones temporales que en algunos casos puede llegar a ser importantes. Cabe preguntarse en primer lugar si no existirá una tentación proteccionista en algunos de los miembros de la comunidad mundial, pese a las reiteradas declaraciones que lo niegan; ya se está viendo esa tendencia en algunos países del mundo en desarrollo, y en América Latina, en particular en Venezuela, Ecuador y Bolivia (aun cuando esta última venía en esa dirección desde hace algunos meses). El efecto podría ser doble: Por una parte, una disminución de las compras de productos provenientes del “exterior”, incluyendo a los países vecinos, con los efectos negativos adicionales sobre los ya maltrechos procesos de integración subregionales y sobre el flujo de bienes en general. Y por la otra, un replanteamiento de algunos de los principios que animaron el comienzo de la ronda de Doha, de la OMC. Ello tendría también un impacto en dicho proceso negociador; no es descartable que en algunos aspectos, la liberalización a ultranza de servicios y capitales sufra alguna alteración en los próximos años. Lo anterior puede tener un impacto importante en la realidad comercial internacional de un país como Colombia, restringiendo sus ventas al exterior, y creando tensiones económicas; también debe ser tomado en cuenta en la apreciación de las negociaciones en curso (de Colombia y Perú) con la Unión Europea, o las multilaterales de la Ronda Doha.

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